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sábado, 21 de abril de 2018

Sin estar en guerra ni sufrir tragedias naturales por @EfectoCocuyo


Por Oscar Morales Rodríguez


Hace varios años atrás cuando usted veía por el noticiero del canal de su preferencia los sucesos inhumanos de la guerra en Irak y Afganistán, los conflictos armados africanos o los desmanes que dejó el huracán Katrina, difícilmente usted podía imaginar que esos horrores -o algo similar-lo padeceríamos más adelante, y mucho menos que fuese sin estar sumergidos en un conflicto bélico o por haber sufrido un evento natural desafortunado.

Generalmente, en los países que sobrellevan estos acontecimientos se experimentan profundas contracciones de su economía, incrementos de los índices de mortalidad, baja calidad de los servicios públicos, huidas masivas de capitales y personas (estas últimas solicitan la condición de refugiados en otros países), declives en todos los sectores socioeconómicos y un sinnúmero de desequilibrios sociales.

La crisis que se respira en cada esquina se atribuye a un paquete de decisiones erráticas y a la terquedad en su implementación. Es decir, la destrucción es “hecha en Venezuela”, dado que sólo nosotros somos responsables de la política económica y el ordenamiento del sistema jurídico político que establecemos en la nación.

Concretamente, nadie nos mandó a imprimir billetes sin respaldo para generar esta hiperinflación caótica, ni mucho menos nadie nos ordenó imponer una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta que rompiera con el orden democrático. Hemos sido nosotros solitos que le pusimos los ingredientes a la depresión nacional.

Analistas internacionales señalan que Venezuela está transitando el camino de Siria por muchas razones. Aunque guardando las distancias, hay coincidencias. Por ejemplo: las prácticas represivas del Estado contra los civiles, la transgresión de las garantías básicas de la participación democrática; se incrementa el número de venezolanos que salen del país intentando ingresar a otras naciones con la condición migratoria de refugiados, recibimos pocos vuelos internacionales, se redujo nuestra producción petrolera, las fuerzas represivas encarcelan a menores de edad que se reúnen para manifestar su desacuerdo con el gobierno, vivimos con interrupciones de los servicios básicos permanentemente, se persigue a dirigentes políticos, líderes sindicales y comunitarios constantemente, y diariamente estamos más aislados de la comunidad internacional.


Hacer una cronología de la devastación del país es una tarea para llorar. Pareciera que el apocalipsis se está ensayando en nuestro territorio, pero sin terremotos, tsunamis, huracanes o erupciones volcánicas ocasionados por la madre naturaleza; simplemente, el cataclismo ha sido originado por los “padres gobierneros”.

Ya basta la ola de cinismo. Han sido suficientes tantos naufragios. Ya no queda nada por destruir, camaradas.

19-04-18

http://efectococuyo.com/opinion/sin-estar-en-guerra-ni-sufrir-tragedias-naturales/


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