Peniley Ramírez y Francisco Martín Moreno 03 de junio de 2021
@penileyramirez y @fmartinmoreno
La
pérdida de la democracia empieza por el ataque a la prensa libre, alertó el
presidente del Parlamento Nacional venezolano, líder opositor, y Presidente
Encargado Juan Guaidó.
Asimismo,
confirmó que México figura entre las posibles sedes de un diálogo entre la
Oposición y el Gobierno de Nicolás Maduro.
¿Cómo era Venezuela antes del chavismo?
Venezuela prenoventa y ocho, antes de lo que denominaron la revolución o el socialismo del siglo 21, era una Venezuela con desigualdad, con deudas sociales, pero con acceso a la educación, con una industria petrolera sólida, con seguridad ciudadana, con integridad territorial, con ejercicio de la soberanía. Había una clase media fuerte, una deuda pública relativamente baja respecto a lo que tenemos hoy, estaba controlada la inflación.
¿Cómo
es hoy?
Es una Venezuela en extrema pobreza, que ha generado la crisis migratoria y de
refugiados más grande que ha visto el continente en las últimas décadas, hoy
solamente comparable con Siria, un país que tiene años en guerra.
(Es) un país donde no ha entrado una sola vacuna (contra Covid-19) por el
sistema COVAX, donde una enfermera gana 3 dólares al mes, donde los niños
crecen soñando con irse del país, es una tragedia, una catástrofe humanitaria.
Buscamos alternativas para atender la emergencia, y para recuperar la
democracia.
Es una Venezuela que está en dictadura, en autocracia, con la peculiaridad de
que el Estado desapareció. Hoy, el Banco Central no controla la tasa de
interés, la moneda oficial a pesar de ser el bolívar ya no es la moneda en
curso (sino) el dólar, el euro, el oro. Esto configura un Estado fallido, la
ausencia del Estado con una dictadura pretendiendo secuestrar los poderes
públicos.
Lo más básico es la seguridad ciudadana, acuñar de alguna manera la moneda, y
nada de eso hoy lo puede hacer (Nicolás) Maduro.
Por otro lado (hay) una mayoría de ciudadanos protestando, exigiendo derechos,
buscando alternativas de solución al conflicto, buscando aliados
internacionales para poder atender la emergencia humanitaria y poder tener
elecciones libres y justas, para solucionar este terrible conflicto que cuando
lo pones en contraste, lo que era en el 98, en el 99, o la primera parte de la
década del 2000, versus lo que tenemos hoy, vemos una catástrofe sin
precedentes.
¿Cómo se dio el proceso de destrucción institucional?¿Cómo se toleró?
¿La sociedad es cómplice de lo que ocurrió, los empresarios, las compañías
de televisión, las radiofónicas, los periodistas?
La democracia se sostiene sobre la fortaleza de sus instituciones y de su
sociedad, de las ONGs, sobre los contrapesos naturales al Estado.
La democracia siempre está en juego. En Venezuela, evidentemente no dijeron,
como no dice ningún dictador: 'Vamos a destruir las instituciones, las vamos a
secuestrar, nos vamos a apoderar de ellas y las vamos a debilitar para
fortalecer al que está en el poder de turno'. En Venezuela vino por lo primero,
a través de los medios de comunicación, la censura, la persecución a la prensa
libre, al pensamiento crítico. Luego, el posicionamiento de figuras afectas a
la dictadura en las posiciones de poder. Siempre trataron de cooptar las
instituciones.
Hay que estar muy atentos de la independencia, de la autonomía de los poderes.
El Parlamento Nacional, por ejemplo, debe ser garantía de contraloría, de
contrapeso, de denuncia y voz de las minorías en todo momento.
Lo que llaman la dictadura de las mayorías, así sea por un voto, hay que tener
mucho cuidado, eso fue lo que ejerció desde el principio (Hugo) Chávez
apalancado en dos cosas: uno, sí la popularidad en su momento, pero dos, el uso
de los recursos del Estado para generar control social a grandes partes de la
población, es lo que algunos definen populismo, esa que derivó en una dictadura
de la mayoría, y a veces de la minoría, porque hoy Maduro no tiene ningún tipo
de respaldo popular.
