Julio César Arreaza B.
@JulioCArreaza
Vivimos
hoy día un tiempo de espera y a la vez un tiempo de gracia. Dios no nos mandó
el coronavirus como castigo. Él dispone todas las cosas para nuestro bien, y
nos está queriendo decir que cambiemos nuestra forma de pensar para poder
cambiar nuestra forma de vivir. Quiere que valoremos en su justa medida el
regalo de la vida. La familia se estaba desintegrando, ha llegado la hora de
dar el giro y refundarla sobre sus fundamentos verdaderos que habían sido
puestos de lado. Con familias bien constituidas construiremos la sociedad que
pueda hacerle frente a los desafíos demandantes que se presenten.
Venezuela
vive una tragedia al cuadrado, porque venimos arrastrando una emergencia
humanitaria compleja en todos los órdenes de la vida, causada por la banda que
usurpa el poder. Ponemos el foco en la destrucción del sistema educativo.
Con
el surgimiento del coranavirus se habla de la universidad en casa, lo cual es
una falacia más. Este es un plan que no se va a concretar porque no existen
programas diseñados por niveles, ni presupuesto, metas, objetivos. No hay
claridad de lo que se quiere hacer y se sabe que no es posible implementar
desde la casa, la continuidad de los estudios que se venían desarrollando
presencialmente.
Los
estudiantes no tienen como conectarse y los profesores tampoco, el Internet es
fatal. Las universidades no tienen buenas plataformas por el mismo cerco
económico de que han sido objeto desde hace mucho tiempo y porque hay materias
que no se pueden dar a distancia. Se trata de un fingimiento burdo de que se
está cumpliendo con el derecho a la educación y no se está cumpliendo.
Lo
mismo pasa con la educación básica, exaltando unos programas de televisión que
no tienen nada que ver con los planes de estudio de los muchachos. En vez de
culminar el año escolar como está diciendo el Ministerio de Educación, lo que
está haciendo es cancelarlo. Asistimos a un acumulado de violaciones de los
derechos humanos: el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, y el
derecho de discutir las propias condiciones de trabajo y remuneración.
Destruyeron
el salario, las prestaciones se perdieron y su efecto de ser el ahorro de toda
la vida de los trabajadores. Las cajas de ahorros se las robó el régimen para
tapar el hueco fiscal. La hiperinflación es el impuesto que se le cobra al
pueblo para pagar la crisis de la banda en el poder, el desfalco que hicieron
de los recursos de la nación. También se perdió el derecho a la jubilación,
porque si no alcanza para pagar la comida del mes, “el jubilado” tiene que
salir a trabajar, entonces no existe la jubilación y en el derecho laboral lo
que cuenta es la realidad y no la forma.
La
realidad es que no hay salarios, no hay prestaciones, no hay ahorros, ni
jubilaciones ni pensiones. Urge atender a corto plazo las necesidades de salud
y alimentación de los venezolanos.
Se
producen continuamente arrestos arbitrarios, criminalizando a gente que no se
sabe donde están, lo cual tipifica como desapariciones forzosas. La indefensión
y la falta de movilidad van de la mano en un país sin combustibles. La
represión no está en cuarentena.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
Julio
César Arreaza B
@JulioCArreaza
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