Isaac González Mendoza 14 de junio de 2021
@IsaacGMendoza
En
julio se cumplen dos años de la muerte del maestro del color, pero sus piezas
siguen en salas, se inauguran nuevas exposiciones y pasos peatonales gracias al
trabajo de su familia desde los talleres de París y Panamá. Entre los proyectos
más recientes se encuentran la ambientación cromática del edificio Montalbán
11, en Madrid, una muestra en Menorca organizada por la Galería Cayón y la
inclusión de la Cámara de Cromosaturación en la Exposición Universal de Dubái
Carlos
Cruz-Diez jr. siempre lo repite: su padre, fallecido hace casi dos años a los
95 años de edad, se convirtió en un ícono para Venezuela y el mundo. Por eso, dice,
cuando en un lugar se pretende borrar o dañar alguna de sus piezas la gente
protesta advirtiendo que son obras que también les pertenecen.
Justamente
fue lo que ocurrió hace más de 15 años cuando la Alcaldía del Municipio Vargas,
en el estado Vargas, demolió a martillazos la Inducción cromática del
Puerto de La Guaira, que en su momento fue la obra monumental de mayor metraje
de Cruz-Diez. Decenas de personas salieron a protestar contra la decisión
considerando que estaban arrebatándole al guaireño una parte de su identidad.
“Papá esperaba que la obra pública fuera de la gente. Las mismas personas se adueñan de piezas como el piso de Maiquetía, se apropiaron de esa obra que se convirtió en un símbolo de partida, pero papá decía que sería el del regreso también”, afirma Cruz-Diez jr., que dirige el Atelier de París. “Sucede muy poco que la gente se adueña de las obras, no es común, y pasó con mi padre. Eso es un logro para él”, añade.
Los
descendientes de Cruz-Diez, que desde niños se formaron bajo las enseñanzas del
maestro, han logrado preservar el legado del artista difundiendo su obra con
proyectos como la ambientación cromática del edificio Montalbán 11, en Madrid,
la representación de Cruz-Diez por parte de Francia en la Exposición Universal
de Dubái o la muestra en Menorca organizada por la Galería Cayón, así como un
paso peatonal en la isla balear.
La
idea de Montalbán 11, un edificio protegido de 100 años donde estaba antes la
Azucarera Nacional de España, surgió en 2016 por iniciativa de Karina Saravo,
directora de In Situ Projects, filial del Grupo Odalys, compañía que está a
cargo del Gran Proyecto de Recuperación del Patrimonio Artístico Monumental de
Cruz-Diez.
Saravo
presentó el proyecto al maestro y él aceptó: consistía en remodelar un edificio
ambientándolo con piezas de Cruz-Diez en la entrada, el ascensor y los
apartamentos, obviando algunos espacios de la estructura porque, debido a su
antigüedad y su importancia histórica, están bajo protección del gobierno.
“A
papá le interesó el proyecto porque era inventar a nivel de planos, y era
integrar el arte en un edificio de alojamiento privado. Sobre todo le
interesaba trabajar a nivel de planos con los arquitectos, ingenieros, con
todas las personas”, explica Cruz-Diez jr.
Como
ahora Montalbán 11 es un edificio residencial, el eslogan del proyecto fue
“Vivir en una obra de arte”.
“El
resultado es una pieza que se puede considerar un ícono del arte y de la
arquitectura. Un edificio histórico que antes tenía un uso público, sede de una
industria española, transformó su uso y se adecuaron todos sus espacios para
que sea residencial”, dice Saravo, quien menciona que en la concreción de la
idea participaron especialistas en rehabilitación, arquitectura, un
interiorista y una empresa de iluminación.
“Se
transformó casi todo el interior del edificio solo conservando los elementos
protegidos, y como se hizo desde planos, el maestro pudo decir cómo quería las
medidas de los muros o la ubicación del ascensor”, explica la arquitecta.
En
Montalbán 11, que se inauguró en abril, convergen tres de las investigaciones
sobre el color de Cruz-Diez: la Inducción cromática en el muro
de la entrada, la Cromointerferencia en el ascensor y la Transcromía en
los separadores de ambiente. “Este es uno de los proyectos más completos en lo
que se refiere a integración porque contiene tres investigaciones en un solo
espacio”, subraya Saravo.
De
España a Dubái
Otro
de los proyectos con la obra de Cruz-Diez es su participación como una de las
representaciones de Francia en la Exposición Universal de Dubái de 2020, que debido a la
pandemia se pospuso para celebrarse entre el 1 de octubre de 2021 y el 31 de
marzo de 2022.
La muestra, seleccionada por la Oficina Internacional de
Exposiciones, ente encargado de vigilar y proveer la aplicación de la
Convención relativa a las Exposiciones Internacionales, contará con la
participación de más de 190 países.
Ya
Cruz-Diez ha participado en otras muestras universales, como la Exposición de
Sevilla en 1992, que coincidió con la celebración de los 500 años del
Descubrimiento de América. En aquel momento las piezas del maestro fueron Inducción
cromática de doble frecuencia y Paso cromosaturado.
En
esta oportunidad se trata de una Cámara de Cromosaturación, la
cual, explica Cruz-Diez jr., es la síntesis de toda la investigación de su
padre, pues es donde quiere demostrar que el color existe más allá del soporte.
“El
color hasta ahora siempre ha estado asociado a la forma. Pero papá dice que el
color es autónomo, no necesita de la forma para existir. Y es cierto, solo que
uno no se da cuenta: el aire que nos rodea tiene color, sea por los rayos del
sol o una lámpara, pero esa atmósfera está coloreada”, explica Cruz-Diez jr.