Usted públicamente tiene el apoyo de Estados Unidos, de la ONU, de
la OEA, de la Unión Europea, hay marchas callejeras, tiene control en el
Parlamento, ¿de qué le ha servido todo este apoyo? Desde el punto de vista
práctico, ¿ha influido en la construcción de la democracia venezolana?
Estamos en una situación de mucha vulnerabilidad, como venezolanos: la
situación en Apure con la guerrilla, la situación en Caracas con bandas armadas
que toman territorio. Para nosotros, las marchas, la organización ciudadana, la
movilización no violenta tiene que ver con la visibilización de nuestras
exigencias, de nuestros reclamos, de nuestros derechos. Obvio la comunidad
internacional viene a respaldar este proceso de exigencias y de hacer
responsable a la dictadura, a los violadores de derechos humanos, a la
corrupción, de lo que sucede en el país. Creo que una de las grandes carencias
que tenemos como sociedad global en este momento, desnudada además por una
pandemia -somos una sociedad cada vez más interdependiente en el mundo entero-,
es la necesidad de hacer responsables de los dictadores.
Lo que tiene que ver con el no comprar, por ejemplo, oro de sangre, que traen
del sur de Venezuela, lo que denominamos el arco minero, con lo cual financian
la compra de armas, con lo cual lavan el dinero de Venezuela, con lo cual se
genera tráfico de personas, con lo cual se genera desplazamiento de comunidades
indígenas, asesinatos o ecocidios -el asesinato del Amazonas venezolano, como
lo llamo yo- estaríamos fomentando entonces nosotros indirecta y directamente a
una dictadura. La presión internacional tiene que ver con hacer responsable de
la dictadura a los perpetradores de delitos o violación de derechos humanos,
pero también como respaldo a la sociedad democrática.
Las herramientas que tiene el mundo libre son muy pocas para enfrentar este
tipo de dictaduras aún por sociedades organizadas, y por eso lo importante de
las marchas y como se complementa con la comunidad internacional, logramos
visibilizar nuestra lucha, logramos legitimar nuestra exigencia, que en este
caso es sencilla: elecciones libres y justas. Solamente en dictadura se le pone
apellido a las elecciones.
¿Cómo sacar a Maduro del poder?
Hemos intentado, literalmente, de todo. Hemos conseguido mayorías, fundado partidos,
generado un movimiento de lucha cívica casi sin precedentes. En los últimos 12
años hemos tenido miles de manifestaciones, algunas multitudinarias,
millonarias en número de personas, algunas modestas, huelgas de hambre,
protestas ciudadanas, le arrebatamos el Parlamento electoralmente.
Enfrentamos en Venezuela a una dictadura trasnacional, con vínculos al
terrorismo, con el narcotráfico, con la disidencia de las FARC, con el ELN.
Hemos sufrido asesinatos políticos, persecución, cárcel, exilio... Estamos
resistiendo, desde una vulnerabilidad. El país con las reservas petroleras más
grandes del planeta no tiene gasolina. Venezuela, hoy un país (el quinto u
octavo) con reservas de gas está cocinando ahora con leña, en una situación
casi barbárica.
¿Qué tenemos que hacer para lograr la democracia, para lograr una transición
ordenada, que es lo que queremos? Lo que hemos venido haciendo desde hace años:
Construir mayorías, ejercerla en las calles a pesar del riesgo, visibilizar
nuestra lucha, buscar la articulación de la comunidad internacional para
acompañar nuestra exigencia, que es una sencilla: elecciones libres y justas.
¿Apoyaría una intervención militar de EU en Venezuela?
