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domingo, 17 de febrero de 2013

Devaluación = inflación impuesto perverso


Escrito por Rómulo E. Lander Hoffmann Sábado, 16 de Febrero de 2013

Sin importar las acciones que acometa un gobierno, el ciudadano de a pie siempre intentara proteger su patrimonio,  es lo lógico, es lo justo. Los genios de cafetín de este desgobierno afirman con el mayor desparpajo, que la devaluación NO tiene porque afectar los precios. Hay que tener Bo…luntad para hacer semejante y disparatada afirmación. Copio textualmente: “El presidente del BCV, Nelson Merentes, explicó que la decisión de devaluar la moneda estuvo influida por el ingreso del país al Mercosur y descartó que tenga un impacto a corto plazo en los precios de los productos.” O sea esto equivale a decir;  ok,  el enfermo no se va a morir hoy. Lo hará dentro de un tiempito!!! Y le agrego yo: pero de que se muere… Se muere!!! (Estoy hablando de la economía, porsia!)

Es mi percepción que en los próximos días el precio del innombrable (que arrancó al alza esta semana) retrocederá un poco en lo que el nuevo y misterioso mecanismo sea definido por los genios esotéricos del desgobierno luego de la quema inicial de divisas más las asignaciones ¨regulares. Luego de eso, indefectiblemente reiniciara su carrera hacia límites muy superiores a los que hasta el día de hoy ha alcanzado.

Cobran aquí nuevamente relevancia los esquemas individuales que para la protección de sus patrimonios tienen derecho a elegir los ciudadanos. Lo que obviamente no entienden quienes hoy nos desgobiernan, o se hacen los musiues, es que el comportamiento de la inflación está directamente asociada con la política fiscal y por supuesto que con el valor (real o ficticio) del signo monetario.

La devaluación genera de inmediato  moneda nueva y  el gobierno comprará con ella una serie de  recursos, que de otra manera no estarían disponibles sino con más emisión de deuda. Esta moneda nueva o nuevos recursos, al ser inyectados a la circulación a través de gasto público; siempre, y más temprano que tarde genera presiones inflacionarias cuya aceleración dependerá de la velocidad con que el gobierno inyecte estos nuevos recursos.  

Otra cosa que de ninguna manera explican nuestros economistas de cafetín (incluidos  “algunos” de los de las barras de la extinta república del este) es que la inflación y muy especialmente la causada por devaluación, es una especie perversa de impuesto indirecto que se ejerce desde el Estado a toda la población. 

Este fenómeno inflacionario ocasionado,  se producirá  principalmente por una mayor emisión monetaria generada por la devaluación, la cual será en magnitudes, mucho mayor de la que se necesita para acompañar el crecimiento armónico de la producción. De esta manera, se produce un aumento artificial de la demanda sin que exista un aumento proporcional de la oferta, y en consecuencia los precios, aun con los controles tenderán a subir. 

Así mismo este dinero nuevo, reforzara la competencia por la adquisición de bienes escasos  y/o inexistentes. Con lo que el dinero en manos de la población perderá en gran parte su poder de compra. Y en este sentido, quienes más lo sentirán son los que menos tienen.

El gran  ganador en esta devaluación, preludio de una próxima,  es el gobierno, dado que  el ajuste cambiario le permitirá reducir el valor, expresado en divisas, de la deuda interna del Gobierno Central que de 42.922 millones de dólares pasará a 29.295 millones de dólares es decir el gobierno se ahorra un 31,7% y los tenedores de deuda se empobrecen en ese mismo porcentaje. Negocio redondo parea el gobierno. 

Aducen lo geniales economistas del gobierno, o quienes hablan en su nombre, que una de las ventajas de la devaluación será la disminución del déficit fiscal. Mienten de nuevo;  porque si bien es cierto que una devaluación al producir  moneda nueva en teoría tendría este efecto, en Venezuela específicamente, en donde se importa el 90% de lo que se consume y por ende se cancela en dólares, disminuirá el total de divisas disponibles convertibles en bolívares  que son necesarias para soportar la gran cantidad de subsidios a la población, con lo que de disminuir el déficit lo será en magnitudes muy pequeñas. En tanto que la deuda interna disminuida en principio por efectos de la devaluación, volverá a aumentar con la emisión de instrumentos financieros para cubrir los subsidios antes mencionados. Todo un círculo vicioso. 

Esta relación perversa, (devaluación, reducción de déficit, inflación, aumento de deuda, aumento de déficit)  que ya venía desde antes, se ha incrementado hasta niveles realmente inaceptables al convertirse en un sistema en el que la mayoría de los ciudadanos viven exclusivamente del gobierno, cuando la relación debería ser la opuesta.

Tenemos que cambiar esa relación para que el Gobierno viva de los aportes de sus ciudadanos y este pueda devolverle a la población lo que aportan a través de sus impuestos, expresado en bienestar social, en calidad de vida, en desarrollo real. 

Es la única manera de empoderar verdaderamente a la población  para que esta pueda demandar al gobierno de turno las cuentas de ahora sí, SU DINERO.

Acabar con la inflación, ese es el punto!!

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