José López Padrino 19 de febrero de 2013
El
ascenso al poder de la barbarie fachochavista ha traído consigo el caos en
diversas áreas de la vida nacional, pero en especial en el área económica donde
la gestión ha sido un fracaso total. Todos aún recordamos, las afirmaciones del
tte coronel y más recientemente de sus testaferros políticos en cuanto a la
solidez de nuestra economía, y de la fortaleza del Bolívar Fuerte. Pero las
mentiras tienen las piernas cortas y contrariamente a las aseveraciones del
“blindaje de nuestra economía", los hechos se han encargado de desmentir
esas falaces afirmaciones. Al margen de tales aseveraciones goebbelianas el mal
llamado Bolívar Fuerte ha sido devaluado de 4,30 a 6,30 Bs/$. Devaluación
que según los expertos en la materia es insuficiente para corregir la
sobrevaluación acumulada a lo largo del anclaje cambiario, así como para
compensar el déficit existente del gasto público. Además, se eliminó el Sistema
de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (SITME), el cual proveía
entre 15% y 20% de las divisas a un precio de 5.30-5.60 Bs/$.
El
modelo “neoliberal importador” del régimen ha destruido a la producción
agrícola y manufacturera nacional. Modelo que ha sido sustentado en una renta
petrolera, la cual a pesar de los inmensos recursos que ha generado, (106$ el
barril de la cesta venezolana) ya le resulta insuficiente al gobierno para
satisfacer el anarquizado gasto público que ha impulsado en los últimos años.
Recordemos que las exportaciones totales del país ascienden a casi 97 mil
millones de dólares, donde el 95% las produce PDVSA y el sector privado produce
apenas 3 mil millones de dólares.
Esta
nueva devaluación ocurre durante el ejercicio de un régimen que ha recibido
ingresos superiores a los 1.300.00 millones de dólares por concepto de la
renta, que ha aumentado en forma irresponsable sus deudas internas y externas,
y que ha prácticamente hipotecado al capital transnacional a PDVSA. Esta
perversa devaluación ocasionará un impacto inflacionario de un 20%
aproximadamente en sectores prioritarios y de un 80% en el resto de la vida
nacional, y no como lo han indicado los sumisos y eunucos intelectuales del
régimen.
A
pesar de la vocinglería anticapitalista, los cachorros del autoritario han
aplicado una medida de corte neoliberal que lamentablemente producirá un
marcado estancamiento económico, una pérdida del poder adquisitivo y un
encarecimiento de los distintos bienes y servicios. Es decir un mayor
empobrecimiento de los venezolanos. Por la génesis neoliberal de la medida
no es sorpresa alguna que hayan sido los voceros del Fondo Monetario
Internacional (FMI) los primeros en felicitar al régimen por la devaluación
realizada, ni tampoco escuchar a los voceros del régimen, incluyendo a Maduro y
Diosdado utilizar los mismos argumentos esgrimidos por los voceros del FMI para
justificar la medida. Todos, como buenos neoliberales confesos o enmascarados
repiten al unísono: la devaluación promueve las exportaciones y disminuye las
importaciones, y mejora la competitividad. Estamos ante la presencia de
coincidencias coyunturales de un mismo proyecto hegemónico que se expresa o
bien con un rostro sin maquillaje alguno (FMI) o maquillado (revolución
bolivariana). Es la realidad al margen del malabarismo político con que los
fachos pretenden justificar la medida e insistir falazmente en su espíritu
antineoliberal de su proyecto.
Seguramente
esta devaluación será seguida por una segunda, así como de medidas adicionales
como un incremento en el Impuesto al Valor Agrado (IVA), la reclasificación de
productos que reciben el beneficio del dólar oficial, el retorno del Debito
Bancario, etc. todas ellas orientadas a subsanar el déficit fiscal en los
próximos meses por venir.
En nombre
de una supuesta revolución fachobolivariana se impulsa un desbastador empobrecimiento
y una sumisión político-social de los venezolanos.
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