La opción de fuerza internacional es polémica, nadie gana en un dilema entre
guerra y paz. Si usted le pregunta a cualquier ciudadano del planeta qué
prefiere, guerra o paz, 99 por ciento diríamos paz. Lo que tenemos que evaluar
en este momento en Venezuela es qué alternativas tenemos para frenar el
sufrimiento, el peligro que representa Nicolás Maduro, no solamente a los
venezolanos, sino al continente entero por el narcotráfico, por el terrorismo,
por la crisis migratoria. Es decir: ¿La apoyaría o no? Yo apoyo la
democratización de Venezuela, la celebración de elecciones libres y justas, el
gran tema es cómo llegar allá. Y si hace falta o no el uso de la fuerza, yo lo
que creo es que hay que evaluarlo responsablemente para salvar vidas, para
recuperar la legitimidad.
Hay que evaluar el costo social, el costo de una dictadura en la región, lo que
representa en narcotráfico y terrorismo. Nicolás Maduro, por cierto, con
grandes vinculaciones con cárteles de la droga en México, lo cual representa
una gran amenaza para el continente. Debemos evaluar responsablemente todas las
opciones que tengamos para lograr una transición ordenada y que genere
gobernabilidad en Venezuela.
De lo que más se habla ahora en torno a Venezuela es de este acuerdo
de salvación nacional, ¿en qué consiste? ¿Qué papel va a jugar
México? Le hemos denominado acuerdo porque el acuerdo es el
objetivo de una negociación. En Venezuela han habido siete procesos de
negociación en los últimos 8 años, y ninguno ha llegado a un acuerdo.
Venezuela no necesita otro fallido proceso de negociación, necesita un acuerdo
para democratizar el país, para retomar la confianza en Venezuela en inversión
internacional, que se reactive el aparato productivo; fuimos de tres millones
de barriles (de crudo) diarios a menos de 500 mil, habiendo invertido 300 mil
millones de dólares en la industria.
La posibilidad de un acuerdo es la posibilidad de salvar a Venezuela, es
revertir el flujo migratorio, es tener un árbitro independiente que pueda regir
un proceso electoral y convertir el proceso electoral en una ventana de
solución al conflicto. Es poder generar confianza en las multilaterales para
que tripliquen o aumenten su participación humanitaria en Venezuela. La gran
pregunta es cómo lograrlo, entendiendo que en el pasado la dictadura utilizaba
procesos de negociación para distender la presión internacional y así ganar
tiempo, para burlarse de los venezolanos y la comunidad internacional.
Lo primero es que existe esa tentación, ese riesgo, y debemos prepararnos
también para eso. Lo segundo, emplear las herramientas que tenemos, que es el
ejercicio de la Constitución, la exigencia clara de elecciones libres y justas,
la presión internacional. Lo decía recientemente Juan Gonzalez (asesor del
Presidente de EU, Joe Biden, para el Hemisferio Occidental): si no logramos una
negociación, continúa la presión multilateral. Entonces, tener claro todas
estas herramientas nos va a permitir la posibilidad de un acuerdo, como hemos
denominado, de salvación nacional. Hoy necesitamos en Venezuela desde vacunas,
hasta agua, hasta gasolina.
Se dice que va a ser en México donde se suscriba ese acuerdo de
salvación nacional. ¿Requieren el aval de México en esta coyuntura? De
cara a formar un acuerdo son muchos los roles para la comunidad internacional:
facilitación, mediadores, garantes del proceso.
Recientemente hemos conversado con el reino de Noruega, que ya lo hicieron en
2019 y tienen conocimiento de los actores venezolanos y pueden facilitar el
proceso. Estamos evaluando posibles sedes para la celebración de una posible
negociación... es una posible negociación.
Estamos valorando México, Noruega, algunos otros países que puedan hospedar de
manera independiente, de manera imparcial y respetuosa una posible negociación.
¿Cómo ha sido el proceso para que México sea la sede? ¿Cuál ha sido
la interlocución con México y qué tan factible es que sea México y no otro
lugar?
Pudiera ser cualquier país, Canadá, EU, España. La alternativa democrática es
bien recibida en cualquier país del mundo.
Una de las principales variables es donde las dos partes se sientan cómodas. No
son muchos los países donde la dictadura se pueda sentir cómoda, así que esa es
una de las variables.
En 2019 fue en Barbados y Oslo, fueron dos sedes para celebrar las rondas de
negociación. En este momento estamos en fase de exploración, de la posibilidad
de una negociación, dentro de los elementos técnicos está la sede, la ubicación
física, y una posible es México.
