FAUSTO MASÓ 10 DE AGOSTO 2013
A la oposición quieren ahogarla
financieramente, no hay empresario que se atreva abiertamente a respaldar a la
MUD, una simple transferencia, un depósito en una cuenta, sirve para
acusaciones como las que le hicieron a Mardo. Eso es lo que buscan con los
allanamientos, tantean también el terreno para ver si en alguna circunstancias
sea posible meter preso al propio Capriles. Llegarán hasta donde los dejemos;
avanzarán si nos dividimos.
Con razón teme Maduro un resultado
adverso en diciembre y quiere impedir que Capriles viaje en avioneta. Como
Chávez ganaba las elecciones cómodamente, le permitía libertades a sus
oponentes. Maduro, obvio, no es Chávez; posee una autoridad precaria y teme
tanto los resultados electorales de diciembre que juega sucio abiertamente: una
derrota obligaría al chavismo a un cambio, resquebrajaría la estabilidad
política del gobierno. ¡Desea obligar a Capriles a trasladarse por tierra, lo
que le impediría repetir la campaña espectacular del pasado abril, cuando
visitaba varias ciudades en un día! Un viaje de Caracas a Valencia dura en
ocasiones seis horas.
El mensaje es claro: se perseguirá a
quien le dé un bolívar a la oposición, se apoderan de las computadoras y los
teléfonos de Oscar López en busca de alguna transferencia de recursos
para acusar a la MUD de violar la ley no escrita, según la cual el PSUV cuenta
con todos los recursos del Estado y la MUD con nada. Resulta cuesta arriba
hacer política sin dinero, sin acceso a la televisión, con las emisoras de
radio mayoritariamente en manos chavistas. Desaparecen las apariencias de un
juego democrático, persiguen a El Nacional, quieren gobernar por los siglos de
los siglos.
No hay tarea tan prioritaria como derrotar abrumadoramente a Maduro en diciembre, las elecciones son un plebiscito sobre Maduro, quien para responder la acusación que le hacen dentro del chavismo de dar un giro a la derecha, rescata la fraseología marxista del siglo pasado y se proclama enemigo del reformismo.
Algunos candidatos de la MUD no
son los ideales pero hay que apoyarlos y aspirar a que esta
persecución despertará al ciudadano y, en cambio, el chavista decida quedarse
en su casa el 8 de diciembre para expresar así su apoyo a sus líderes naturales
locales. No es imposible que ocurra una gran abstención en el chavismo como
otras veces en el pasado.
Asombrosamente hay todavía quienes
apuestan en la oposición a una derrota para de esa forma socavar el liderazgo
del gobernador de Miranda, sin darse cuenta de que de ganar el PSUV en
diciembre, Maduro se consolidará por tiempo indefinido en Miraflores. Frente a
un panorama tan poco democrático y la conducta autoritaria del gobierno,
desesperados ante esta pesadilla, resurge la tentación de abandonar el camino
que tantos triunfos le ha dado a la oposición, algunos les irrita esperar hasta
diciembre. El que va ganando no derriba el tablero.
No es la hora de hacerse ilusiones: la
oposición enfrenta a Nicolás Maduro, al PSUV… y a todos los poderes del Estado.
Ocurrirán otras arbitrariedades, vienen con todo, pero pagarían un precio alto
si no celebrasen las elecciones, confesarían que ya no son mayoría y
abandonarían el juego ambiguo de Chávez que disimulaba su autoritarismo
celebrando elecciones constantemente. A votar, pues. Va todo, hasta la camisa.
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