Por STALIN GONZÁLEZ - nov 2, 2014
@stalin_gonzalez
La capacidad de elegir, es la vía más
elemental de participación política y la concreción de soberanía residida en la
ciudadanía. En Venezuela el Poder Electoral nace de la creación de una
arquitectura institucional, donde la consulta a los ciudadanos sobre los
asuntos públicos transcendentales se convierte en un eje de su sistema
democrático.
Es el Consejo Nacional Electoral la institución
que dirige y vela por este propósito en el país. Es el ente encargado de
garantizar que los mecanismos presentes en nuestra Constitución, ya sea para la
consulta pública, la renovación de cargos o la derogación de los mismos, sean
de fácil activación ciudadana y que el proceso transmita confianza en los
resultados obtenidos.
Este poder, garantiza tales objetivos
siempre y cuando ejerza sus funciones con transparencia, equidad e
imparcialidad; a través de ellos se gana la credibilidad y la legitimidad para
ser el intermediador de los intereses que comprenden la ciudadanía y sus élites
políticas. Son tan importantes, que la ausencia de éstos sacrifica la
credibilidad institucional del poder, debilita el valor del sufragio como
herramienta participativa y por ende aminora nuestra democracia.
Y ha sido su ausencia lo que ha puesto a
Venezuela frente a una decadencia democrática. El Poder Electoral venezolano se
convirtió en un órgano legitimador de
procesos comiciales que han sido viciados por el personalismo, el desbalance y
la opacidad. Nuestras elecciones son motivo de desconfianza y lejos de ser una
vía de resolución de pugnas políticas, es el motivador de las mismas.
El vencimiento de funciones de los
rectores y su venidera renovación, nos pone en la oportunidad de exigir que los
que dirigen este organismo la reconduzcan a la necesaria neutralidad
institucional. Es menester de la sociedad civil postular a aquellos ciudadanos
imparciales e independientes que puedan llevar esta labor así como también es
nuestro deber exigir y controlar las postulaciones y posteriores nombramientos
con estos propósitos.
Los nuevos rectores tienen como reto y
como obligación restituirles a los venezolanos un proceso electoral libre,
justo y transparente, deben regresarle al voto su justo valor en el imaginario
de la ciudadanía venezolana y renovar así nuestra democracia.
STALIN GONZÁLEZ
@stalin_gonzalez
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