Leandro Rodríguez Linárez 28 de abril de 2018
@leandrotango
Ya no
son las novelas ni el beisbol, la política se ha convertido en el principal
entretenimiento de los venezolanos, donde la transversalidad es la omisión de
lo importante/determinante para el pueblo y el elemento protagónico es todo
aquello que beneficie a los gobernantes sin importar el qué, el cómo ni el
cuándo, las elecciones en nuestro país son un claro ejemplo, se omiten,
adelantan, atrasan o ajustan a merced de quiénes hoy están en el poder.
Bajo
este aterrador esquema, se ha hecho creer que una bolsa de comida mensual es el
legado más grande por el que dieron sus vidas Bolívar, Miranda y Sucre, que hay
que defender rodilla en tierra la sustitución de la milagrosidad del esfuerzo
propio o familiar por bonos populistas, por limitaciones, condicionates y
racionamientos a nuestros derechos y libertades. Se ha impuesto la cultura del
perdón a las gestiones públicas mediocres, corruptas, ineficientes, se obliga a
los venezolanos a que con hambre y desempleo se resteen con gobernantes
autoengrandecidos… lo hemos dicho, el chavismo es una mentalidad.
Reiteramos,
luego de la somanta que sufriera el régimen el 6D de 2015 éste se inmunizó a
las elecciones democráticas, mientras diseñaba la estrategia a seguir, liquidó
de la manera más vulgar posible (jurídicamente hablando) el revocatorio en
2016, ya para 2017 comprendió que la única manera de permanecer en el poder es
simular procesos electorales, procesos en los que escoge candidatos, electores
y, apegados a la confesión de Smartmatic, también impone resultados… ello no es
una opinión personal ni la repetición de una matriz, es un hecho público y
notorio, todo aquel que quiera puede corroborarlo con un esfuerzo mínimo.
Desde
que el precio del barril frenó su circunstancial alza, se avizoraron los
inevitables problemas del elefantiásico Estado petroleódependiente in extremis
creado por Chávez, el mismo Jorge Giordani confesó para ganar en 2012 el
“comandante” tuvo que vaciar las arcas públicas con fines electorales. Con
Maduro las consecuencias de la destrucción del aparato productivo y de PDVSA
terminaron de poner punto final al fracaso financiado del “Socialismo del Siglo
XXI”, castrismo cubano con altísimas dosis de kakistocrácia pues ¿Quién
destruye lo único que lo mantiene a flote? Un barril a 60$ es un excelente
precio, pero Pdvsa apenas produce. Ahora echan mano al arco minero sumergido en
oscurantismo absoluto y a una criptomoneda con nivel de confianza cero, el chavismo
es como un millonario caprichoso que todos soportaban, pero al despilfarrar su
fortuna todo el mundo rechaza, busca entre sus bolsillos monedas restantes.
Día a
día al país se le agravan sus problemas, penurias a las que está condenado
mientras sigan los mismos conductores, el mismo proyecto y ¡he allí el detalle!
la prefabricada vía electoral, junto al secuestro institucional y la violencia
permisada, se ha convertido en uno de los pilares para el forzado sostenimiento
de esos conductores, de ese apocalíptico proyecto. Opinamos, el 20M no caben
expectativas positivas, será un más de lo mismo en el océano infinito del
entretenimiento rojo rojito. El chavismo fue un fracaso financiado que la
dinámica política, económica, social e internacional se está encargando de
superar.
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