Orlando Viera-Blanco 01 de junio de 2021
@ovierablanco
Recientemente
tuve el honor de entrevistar al Comisionado de DDHH de la Presidencia de
República, Abog. Humberto Prado. Un venezolano íntegro, nacido, criado y vecino
de La Pastora, que pasó de prisionero a Coordinador de Deportes
Penitenciarios, profesional del derecho y primer recluso en convertirse
director de un Penal: Yare I y II. Ya lo había soñado siendo recluso…
Si
alguien ha demostrado que en la vida se puede salir adelante y superar las
dificultades, es este caraqueño originario a quien muchos prisioneros le
confiaron no sólo su libertad sino lograr una vida absuelta, readaptada y
digna. Vale la pena contar un poco su historia, testimonio viviente de sujeción
y entereza.
De
preso a boxeador olímpico…
Humberto Prado fue a la cárcel por un delito de propiedad que reconoció y se
puso a derecho. Siendo apenas un joven de 22 años, enfrentó la dureza de vivir
en varios centros penitenciarios de Venezuela. “En la cárcel Orlando,
conoces el miedo que no tuviste. Sobrevives cada día. Irte a dormir puede ser
no despertar. Y duermes despierto…” Prado es un hombre llano, sencillo
pero fuerte a la vez. Reservado, de mirada fija, conducente, que registra un
mundo interno que sólo él ha sabido reposar e interpretar después de siete años
de prisión. Por eso su misión es el prójimo. No le interesa lo material. Su
corazón y su cabeza están dedicados a los olvidados, tanto víctimas como
victimarios, en búsqueda de una vida…en paz.
Fue el
primer venezolano en ganar el galardón del gobierno de Canadá como ilustre
defensor de los DDHH [2009]. “Con ese frío [de Canadá] fui a recibir mi
reconocimiento porque el premio no era para mí sino para todos los héroes
anónimos que en Venezuela-con muy poco-luchan por los DDHH”
Prado
desde prisión lideró su programa de deporte penitenciario. Fue entrenador de
béisbol, básquetbol, natación, fútbol, boxeo, atletismo. Juntó otras
disciplinas. Modificó la rutina de los guardias y los presos. Logró el desarme
de muchas prisiones, canjeando chuzos y pistolas por guantes, bates, pelotas y
zapatos de deporte. Un proceso donde un convicto absorto de violencia y soledad
pasó a ser un notorio y destacado atleta […]Prado recuerda el día de unos de
sus exámenes psicológicos en prisión. Cuenta que «lo rasparon». Al
preguntarle a qué se dedicaría al salir de la cárcel, él respondió: “quiero
ser director de prisiones”. La psicóloga lo aplazó por considerarlo un
iluso. El tiempo demostró que “esa ilusión” fue luz eterna…
Prado
desde la cárcel organizó 7 campeonatos nacionales de deportes penitenciarios en
14 disciplinas. Una de sus anécdotas más recordadas fue la del negro
Guevara. Un prisionero con una pegada más pesada que la de “mano e’
piedra”. Ganaba todos los cotejos por knockout. Humberto
pidió permiso a la Juez para llevar a Guevara a los nacionales de boxeo. Le
concedieron licencia. Guevara los envió a todos a la lona. Entonces Prado
gestionó con Beracasa-del Comité Olímpico venezolano-ir con Guevara a las
preliminares olímpicas en Argentina.
Después
de mucho lidiar con trámites judiciales para habilitar al fornido Guevara,
logran viajar a los preolímpicos en BBAA…Se enfrentó a un corpulento argentino
que le llevaba una cabeza. Los locutores porteños presumían: “No impresiona,
no luce el venezolano, no tiene estructura ni tamaño, ni alcance ni llegada”,
pavoneándose que Ocampo [el rival celeste] no tendría problemas para su pase a
los juegos olímpicos de Atlanta… De pronto la voz del locutor: “Pegó el
venezolano: ¡lo tumbó, lo noqueó, no se va a levantar Ocampo, llamen a los
médicos!”. [ver video desde minuto 21/
https://m.youtube.com/watch?v=dXx-CMD9uTQ
Aquel
preso que algún día se vio inmerso en la desesperanza y la oscuridad se
convirtió en el representante Olímpico superpesado de Venezuela, ¡Atlanta’96!
Guevara no ganó medalla olímpica, pero sí la mejor distinción que puede ganar
un ser humano: su reconocimiento e institucionalización ciudadana. Sigue siendo
entrenador de Boxeo haciendo patria con su buen ejemplo…Esa es la magia de una
mirada que dice “creo en ti”. Por eso Prado afirma sin
vacilar: “todo ser humano puede cambiar y tiene derecho a volver a
comenzar. Desde que cometí mi error he dedicado mi vida a la justicia. Yo sé lo
que significa el arrepentimiento y la necesidad de ser nuevamente aceptado por
la sociedad”.
De La Pastora a La Haya
El Comisionado Presidencial Humberto Prado, tiene el récord -decíamos- de ser
el único prisionero en la historia que llegó a director de prisiones. Pero
también la virtud de albergar cero resentimiento. Además exhibe un extenso
número de reportes realizados con su equipo por violación de DDHH y crímenes de
lesa humanidad, más defensas penales, programas de readaptación criminal-post
institucional e investigaciones [reportes] de un peso metodológico impecable.
Sus informes reposan en cortes y salas de justicia nacionales e internacionales
de DDHH, tanto en el sistema interamericano de DDHH, como en la ONU, CPI, Altos
Comisionados de DDHH, refugio; Parlamentos y Comisiones Especiales de tutela de
derechos civiles, políticos, tratos crueles y denigrantes, torturas, violencia
de niños, de género y trata de personas.
Como
expresó alguna vez el padre Olaso S.J., profesor y común mentor: «Hay
que luchar por la verdad y la dignidad del hombre. Quizás muchos de sus actos
no serán justificados, pero si comprendidos. La justicia hará lo propio,
nosotros obraremos con piedad».
Gracias por su amistad y humildad Comisionado Prado. Orgulloso de trabajar de
su mano y su “pegada” por los DDHH, por Venezuela; por hacer justicia y obrar
con piedad…
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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