Escrito por Rómulo E. Lander Hoffmann Sábado, 16 de Febrero de 2013
Sin importar las acciones que acometa
un gobierno, el ciudadano de a pie siempre intentara proteger su
patrimonio, es lo lógico, es lo justo. Los genios de cafetín de este
desgobierno afirman con el mayor desparpajo, que la devaluación NO tiene porque
afectar los precios. Hay que tener Bo…luntad para hacer semejante y disparatada
afirmación. Copio textualmente: “El presidente del BCV, Nelson Merentes,
explicó que la decisión de devaluar la moneda estuvo influida por el ingreso
del país al Mercosur y descartó que tenga un impacto a corto plazo en los
precios de los productos.” O sea esto equivale a decir; ok, el
enfermo no se va a morir hoy. Lo hará dentro de un tiempito!!! Y le agrego yo:
pero de que se muere… Se muere!!! (Estoy hablando de la economía, porsia!)
Es mi percepción que en los próximos
días el precio del innombrable (que arrancó al alza esta semana) retrocederá un
poco en lo que el nuevo y misterioso mecanismo sea definido por los genios
esotéricos del desgobierno luego de la quema inicial de divisas más las asignaciones
¨regulares. Luego de eso, indefectiblemente reiniciara su carrera hacia límites
muy superiores a los que hasta el día de hoy ha alcanzado.
Cobran aquí nuevamente relevancia los
esquemas individuales que para la protección de sus patrimonios tienen derecho
a elegir los ciudadanos. Lo que obviamente no entienden quienes hoy nos
desgobiernan, o se hacen los musiues, es que el comportamiento de la inflación
está directamente asociada con la política fiscal y por supuesto que con el
valor (real o ficticio) del signo monetario.
La devaluación genera de
inmediato moneda nueva y el gobierno comprará con ella una serie
de recursos, que de otra manera no estarían disponibles sino con más
emisión de deuda. Esta moneda nueva o nuevos recursos, al ser inyectados a la
circulación a través de gasto público; siempre, y más temprano que tarde genera
presiones inflacionarias cuya aceleración dependerá de la velocidad con que el
gobierno inyecte estos nuevos recursos.
Otra cosa que de ninguna manera
explican nuestros economistas de cafetín (incluidos “algunos” de los de
las barras de la extinta república del este) es que la inflación y muy
especialmente la causada por devaluación, es una especie perversa de impuesto
indirecto que se ejerce desde el Estado a toda la población.
Este fenómeno inflacionario ocasionado, se producirá principalmente por una mayor emisión monetaria generada por la devaluación, la cual será en magnitudes, mucho mayor de la que se necesita para acompañar el crecimiento armónico de la producción. De esta manera, se produce un aumento artificial de la demanda sin que exista un aumento proporcional de la oferta, y en consecuencia los precios, aun con los controles tenderán a subir.
Así mismo este dinero nuevo, reforzara
la competencia por la adquisición de bienes escasos y/o inexistentes. Con
lo que el dinero en manos de la población perderá en gran parte su poder de
compra. Y en este sentido, quienes más lo sentirán son los que menos tienen.
El gran ganador en esta
devaluación, preludio de una próxima, es el gobierno, dado que el
ajuste cambiario le permitirá reducir el valor, expresado en divisas, de la
deuda interna del Gobierno Central que de 42.922 millones de dólares pasará a
29.295 millones de dólares es decir el gobierno se ahorra un 31,7% y los
tenedores de deuda se empobrecen en ese mismo porcentaje. Negocio redondo parea
el gobierno.
Aducen lo geniales economistas del
gobierno, o quienes hablan en su nombre, que una de las ventajas de la
devaluación será la disminución del déficit fiscal. Mienten de nuevo;
porque si bien es cierto que una devaluación al producir moneda nueva en
teoría tendría este efecto, en Venezuela específicamente, en donde se importa
el 90% de lo que se consume y por ende se cancela en dólares, disminuirá el
total de divisas disponibles convertibles en bolívares que son necesarias
para soportar la gran cantidad de subsidios a la población, con lo que de
disminuir el déficit lo será en magnitudes muy pequeñas. En tanto que la deuda
interna disminuida en principio por efectos de la devaluación, volverá a
aumentar con la emisión de instrumentos financieros para cubrir los subsidios
antes mencionados. Todo un círculo vicioso.
Esta relación perversa, (devaluación,
reducción de déficit, inflación, aumento de deuda, aumento de déficit)
que ya venía desde antes, se ha incrementado hasta niveles realmente
inaceptables al convertirse en un sistema en el que la mayoría de los
ciudadanos viven exclusivamente del gobierno, cuando la relación debería ser la
opuesta.
Tenemos que cambiar esa relación para que el Gobierno viva de los aportes de sus ciudadanos y este pueda devolverle a la población lo que aportan a través de sus impuestos, expresado en bienestar social, en calidad de vida, en desarrollo real.
Es la única manera de empoderar
verdaderamente a la población para que esta pueda demandar al gobierno de
turno las cuentas de ahora sí, SU DINERO.
Acabar con la inflación, ese es el
punto!!
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