Por Sebastián de la Nuez
Carlos Aponte, uno de los
invitados al Congreso Nacional de Ciencias Sociales que se efectuó esta semana
en la UCAB, recuerda con precisión, porque los ha estudiado, los programas
sociales exitosos que ha habido en Venezuela desde la época de Medina Angarita.
Los recorre todos de un solo viaje verbal, sin dejar de acotar que a la postre
se vinieron abajo porque esa es la cultura del venezolano, el sino de un pueblo
que no ha sabido aprovechar sus buenas iniciativas. Programas en salud, en
educación, en vivienda, decayeron poco a poco o los derribaron a la fuerza,
como ocurrió con uno que incluso fue reconocido por Unicef, organismo de
Naciones Unidas que vela por la infancia: los Multihogares de Cuidado Diario.
El comandante Chávez fue su verdugo, hacia 1999.
Aponte es sociólogo por la
UCV, formado además en la maestría de Planificación (mención Política Social)
del Cendes y en el doctorado de Estudios del Desarrollo del mismo instituto de
Bello Monte, donde se ha quedado investigando, dando clases… Incluso, dio
clases en el postgrado de Gerencia de Programas Sociales en la UCAB, durante
diez años. Es un experto y habla con propiedad sobre las misiones implementadas
desde 2004. Por cierto: se queja del decaimiento en que se halla sumido el
Cendes pues la falta de recursos anula cualquier intención de hacer cosas
nuevas. No es un entorno estimulante, desde luego.
En el Congreso Nacional de
Ciencias Sociales de la UCAB —donde analizó sobre todo la convivencia, la
justicia y la inclusión social—, Aponte disertó sobre la caracterización de
las misiones. Planteó tres ideas centrales.
Las 3 ideas
Las misiones, desde su punto
de vista, están en crisis desde 2006, en contraste con la creencia de que han
sido exitosas, dada la popularidad de la cual gozan; para él, una cosa es la
difusión política comunicacional y otra muy distinta es que, en realidad, las
misiones han tenido resultados bastante precarios.
En segundo lugar, se piensa
que las misiones habrían conducido a la reducción significativa de la pobreza
en el país; eso no es verdad. Han tenido un impacto marginal en la reducción de
la pobreza. Tal impacto se dio fundamentalmente entre los años 2004 y 2007.
Después de ese año, la pobreza no siguió un proceso de reducción. Cierto: es la
primera vez que se logra reducirla de forma continua desde el último cuarto de
siglo, pero el problema es que no se sostuvo. Una administración desordenada
del producto de la bonanza petrolera tuvo que ver en ello…
En todo caso, como aquel
periodo (2004-2007) fue el tiempo en que se generaron las misiones, se difundió
la idea de que la reducción de la pobreza no tenía que ver tanto con la
burbuja petrolera sino con las misiones: se estableció esa relación no real.
Una tercera idea en la charla:
frecuentemente quienes critican la política gubernamental se empeñan en negar
el alto gasto que se ha dirigido hacia lo social. Y sí, hacia las misiones se
produjo un alto gasto, y algo permea de ese gasto, pero pudo haber quedado
mucho más. Un alto gasto poco efectivo, poco transparente, sin mecanismos de
seguimiento y evaluación; sin impacto efectivo en lo que eran los propósitos
iniciales de varias de estas misiones.
¿Programas sociales exitosos
en la historia venezolana? Esto lo ha estudiado Aponte y ha visto que se repite
una tendencia: no se sostienen en el tiempo. Los programas de fumigación
antimalaria fueron un ejemplo para Latinoamérica, en general los de salud
preventiva rindieron excelente efecto hasta los años sesenta. La masificación
de la educación pública fue también un ejemplo, y competía ventajosamente con
la educación privada. Sin embargo, en algún momento comenzó a rodar cuesta
abajo. Y los ya mencionados Multihogares de Cuidado Diario, que inició Blanca
de Pérez desde la Fundación del Niño, iniciativa reconocida por Unicef. Tuvo el
concurso de organizaciones no gubernamentales para su masificación. Se
desmanteló cuando llegó Chávez al poder.
El congreso al cual asistió
Aponte, que se efectuó en el auditorio Hermano Lanz, fue organizado por la
Escuela de Ciencias Sociales, pero contó con una nutrida representación de
académicos venidos desde diferentes lugares y distintas toldas ideológicas.
Colaboraron, entre otros entes, el Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), la
Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela, el Centro de
Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL) de la Universidad de
Los Andes (ULA), la Escuela de Sociología de la Universidad del Zulia (LUZ), la
Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) y la Universidad
Católica del Táchira (UCAT). Enviaron voceros, aportaron ideas, difundieron la
información entre su cuerpo docente y de investigadores.
11-11-15

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