Por Soledad Morillo B., 05/11/2015
Sé que usted es inteligente. Y por eso sabrá leer las líneas y
entrelíneas de este artículo. Así, le pido disculpas si mi lenguaje le
luce un tanto enrevesado o críptico. Esto es Venezuela, país donde desde ya
hace rato no se puede hablar claro y raspao.
Seguramente usted ya sabe -porque lo leyó- todo lo que podrá
hacer la oposición si gana la mayoría simple o bien alguna de las dos mayorías
calificadas en los comicios del 6D. Pero lo que quizás usted desconoce es todo
lo que el oficialismo no podrá hacer más a partir de perder la mayoría
parlamentaria.
Sin contar con esa asfixiante mayoría, el oficialismo y todos los
entes estatales del ejecutivo y otros poderes perderán lo que en política se
conoce como el poder de decisión, el cual han tenido desde hace ya más de tres
lustros. Se acabó el pito y la flauta. Nada de hacer y aprobar leyes entre
gallos y medianoche, mucho menos si éstas tienen rango de ley orgánica. Nada de
darle la pro a créditos adicionales o aportes especiales para proyectos o
programas inventados en noches de verano. Nada de cambiar a su antojo a
funcionarios de alto rango en otros poderes, aprobar vetos o permitir que los
ministros se nieguen a interpelaciones. No más aquello de dar “materia vista” a
todos los temas que son importantes y hacerse la vista gorda ante cualquier
acto lesivo a la Nación. Eso se acabará. Finito. Caput. RIP.
Al convertirse en minoría parlamentaria, el grupo rojo rojito
dejará de poder aprobar como focas de circo la sarta de disparates que se
inventan en los pasillos del poder. Eso de muchísimos millones de dólares
aprobados para cuanta necedad usted pueda imaginar será historia. También se
terminará el turismo parlamentario, ese que nos ha costado montañas de dinero
en viáticos.
También se acabará la ANTV monocolor, esa pantomima, esa caricatura que
llaman “el canal de la Asamblea”. Tendremos la oportunidad al fin de una
estación de TV respetuosa de los principios y valores republicanos. Lo mismo
ocurrirá con la red de radio ad hoc.
Y comenzará una nueva etapa que, no nos llevemos a engaño, será
muy difícil y conflictiva. La Asamblea Nacional será el principal escenario de
disputas y enfrentamientos. De debate y discusión. Será el foco de la acción
política y de gestión pública y el lugar de la toma de decisiones. El Poder
Ejecutivo pasará a un segundo plano. El Poder Judicial y el Poder Ciudadano
serán escrutados permanente y rigurosamente.
Se iniciará la era de la negociación y el arbitraje. Los dioses no
existen en democracia. Existen los ciudadanos que entre iguales eligen a sus
representantes. La crisis en Venezuela es severa, muy grave. Negarlo es de
idiotas. Pero la nueva era que se inicia a partir del viraje parlamentario
permitirá arreglar muchos entuertos, sanear la gestión pública y corregir el
rumbo. En ese escenario la Venezuela que convirtieron en Titanic podrá salvarse
del naufragio.
Ojalá de todo este dolor los venezolanos hayamos aprendido que a golpes
y porrazos no se hacen las cosas. No se construye con odio y resentimiento. Supongo
que lo que más nos costará aprender será a perdonar. Seremos mejores si
aprendemos a perdonar pero sin caer en la trampa del olvido.
@solmorillob
Tomado de:
http://www.cesarmiguelrondon.com/opinion-2/el-espacio-de-mis-amigos/la-trampa-del-olvido-soledad-morillo-belloso/
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