martes, 26 de febrero de 2013

Exigir más bolívares para el pueblo


Por Mario Villegas, 24/02/2013
Columna de Puño y Letra

Por mucho que uno esté contra el llamado “paquetazo rojo” no parece nada realista ni sensato suponer que la reciente devaluación del bolívar pueda ser revertida en las actuales condiciones políticas, económicas y sociales del país. La ruinosa estrategia económica gubernamental la hizo inevitable y el ejecutivo debió dictarla tras evadirla y posponerla por un buen trecho. Así que la devaluación del bolívar, moneda hoy más débil que nunca, ya entró en plena vigencia y tiene toda la pinta de ser irreversible, sobre todo si se recuerda que no pocos economistas y diversos factores privados del comercio y la producción venían abogando en favor de ella y que no por casualidad ha recibido el abierto respaldo del odioso y neoliberal Fondo Monetario Internacional.

Querámoslo o no, el bolívar devaluado está y devaluado se va a quedar. Lo que se impone, en consecuencia, es demandar y luchar por más bolívares no para el gobierno sino para el pueblo, fuertemente castigado en la satisfacción de sus necesidades básicas.

Cuando oigo a calificados voceros de la oposición política, ciertamente no todos sino más bien unos pocos, exigiendo al gobierno que eche para atrás la devaluación, me parece estar frente a un planteamiento en la mayoría de los casos ilusorio y en otros hasta insincero.

Es cierto que la lucha política y social encarna una buena dosis de idealismo y de utopía, pero la construcción de las victorias populares aconseja estar en sintonía con la realidad objetiva y orientarse siempre hacia metas claras y viables.

Desde esa perspectiva, lo que a todas luces resulta recomendable es organizar y promover la más amplia, masiva, pluralista y combativa movilización de los sectores populares para exigir y conquistar un justo aumento general de salarios y sueldos, y no sólo del salario mínimo, así como otras medidas que restituyan en la mayor proporción posible el poder adquisitivo de los trabajadores públicos y privados, de los campesinos, pensionados, jubilados, estudiantes becarios y todas aquellas personas beneficiarias de programas y misiones sociales.

Son muchos y variados los sectores afectados por el inconcluso paquetazo, los cuales irán creciendo y diversificándose en la medida en que con el tiempo se agudicen los efectos de la devaluación y en que se concreten otras decisiones fiscalistas que benefician al insaciable aparato gubernamental, a la manirrota burocracia pesuvista y a la voraz oligarquía que está recostada al presupuesto público.

En consecuencia, son muchísimos los venezolanos susceptibles de compartir y seguramente también de sumarse a un programa de luchas en favor de sus justas e inobjetables reivindicaciones socioeconómicas.

Entusiasma saber que ya se vienen dando esperanzadoras aproximaciones entre numerosos e importantes líderes sindicales y organizaciones laborales autónomas de los más diversos signos políticos, incluidos fuertes agrupamientos y liderazgos obreros vinculados al mundo del chavismo o provenientes de éste, hoy día descontentos con las políticas antiobreras y antisindicales del gobierno. Es evidente que tales acercamientos deben ser alentados y propiciarse su extensión hacia otros escenarios y actores económicos y sociales potencialmente capaces de plantarle cara a los feroces efectos de la devaluación y demás medidas que pueda tomar el gobierno en el camino de completar el bojote rojo. Y es que cuando se procede con base en los principios, en la ética, en el reconocimiento y el respeto recíproco siempre habrá espacio para los consensos.

Sembrar la ilusión de que la devaluación es reversible puede conducir a la frustración y a la desesperanza de los sectores populares, pero la convocatoria a luchar por el aumento salarial y otras medidas compensatorias puede forzar al gobierno a dictarlas y, en consecuencia, dar paso a una victoria popular aunque sea parcial. Victoria que a la vez podría comenzar a ponerle límites a la funesta conducción económica del gobierno.

Publicado en la Edición Impresa del Diario 2001

Mario Villegas
mariovillegas100@gmail.com
@mario_villegas

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