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jueves, 19 de noviembre de 2015

La estrategia del oficialismo, por @lmesculpi




Luis Manuel Esculpí 18 de noviembre de 2015

Resulta extremadamente difícil distinguir en el oficialismo los tiempos formales de campaña electoral del resto de su acción política. Es evidente que están en permanente campaña, el discurso y su comportamiento general están impregnado por esa dinámica. El triunfalismo ya no reina en el ambiente, resulta asunto del pasado, cada día hay sectores que toman conciencia de su realidad. Para algunos el objetivo es reducir la ventaja en cuanto al número de diputados, calculan que así pudieran disminuir los efectos políticos de la derrota y revertirla a través de diversas trampas que ya han experimentado en la actual Asamblea.


Estiman que la ventaja en la votación nacional muestran una "tendencia irreversible",al eliminar la elección del Parlatino, sus efectos cuantitativos serán menos visibles y la atención se concentrará en la composición del parlamento nacional.

Consideran que la pésima gestión de Maduro, especialmente en el campo de la economía, constituye un gran handicap en contra, es un pesado fardo del que cuál por más que quisieran resulta imposible deshacerse. Hay quienes han sugerido realizar una campaña de bajo perfil, concentrándose en la organización para recuperar parcialmente el electorado perdido y movilizarlos en base a sus recursos. Sin mucha propaganda de visibilidad que pudiera serle contraproducente, eso sí saturando con la imagen del ex presidente Chávez toda la publicidad, ya que las encuestas lo siguen colocando muy por encima de Nicolás. Allí se fundamenta su estrategia sintetizada en el slogan "Chávez gana en diciembre" ,sin embargo, abrigan serias dudas sobre su efectividad. De lo que sí parecen estar convencidos los candidatos que basaban su campaña en fotografías con Chávez por haberlo considerado un portaaviones, ahora como es obvio, estiman que la compañía de Maduro posee un efecto contrario, la metáfora está más asociada a la imagen de un submarino. Apostar a la división de las fuerzas democráticas y propiciar la confusión con la ubicación de tarjetas supuestamente "opositoras y unitarias" también constituyen aspectos claves de su estrategia.

Recientes acontecimientos, como los del fiscal Franklin Nieves, la carta de Almagro y en especial el de los sobrinos apresados en Haití con 800 kilogramos de cocaína, con todo los pormenores que rodean ese escándalo, presumen tendrán influencia en los resultados electorales, su moral está seriamente afectada y los desconcierta el estrepitoso silencio de las principales figuras del régimen ante una noticia que ha ocupado titulares en la prensa mundial.

No confían en efectos milagrosos, ni en nuevos "dakazos", saben que esas medidas son pasajeras y perciben el rechazo mayoritario a la gestión gubernamental, no convencen ni a sus propias bases, el distanciamiento de antiguos partidarios es creciente, ya se refleja hasta en los estudios de opinión ordenados por ellos.

Difundir los logros de la misión vivienda y señalar que un triunfo de la oposición implicaría la pérdida de beneficios no produce los resultados esperados, la incertidumbre involucra también al planteamiento estratégico, la seguridad en sus definiciones es cada vez más frágil, en su propio campo hay zonas significativas que también aspiran un cambio, desearían que la actual conducción lo propiciara, pero no son muy optimistas.

A pesar de todo ese cuadro, no hay que confiarse, aún poseen margen de maniobra y todos los recursos de los poderes que usan de manera abusiva sin el menor rubor. No escatimarán esfuerzo para intentar evitar la derrota o disminuir la ventaja. La segunda opción es acariciada por algunos de sus principales dirigentes ante la imposibilidad de modificar lo que hoy luce inevitable.

Participamos de un proceso en las mejores condiciones que hemos conocido en todo este tiempo, soplan nuevos aires renovadores, estos veinte días pueden ser decisivos para consolidar la nueva mayoría. Obtener una victoria lo más amplia posible será la garantía para iniciar un nuevo rumbo, ello es un reclamo nacional y tendremos que colocarnos a la altura de la exigencia planteada. Ese es el principal desafío para los demócratas de este tiempo. Asumirlo es ineludible, se trata de un compromiso verdaderamente histórico.

Luis Manuel Esculpí

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