Por José Vicente Carrasquero, 01/10/2015
Venezuela sufre el rigor del accionar de una clase política carente de
escrúpulos y además, sin el mínimo pudor que llamaría a evitar someterse a la
vergüenza de presentarse ante el mundo como una democracia cuando en realidad
protagoniza la más oscura de las dictaduras que se haya implantado en el país.
Sin miedo al ridículo Maduro habla ante las Naciones Unidas como si el
modelo económico venezolano fuese digno de ser mostrado. Olvida el ocupante de
la presidencia que Venezuela atraviesa una crisis económica sin precedentes en
su historia republicana. Que la gente no quiere bolívares. Que la lógica le
indica al pueblo que lo primero que tiene que hacer con nuestra moneda es
gastarla antes de que se le desintegre en las manos.
Sin miedo al ridículo el chavismo exhibe una ausencia casi absoluta del
conocimiento que se necesita para reflotar una economía que hace rato zozobró.
Hay que ser verdaderamente ignorante para no darse cuenta que la inacción en
materia económica ha tenido más costo en términos electorales que las medidas
que se debieron haber tomado hace ya dos años. Estarían estos desconocedores de
la política recogiendo los frutos de una economía que no estaría sometida a los
embates de la inflación descontrolada y la escasez.
Sin miedo al ridículo Maduro ordena cerrar la frontera con Colombia. En
su inmensa ignorancia quiso hacer creer a los venezolanos que el dólar
desbocado, la escasez de todo tipo de productos y la inflación eran culpa de
los colombianos. A más de un mes del grotesco cierre de la frontera con el
hermano país, el dólar pasó los ochocientos, las colas para productos básicos
siguen creciendo, el bachaqueo continua invicto y el bolívar con tendencia a lo
microscópico.
Sin miedo al ridículo, el ejecutivo nacional permite que el BCV no
publique las cifras que permitan estimar la salud de la economía. Creen estos
insensatos que el venezolano no se da cuenta que cada vez que va al mercado el
dinero le rinde menos. Piensan que escondiendo las cifras, las calificadoras de
riesgo no tienen material para auscultar la trágica situación que atraviesa las
finanzas públicas.
Sin miedo al ridículo el ministro que finge manejar las finanzas del
país se reúne con los acreedores internacionales para decirles que para ellos
si hay dólares. Que no importa que el sector privado venezolano quiebre, que el
pueblo no tenga comida y medicinas, que él garantiza que el billete verde será
debidamente ahorrado para honrar los compromisos de la deuda pública aún a
costa del hambre del soberano.
Sin miedo al ridículo el gobierno nacional tiene un ministro de
relaciones interiores que balbucea incoherencias. Que pone en las redes
sociales que se incautaron 1.550 kilos de explosivos cuando en realidad fueron
1,55 kilos. No nos dice este incompetente general de dónde procedía el material
y a quién estaba destinado. Este es el mismo ministro que no ha podido explicar
coherentemente los ataques con granadas a sedes policiales y mucho menos el
incremento alarmante de la delincuencia en el país. Si Venezuela tiene aunque
sea otro general como este, recomiendo que los ministerios correspondientes
intervengan las academias militares para impedir que se sigan graduando este tipo
de engendros.
Sin miedo al ridículo dicen que el “mejor sistema electoral del mundo”
no necesita de observación internacional. Ni siquiera les pasa por la cabeza
que pierden la oportunidad de hacer que se ratifique esa opinión mundialmente
en caso de que resultara verdad. No se dan cuenta que la negativa lo que hace
es arrojar dudas sobre la idoneidad de un CNE presidido por miembros del
partido de gobierno.
Sin miedo al ridículo esta clase política dilapidó la riqueza más
grande que recuerde la historia de nuestro país. Sin miedo al ridículo dejaron
a los políticos del pasado como niños de pecho en cuanto a desparpajo y
corrupción. Las colitas de PDVSA y los robos al tesoro público del pasado son
insignificantes comparados con el saqueo de nuestras riquezas y el uso de los
bienes públicos para complacer los exigentes gustos de los nuevos ricos
chavistas.
Solo espero que no le tengan miedo al ridículo cuando les toque
reconocer el 6D que los venezolanos se cansaron de ellos y quieren darle paso a
una nueva forma de hacer las cosas.
@botellazo
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