Ludmila Vinogradoff 30 de noviembre de 2021
@ludmilavino
La
lejía no sirve para blanquear las tiranías. El régimen de Nicolás
Maduro no logró lavarse la cara para obtener la certificación
internacional de las elecciones regionales del pasado domingo 21 para que
le suspendan las sanciones que afectan a su gobierno.
Aunque el chavismo arrasó en los comicios, los resultados oficiales, aún no definitivos, señalan que el chavismo se hizo con 19 de las 23 gobernaciones y la Alcaldía de Caracas, esperando por el recuento de votos de Barinas, el feudo de la familia de Hugo Chávez, que el opositor Freddy Superlano se atribuye la victoria.
Por su
lado a la oposición no le fue tan mal al ganar 123 de las 335 alcaldías. Este
37% es una recuperación y ganancia alentadora pues venía con menos de 30
municipios hasta ahora.
Y es
que a Maduro haber invitado a los observadores de la Unión Europea (UE), de las
Naciones Unidas y del Centro Carter, (en total unos 300 veedores) y del ex
presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, no le ayudó mucho para conseguir la
certificación internacional y con ello la suspensión de las sanciones económicas
que pesan contra su gobierno.
Tampoco
la participación de la oposición, concretamente los partidos de la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), logró legitimar la tiranía madurista. Lo que sí puso
en evidencia es una larga lista de irregularidades, abusos, ventajismos,
atropellos de un sistema electoral viciado y fraudulento, que los observadores
pudieron constatar con sus propios ojos.
Isabel
Dos Santos, jefa de la misión de la UE, concluyó que no había garantías
electorales y en la página nueve de su informe detalla que en tres estados los
candidatos chavistas coaccionaban a los electores con las vacunas anti Covid,
bolsas de alimentos y otras prebendas para que votaran por los candidatos
chavistas.
El
secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó al gobierno de
Maduro de realizar unas elecciones regionales viciadas que "sesgaron el
proceso" para digitar el resultado a favor de su partido. Así, Washington
rechaza los comicios, aún con la presencia de observadores de la Unión Europea.
En contrapartida, la ALBA y los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia
felicitaron al chavismo.
El
primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, criticó con dureza el resultado de
los escrutinios del proceso electoral regional efectuado el pasado domingo 21
de noviembre. Entre otras consideraciones, manifestó que el régimen de Nicolás
Maduro continúa encarcelando y persiguiendo a opositores políticos, supuestos
opositores y miembros de la sociedad civil. Y que se impone una supresión de la
libertad de prensa y una ausencia del Estado de derecho”.
La
comunidad internacional ha dejado en claro que el gobierno interino que dirige
Juan Guaidó continuará en ejercicio hasta que cese la usurpación de Maduro en
el poder, es decir, hasta unas elecciones presidenciales libres, justas y
democráticas.
Por su
lado Rusia salió a defender a Maduro. La ministra de Relaciones Exteriores de
Rusia, Maria Zajárova dijo este jueves que "ciertos países intentan poner
en tela de juicio" la legitimidad de las elecciones municipales y
regionales que se efectuaron en Venezuela el 21 de noviembre.
En su
twitter, la Cancillería de Rusia escribió: «Ciertos países intentan poner en
tela de juicio su legitimidad. Vemos en esto una aspiración políticamente
motivada a desestabilizar la situación en Venezuela».
La
fragmentación de la oposición.
El
promotor principal de la participación de la oposición con la tarjeta MUD fue
el ex gobernador de Miranda, Henrique Capriles. Aclaró que no iban a legitimar
a Maduro sino recuperar los espacios políticos que han sido secuestrados por el
chavismo.
El que
los diferentes grupos de la oposición subieron de 30 a 123 alcaldías (37%) que
comparten la MUD y la Alianza Democrática (una coalición integrada por opositores
que se han aliado a Maduro conocidos por los alacranes) es un gran avance.
En
estas elecciones han aflorado las profundas divisiones que tiene la oposición
venezolana que se pueden agrupar en dos grandes tendencias con sus matices
internos. Los abstencionistas entre moderados como en el caso de Juan Guaidó y
los radicales como María Corina Machado, y los participantes en elecciones como
en el caso de Capriles y la Alianza Democrática integrada por los opositores
aliados de Maduro.
Capriles
señala que nadie es “dueño de la oposición “ fragmentada mientras que Guaidó
afirma que “no es momentos de pelear entre opositores y tampoco de repartir
culpas” pero sí pide respeto a los ciudadanos que fueron a votar el domingo.
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