martes, 19 de febrero de 2013

Medidas económicas: Una Evaluación en cifras, Parte 1/2


Econ. Jesús Alexis González, 15/02/2013

A finales de enero 2013, altos funcionarios del sector oficial venezolano expresaron que “...el gobierno tiene la suficiente capacidad para generar todas las divisas que se requieren para el funcionamiento de la economía”; y complementaron con: “Venezuela tiene una fortaleza de ingreso de monedas en dólares”. El 08/02/2013 devaluaron!!!

Es innegable, que durante el lapso de permanencia del socialismo petrolero venezolano, el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido en un 45% (más del 62% fue impulsado por el comercio, la banca y la construcción); pero en contrapartida las importaciones variaron en un 365,7% (desde $12.669 millones en 1999 hasta $59.000 millones en 2012), la liquidez monetaria en un 6.700%, y la deuda externa creció 2,85 veces. Tal comportamiento macroeconómico, generó un importante déficit fiscal, que ahora el gobierno intenta cubrir reincidiendo con otro ajuste cambiario, lo cual, desde nuestra óptica, resultará insuficiente y hará necesario instrumentar medidas complementarias, orientadas  especialmente a la búsqueda (obligante) de la eficiencia  del gasto público.

En tal sentido, se observa que el Presupuesto Nacional 2013 se situó en Bs. 396.406 millones (un incremento del 33,09% con relación al 2012), calculado a un precio promedio de $55/barril, un tipo de cambio de 4,30 Bs/$, un crecimiento del 6% (¿?), una inflación de entre 14 y 16% (¿?), ingresos petroleros por Bs 83.179 millones (21%del PIB), e ingresos ordinarios por Bs 300.919 millones. Contempla igualmente una ley especial de endeudamiento por un monto de Bs. 95.357 millones (Letras del Tesoro y contratación de operaciones de crédito público).

Variados comentarios pudieren formularse, vinculados con la estructura presupuestaria citada; por lo pronto formulamos un escenario cuantitativo: un precio promedio de $100/barril para todo el año 2013; se traduciría en una holgura de $45/barril que al multiplicarlo por unos 2.100.000 barriles/día de exportación, generaría unos ingresos fiscales mensuales (no incluidos los Bs. 85.000 millones resultantes de la nueva paridad) de $2.835 millones, y anuales de $34.020 millones, es decir unos Bs.146.286 millones (los cuales,  se transferirán al FONDEN para ser ejecutados sin ningún tipo de control). Nos preguntamos: ¿era necesario un ajuste cambiario con tal volumen de ingresos no presupuestados?

En cuanto a la deuda pública, se han materializado hasta 2012, 732 emisiones de Deuda Pública Nacional y 75 emisiones de Letras del Tesoro, escenario al cual habrá que añadir una autorización publicada en la Gaceta Oficial de fecha 11/01/2013 y firmada por el Presidente de la República (¿?), de una nueva emisión de Bonos por Bs. 75.929 millones, y de Letras del Tesoro por Bs.9.280 millones (para un total de Bs. 85.209 millones). Ambas acciones (devaluación y nuevo endeudamiento) se traducirá en unos ingresos adicionales cercanos a los Bs. 170.000 millones (monto que supera al endeudamiento interno previsto para cubrir el déficit financiero del Presupuesto Nacional de Bs, 143.000 millones). Todo lo anterior se debe complementar con otra realidad: la reciente devaluación indujo una disminución del peso de la deuda interna en un 32% aproximadamente, al pasar de $43.000 millones hasta $29.000 millones; es decir se liberan unos $14.000 millones. Nos surge una nueva interrogante: ¿cuál será el destino de estos cuantiosos recursos?

En referencia complementaria, se hace obligante comentar que nuestra actual “economía de puertos”, sólo funciona obviamente con divisas (el 96% es generada por PDVSA). Es así, que para finales del 2012 se transaba diariamente un promedio de $460 millones ($23 millones a través del mercado paralelo, nutriendo un 24% de las importaciones); para este fluir del sector externo de la economía, CADIVI representó en promedio un 55,5% y el SITME entre un 15 y 17%. Ahora bien, y luego del conjunto de medidas anunciadas, asumimos profundas dudas en cuanto a la posibilidad que tendrá CADIVI (aisladamente) para cubrir la parte histórica que venía siendo satisfecha tanto por SITME como por el mercado paralelo (bien por razones ideológicas como por insuficiencia de divisas).

A tenor de lo expuesto, inferimos que queda poco espacio para dudar sobre la necesidad de instrumentar mecanismos complementarios para ampliar la oferta gubernamental de divisas, que bien puede ser, suponemos, a través de la conocida permuta de Bonos (aplicada desde 2010), por intermedio de herramientas tales como una Mesa de Cambio y de una Bolsa Pública de Valores. Estas herramientas, habrán de complementarse, suponemos, con la utilización por parte de los importadores de sus propias divisas, en implícita repatriación de capitales (bajo la forma de bienes y servicios). Tal acción explotará cuando el flujo de divisas que emane de CADIVI (en conjunto con otras herramientas), sea tan insuficiente que impulse un mercado ilegal de características altamente especulativas.


Jesús Alexis González

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