Por José Gregorio Meza
Frustración y descontento.
Eso fue lo que dejó la mesa de diálogo en sectores de la oposición. Analistas
políticos advirtieron que la recuperación del liderazgo solo será posible si se
interpreta correctamente el ánimo de la sociedad. “Hay gente descontenta que
aspiraba a un cambio político que se iba a producir a través de una salida negociada”,
señaló Margarita López Maya, historiadora y profesora de la Universidad Central
de Venezuela. A su juicio, la Mesa de la Unidad Democrática no supo manejar el
capital político que tuvieron. “Los agarró mal preparados y al final
sacrificaron los recursos más importantes que tenían para presionar al gobierno
por una salida electoral y por la liberación de los presos políticos”.
Afirmó que las fuerzas
opositoras se debilitaron y cree que posiblemente en los próximos meses se vea
mermada su capacidad de convocatoria. “Podemos ver en los próximos meses una
reestructuración y su transformación en otra cosa. Quizás los partidos se
liberen un poco de la unidad a efectos de la estrategia y diagnóstico, porque,
de hecho, tienen muchas diferencias, y reserven la MUD para procesos
electorales, que en este momento no se avizoran con claridad”.
Dijo que la alianza
opositora no canalizó el descontento que lleve a producir una salida
alternativa. “El gobierno sobrevive y seguramente Nicolás Maduro consiguió su
pasaje hasta el fin de su mandato. Hasta ahora han actuado de mala fe y, basado
en los hechos, no van acceder a nada y mucho menos a elecciones”. Afirmó que a
la ciudadanía le toca involucrarse más si quiere que se dé una transición
democrática: tiene que participar, encontrarse, buscar estrategias de
resistencia a este avance autoritario del poder.
“El principal reto que tiene
la oposición es recuperar la confianza de la gente”, indicó Pedro Urruchurtu,
politólogo y profesor de la UCV. “La gente responderá, pero una vez que el
liderazgo esté dispuesto a actuar. Ya se acabó aquello de los cheques en
blanco, por eso alguien tiene que dar la cara y decir que el diálogo fracasó y
que hay que seguir con la ruta, que implica a la Asamblea Nacional, la
movilización y la presión internacional”.
Precisó que todo lo que no
se refiere a elecciones le es incómodo a la MUD, porque ella surgió como una
coalición electoral. “El asunto es que ha quedado demostrado que en momentos
que no son de coyuntura electoral no sabe dar resultados o apuntar a una
estrategia que lleve a un cambio”. Indicó que debe haber una reestructuración
en cuanto a la toma de decisiones. “Las reglas no están claras porque uno de
los problemas es que a partir del 6 de diciembre toda su visión estratégica se
trasladó a la dinámica de la Asamblea Nacional, lo que derivó a que los cuatro
partidos que controlan la mayoría del Parlamento tomaron las riendas de
decisión y dejaran de lado a los demás partidos”.
Recalcó que la MUD debe
escuchar más a la gente. “No solo es por hacer más democrática la toma de
decisiones, sino por abrirse a la sociedad civil organizada, que no solo es la
que ha sido más golpeada, sino además la más crítica y firme”.
Unificar al electorado.
Iñaki Sagarzazu, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Tecnológica
de Texas, observó que lo único responsable es apostar porque funcione el
diálogo. “Los que dentro –y fuera– de la oposición critican a la directiva de
la MUD por sentarse a dialogar no han presentado ninguna salida real. Las que
se han presentado, como la de juzgar al presidente, hacer un referéndum o
marchar hasta el cansancio no son estrategias de salida reales, pues no tienen
cómo ejecutarlas”.
Subrayó que la oposición
necesita una estrategia de comunicación política que le permita ganar la
batalla mediática y mantener unificado a su electorado. “La MUD es una
coalición electoral y está creada para dirimir problemas en la elaboración de
las candidaturas y para presentar una propuesta electoral conjunta, aunque no
programática, lo que la hace altamente problemática en una situación como la
actual en la que no se escogen candidatos, sino que se negocia una salida”.
Recalcó que es aquí cuando la diferencia entre las diferentes organizaciones es
más fuerte, pues es una competencia interna de posicionamiento a futuro. “Estas
diferencias hacen que cada actor unitario exponga públicamente una posición
diferente, lo que por un lado desmoviliza a los posibles votantes y da pie al
chavismo a atacar y a dividir”.
Para Carmen Beatriz Fernández,
especialista en marketing político y profesora de la Universidad de Navarra, el
error de la MUD no fue sentarse en la mesa de diálogo, sino paralizar las
movilizaciones de calle. “‘Tanto diálogo como sea posible, tanta calle como sea
necesaria’ ha debido ser un mantra opositor, pero no se hizo así. No se
encontraron las fórmulas para que el espacio de diálogo no funcionara como una
desmovilización”. Y aunque apuntó que el balance del diálogo para la oposición
fue muy negativo, considera necesario conservar ese espacio como opción para
unos posibles acuerdos en los tiempos por venir.
“La oposición recibe
disminuida a 2017 en el afecto público y más desunida de lo que estuvo durante
2016. El gobierno logró anular el referéndum revocatorio a costos mínimos. La
situación de hoy en el ánimo de la sociedad, y particularmente en el estado de
ánimo opositor, es infinitamente peor que la que tenía hace exactamente un año
tras la victoria opositora en la elección parlamentaria”, destacó Fernández,
para quien es imprescindible que la desesperanza no permee a la sociedad. “Si
en Venezuela la clase política no interpreta correctamente el estado de ánimo
de la sociedad, y más aún, si no lo ataja, le espera una crisis de
representación terrible”.
De acuerdo con Fernando
Arreaza Vargas, especialista en estrategias de comunicación política, la
oposición debe replantear el referéndum revocatorio el próximo año y
acompañarlo de presión ciudadana. “Pareciera que hay una mayoría de líderes que
proponen calle, el problema es que esa es una propuesta ambigua y de poca
duración”.
EL DATO
El pasado 3 de diciembre,
Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, indicó que apostar por la mesa
de diálogo fue lo adecuado. “Ya Nicolás empezó a pelear con los facilitadores
del diálogo... ¿Vieron que esa mesa solo pondría al desnudo la brutalidad de la
dictadura?”, señaló vía Twitter. Ante el cuestionamiento de quienes le dijeron
que eso ya se conocía sin la mesa, escribió: “Seguramente el Vaticano no tenía
tan claro que lo de Maduro es una dictadura mentirosa. Ahora lo sabe, en carne
propia. La mesa valió la pena”.
10-12-16
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