A partir de la experiencia venezolana, y lo que mencionó sobre que
no hay muchos países en los que Nicolás Maduro se sentiría cómodo, y
México sí es uno de ellos, ¿qué piensa de la postura de la Oposición
mexicana sobre que vamos en camino a convertirnos en Venezuela?
La democracia no solamente son elecciones, lo vimos durante muchos años en
Venezuela, es independencia del poder, es respeto a la libertad de expresión,
es la fortaleza de sus instituciones, son los contrapesos respetados, esas son
las variables que tienen que cuidar muchísimo como mexicanos.
La Oposición de cualquier país es central, el respeto a la Oposición en
cualquier país es fundamental. Ningún gobernante de turno se debe sentir de
ninguna manera ofendido cuando lo que se busca es preservar la democracia.
Desde su experiencia como venezolano de a pie, ¿qué piensa usted de
las noticias y de lo está pasando en México?
Nosotros, al principio, decíamos: Vamos a convertirnos en una segunda Cuba. Y
algunos nos veían exagerados. Para nosotros es muy doloroso ser el mal ejemplo
ahora, ahora somos el mal ejemplo Cuba y Venezuela, eso nos debe llenar de
fuerza para seguir luchando, para seguir batallando.
Lo que sí llamo a la atención como venezolano es que estén atentos a las
señales, al ataque a la prensa libre, al ataque a la Oposición, a el querer
banalizar la lucha de sectores minoritarios. Todo eso son señales que no ayudan
a fortalecer la democracia. Cualquier demócrata debe aceptar la crítica, debe
abrir los espacios para la alternativa, para las minorías, así que cualquier
señal que haga la Oposición debe recibirla el Gobierno. Siendo un Gobierno
democrático, no debe sentirse atacado de ninguna manera, cuando lo que se quiere
preservar es la democracia.
La dinámica política interna, de posicionamiento de los factores, de los
diferentes partidos, es una dinámica política natural de cualquier país, pasa
en México, en EU, incluso en dictadura en Venezuela.
Llamo tanto a la Oposición como al Gobierno de (Andrés Manuel) López Obrador,
como a la sociedad mexicana, a que estén atentos a las señales, a veces, la
deriva totalitaria pasa gradualmente. Está la tentación del populismo
constantemente.
Insisto, la democracia no es solamente elecciones, no es solamente el
Ejecutivo, la democracia es el sistema, el ecosistema, de alguna manera, de
instituciones, de sociedad, de respeto a los derechos humanos fundamentales, de
respeto al erario público, y sobre todo a los contrapesos naturales en cada
país. ¿Qué consejo le daría a México para que no sigamos el
camino de Venezuela?
A los mexicanos, a mis hermanos en Cuba, en Nicaragua, en Perú, en Colombia,
preservar la democracia es una tarea diaria y constante, no un regalo, no es
una herencia, es una lucha constante, preservar las instituciones, denunciar y
estar alerta a las señales que pueden llevar por mal camino a la democracia, el
socavar la democracia, el debilitar las instituciones, el atacar a la prensa
libre, los pilares fundamentales de la democracia, hay que estar siempre
atentos.
Hago un llamado a la juventud a participar en la toma de decisiones, a
participar en la organización ciudadana, a participar en los partidos
políticos, a ser parte de la denuncia constante, pero también de las
alternativas, formar parte de asociaciones, movimientos estudiantiles, ONGs, de
lugares de toma de decisiones, eso es fundamental.
Lo que va a garantizar la democracia en el futuro va a ser la solidez y la
fortaleza de su tejido social, de qué tan dispuestos estemos los ciudadanos a
defender nuestros derechos y a cumplir con nuestros deberes, porque la
tentación populista, la tentación totalitaria también va a estar presente
siempre. El mejor antídoto es la ciudadanía, las instituciones, la movilización,
la exigencia, la protesta, la defensa, los contrapesos, entre otros. Yo siempre
hago mucho énfasis en la prensa libre, porque fue uno de los primeros que
atacaron en Venezuela.
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