En
la Cámara de Cromosaturación están instaladas tres cabinas,
una de luz roja, otra azul y otra de un verde muy intenso. Dentro se percibe la
sensación de que el color se vuelve materia, como si se pudiese tocar y
entonces se produce un fenómeno muy extraño. Describe Cruz-Diez jr.: “Si te
quedas unos minutos en un color este desaparece y se vuelve blanco. Cuando
cambias al otro espacio de color intenso la sensación es muy fuerte. Es
intenso, puedes tocar el color con las manos y luego, también, se vuelve
blanco. Son sensaciones intensas para el cerebro y el ojo”.
El
eslogan del pabellón de Francia es justamente “Luz, las luces”, mientras que el
de la exposición global es Conectando mentes, creando futuro. Al
respecto, Cruz-Diez jr. afirma: “Qué otro artista no ha trabajado la luz como
mi padre, él es el último pensador sobre el color y la luz del siglo XX”.
Sin
embargo, advierte que el propio maestro decía que no era un científico sino un
pintor. “Lo que pasa es que no pintaba con paleta y pincel sino con otras
herramientas. Lo interesante de los artistas es que son como esponjas, son
personas que ven lo que está alrededor, lo sintetizan en una forma para
comunicar, los artistas son comunicadores de su tiempo”.
Continúa:
“¿A qué corresponde la obra de papá y la generación de los cinéticos? ¿Cuál es
su época? La de Einstein, cuya teoría era poner una nueva dimensión en el
espacio, que es el tiempo. ¿Qué propone mi padre? Que la obra en el tiempo se
modifica. Al desplazarte significa que haces que el espectador participe, al
participar ya la obra no es contemplativa”.
La
misma idea que explica Cruz-Diez jr. se puede ver en una exposición inaugurada
este mes en Menorca, una de las Islas Baleares de España. La idea,
diseñada por el maestro en 2018, es uno de sus últimos proyectos monumentales.
La
Galería Cayón y el Ayuntamiento de Mahón, capital de Menorca, quieren
transformar la imagen de la isla para que se convierta en un lugar de
experiencia artística. La pieza expuesta de Cruz-Diez es un Laberinto
de transcromía y se pintaron pasos peatonales, bajo el estilo
del Color aditivo, en la entrada de la galería.
“Todos
los grandes coleccionistas vienen a pasar el verano en Menorca, que tiene
playas muy bellas. Salen de Suiza, se montan en su yate y aprovechan para ver
las obras de arte”, dijo Cruz-Diez jr.
Restauración
de una obra enorme
Otro
asunto a resolver de la obra de Cruz-Diez es la restauración de sus piezas
monumentales en Venezuela, que son 157 en total.
Karina
Saravo explicó que tanto las instituciones privadas como las públicas están
dispuestas a restaurar las piezas (todas están deterioradas).
Incluso
hay interés en recuperar el muro del Puerto de La Guaira. “He tenido numerosas
conversaciones con los directivos, a quienes cambian con bastante frecuencia,
lo que es un efecto un poco negativo porque no hay continuidad, pero siempre
hay una disposición para recuperar la obra”.
“Si lo
llevamos a palabras simples estamos hablando de un proyecto que consiste en
construir el muro y pintar la obra. Lo que pasa es que tiene que haber recursos
para remover lo que existe, que fue construido encima del muro anterior”,
agregó.
In
Situ Projects realizó un inventario de la obra monumental de Cruz-Diez y se
consideró por empezar por los casos más graves o los más representativos, como
la Cromointerferencia de color aditivo del Aeropuerto
Internacional de Maiquetía o la misma Inducción cromática de
La Guaira.
“Estamos
hablando también de obras en Valencia, Mérida, Barquisimeto, Caracas, estamos
hablando de muchas obras en distintos puntos del país. La intención y la
voluntad existen, y eso nos motiva a seguir haciendo estudios y planos
originales, el respaldo del Atelier existe también, lo que faltan son los
recursos”, insistió.
Subrayó
que el problema también es que son obras de 30, 40 o 50 años sin mantenimiento
que requieren una restauración. Pero no son políticas de Estado sino
municipales, lo que bloquea una ejecución concreta para lograr la recuperación.
“Nuestra voluntad es mover la fibra y enfatizar en que tiene que ser política
de Estado. Cuando sea así vamos a poner a punto cada una de las obras del
maestro”.
En
cuanto al Museo de la Estampa y del Diseño, Cruz-Diez jr. indicó que quieren
cambiar las luces de neón de la Cámara de Cromosaturación por
unas tipo LED, que consumen menos energía y duran más. “Lo estamos estudiando.
Ellos me mandaron una propuesta y la estamos viendo juntos”, precisó.
Cruz-Diez
jr. aplaudió la labor de los trabajadores de la institución, quienes a pesar de
los salarios que reciben siguen protegiendo la obra del artista. “Les tengo
mucho cariño. Cuando fui a Caracas estuve en el museo y vi que todos los
letreros están hechos a mano, lo hacen con ternura, pasión y amor por los
museos. Y no solo el Cruz-Diez, sino en todos los museos”, expresó.
Reveló
que el presupuesto del Museo Carlos Cruz-Diez es de unos 40 millones de
bolívares al año: “Cuando veo que me comí un perro caliente allá en 2 dólares
me pregunto qué se hace con 40 millones de bolívares. Con todo y eso la gente
le tiene un aprecio enorme al museo”.
Isaac
González Mendoza
@IsaacGMendoza
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