Por Enrique Ochoa Antich
Deberían observarlo los
principales voceros de la MUD: el deslave por abajo del abstencionismo al
participacionismo es no solo progresivo sino multitudinario. Quienes
recorremos el país, hace rato que podemos testimoniarlo. Por ejemplo, son ya
más, muchas más las llamadas a los programas de opinión en las radios locales
que defienden el voto que las que apoyan la abstención. Muchos dicen con
claridad que eran hasta hace poco abstencionistas pero que ya no lo son más.
Como resultas, los dirigentes regionales de AD, PJ, VP y UNT se ven presionados
por sus bases para que desobedezcan las orientaciones de sus direcciones políticas y
se decidan a acompañar al candidato de la oposición, Henri Falcón, en
su cruzada electoral. Y son numerosos los casos de quienes ya lo han hecho. Una
dirigente de uno de esos partidos me dijo: ¨Mi partido sin el voto no es nada.
Así que votaremos y ayudaremos con la maquinaria electoral¨. Y me remató con la
siguiente sentencia de lógica implacable: ¨Si Falcón pierde por 500.000 votos,
nosotros vamos a ser los culpables de esa derrota… y si gana, no seremos parte
de la victoria!¨.
Es que el pueblo no anda con
las exquisiteces politológicas acerca de la pretendida deslegitimación
abstencionista del régimen. Quienes más sufren, saben que el 20M tenemos
una oportunidad histórica de cambiar en paz, de impedir que la locura madurista
siga destruyendo al país. Lo que estamos viviendo es poco menos que la
disolución de la nación. Más que un crimen contra sí misma, es un crimen contra
el país el dislate abstencionista que comete la oposición clásica. Y quien
padece hambre sabe que no puede esperar por promesas extremistas que más
de una vez ha comprobado que son sólo espejismos.
El deslave de la abstención al
voto es multitudinario, sí, pero no basta. Sabemos que frente a un gobierno
escaso de escrúpulos pero abundante de triquiñuelas y marrullerías, no son suficientes
los 2.500.000 de votos de diferencia que la más reciente encuesta DATINCORP
cuantifica a favor de Falcón. Se requiere ensanchar esa brecha al doble para
que los demócratas ganemos tal vez por centenares de miles de votos. Sólo la
cantidad puede asegurar la calidad de esos resultados. Tercera ley de la
dialéctica, si mal no recuerdo.
Por eso nadie debe faltar a la
cita. La verdad es que la escogencia es mucho más que entre Falcón y
Maduro: es entre democracia y dictadura, entre civilización y barbarie, entre
preservar la nación o la catástrofe. Votar ya no es un derecho político: ha
pasado a ser un deber moral.
La MUD y sus partidos deberían
hacerle caso a Capriles y encerrarse a debatir la nueva realidad política que
se ha venido conformando en los últimos días. Deberían sorprender al
gobierno, su verdadero adversario (no Falcón) y acudir a esta cita con la
historia. Si la MUD y sus partidos impartieran la orientación suprema de
una última y sorpresiva maniobra, si como Páez exclamara: ¨¡Vuelvan
caras!¨ y decidieran llamar a votar, pasarían a formar parte de la
victoria. Aquí los esperamos.
23-04-18
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