Por Jesús Alexis González, 02/08/2013
La seguridad económica de un hogar
(entendida como la mínima posibilidad de volver a la pobreza) es determinante
en los movimientos de clase progresivos
para propiciar algún tipo de ubicación dentro de las denominadas clases
(capas), a la luz de la capacidad que se tenga para superar perturbaciones y así procurar una igualdad social por
efecto de la movilidad social ascendente
(cambios de clase social) apoyados en el impulso que les confiere el
crecimiento económico nacional (aumento del ingreso per cápita promedio)
apuntalado por la inversión doméstica (y no por el gasto público) con quien
debe existir una íntima correlación,
que le permita a las familias una disminución
de la desigualdad al avanzar—luego de abandonar la indigencia-- desde la pobreza (aquella que permanecen sin
cruzar el umbral de clase) hasta la clase
media vulnerable (aquella con altas probabilidades de regresar a la
pobreza), desde donde se le abren oportunidades para continuar su avance hasta
ubicarse en la clase media baja, e
inclusive—con alta dificultad y mucho esfuerzo—alcanzar la clase media-media para desde esa posición iniciar el sueño de situarse en la clase media alta mediante acciones
alejadas de antivalores. En tal
contexto, el movimiento desde la vulnerabilidad hasta la clase media baja (y
potencialmente la clase media-media) está altamente condicionado por el nivel educativo (años de escolaridad
alcanzados) y muy especialmente por el logro
educativo (puntuación en test estandarizados), en complemento con un empleo
en el sector formal de la economía
(los pobres y vulnerables experimentan autoempleo o desempleo); todo ello
dentro del marco de un transparente contrato
social-económico (¿cómo contribuyo con el Estado y qué recibo de él?) que
equilibre la obligante atención—nunca exclusiva—hacia los indigentes, pobres y
vulnerables, sin desatender a las clases
medias ya que tal política puede inducir en dichas clases una desesperanza—¿para
qué participar?—habida cuenta de percibir
que su esfuerzo no se pondera y recompensa con justicia, y muy por el
contrario son obligados a pagar por servicios públicos que muchos otros reciben
gratuitamente, amparados en programas de redistribución y protección social
sustentados en ayudas selectivas (monetarias, de vivienda y alimentación), razón por la cual esas clases medias minimizan su participación ciudadana al
extremo de actuar aisladamente,
incluido el deseo por desvincularse del mencionado contrato social-económico.
Vale preguntar: ¿ante tal panorama los pobres
y vulnerables desearán cambiar de clase?
Las clases medias urbanas pujantes están
preparadas para crearse una mejor vida—y para luchar por un país de bienestar--;
hecho que se traduce en la necesidad de
fortalecer sus ingresos y capacidad de compra—y aporte como capital humano—como
condicionante para el comportamiento del PIB, habida cuenta que las principales
actividades motoras del crecimiento económico basado en el consumo interno—en un sistema de mercado—son las construcciones,
las manufacturas, la compra de vivienda, vehículos, vestidos, tecnología,
entretenimiento y cultura; lo cual permite alcanzar una sociedad prospera, incluyente y antioligárquica.
Tal aspiración se dificulta en Venezuela ante la distribución poblacional por estratos que presentaba—según nuestras
estimaciones—en 2012: clase alta: 3,25%
(949.000 personas); media alta y media: 17,25%
(5.037.000 p); media baja y vulnerables:
36,3% (10.599.000 p); pobres:
30,5% (8.906.000 p) e indigentes:
11,7% (3.416.000 p). En definitiva,
apreciamos que la movilidad social ha de responder a una articulación entre las clases medias y el resto de la sociedad a la
luz de un enfoque “políticopartidista-técnico” con implícita reorientación ideológica, que facilite
la participación ciudadana—desde sus distintos roles—en aras de armonizar con
el Estado sus ofertas y demandas, en conjunto con la ruptura del “ostracismo” de las clases medias y con el
“facilismo” de los vulnerables; haciendo valer la expresión: “Mejor un
final terrible que un terror sin fin”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico