Miguel Méndez Rudolfo 21 de abril de 2018
Al
hablar de recursos escasos en el planeta solemos pensar en el agua y en el
petróleo, por ejemplo; pero casi nadie repara que la arena apta para la
construcción está en vías de convertirse en un material de disponibilidad
insuficiente. El asunto es que para fabricar hormigón no sirve la arena de
playa, ni tampoco la del desierto: la primera ha recibido constante hidratación
del mar, conteniendo sales y restos orgánicos, en tanto que los granos del
segundo son muy finos. El componente más común de la arena es el sílice,
generalmente en forma de cuarzo. Sin embargo, la composición varía; así una
parte de la arena hallada en los arrecifes de coral es caliza En algunos
lugares hay arena que contiene hierro, feldespato o, incluso, yeso. La arena de
cuarzo junto con la grava y el cemento, es uno de los componentes básicos del
hormigón. Además, la arena se utiliza para fabricar vidrio por su
extraordinaria dureza, perfección del cristal y alto punto de fusión. Este
desecho de la erosión de rocas es fundamental también para la fabricación de
los microchips que sostienen la era digital, la elaboración de champús, ruedas
para vehículos, papel, pasta de dientes, etc.
La
demanda de arena se ha disparado en los últimos 30 años hasta el punto de ser
tras el agua el material más requerido por la industria global. La arena es
demandada en la industria más expansiva de los últimos años: la construcción.
Para levantar una casa de tamaño medio se requiere de unas 200 toneladas de
arena; para un hospital se aplican 3.000 toneladas y una autopista consume por
cada quilómetro 30.000 toneladas. Hoy se está construyendo más que nunca en la
historia de la humanidad, y esto ha provocado que los requerimientos de arena
estén disparados. Se calcula que se consumen anualmente en la construcción más
de 18.000 millones de toneladas de arena (según datos del año 2013).Si la
fiebre constructiva se prolonga en todo el mundo, podría desembocar en una
crisis por la arena, porque si este material comienza a escasear, crecerá el
potencial de conflicto. La arena de cuarzo para la construcción, se obtiene de
lechos de ríos, lagos, minas a cielo abierto, etc. Si consideramos la totalidad
de las presas construidas en los ríos de todo el mundo, y reparamos que estos
cauces fluviales son la vía por la que la arena llegue al mar desde las rocas
erosionadas, nos damos cuenta que se ha cortado toda posibilidad de reponer la
arena sustraída del agua.
El
resultado de la extracción de arena en ríos y lagos, así como su conversión en
hormigón, es causa del retroceso importante de una cuarta parte de las playas
en todo el mundo ya que el fondo marino tiende a compensar su déficit
recuperando arena de las playas cercanas. Los fondos marinos están gravemente
alterados; tienen un déficit de arena de consecuencias graves: esta arena hacía
de cojín y freno de las corrientes marinas, que ahora se ven desatadas. Por
otra parte, los manglares que sirven de protección a las costas, se ven
afectados, porque por falta de arena sus raíces quedan expuestas y a merced de
las corrientes marinas, que arrancan estos árboles y destruyen el ecosistema
que conforman. En épocas anteriores los riesgos de crecidas eran menores porque
la fuerza del agua podía ser absorbida por los arenales, que la redistribuían y
evitaban que llegara de golpe a las zonas habitadas.
Actualmente
la arena y la grava son los materiales más extraídos del mundo, por encima de
los combustibles fósiles y la biomasa. La escasez regional y la prohibición de
la extracción en algunos países, han convertido la arena en un producto
globalizado que ha aumentado su valor casi seis veces en 25 años, lo que ha
promovido que existen grupos de delincuentes en muchos lugares del planeta que
hacen transacciones ilegales con suelo y arena. Es hora de desarrollar
convenciones internacionales para regular la extracción, el uso y el comercio
de la arena.
Miguel
Méndez Rodulfo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico