Philip Kosloski 28 de abril de 2018
¿Qué
es tan importante conocer sobre la Divina Misericordia de Dios? ¿Cómo
afecta nuestra vida en la tierra? Desafortunadamente, muchos viven como si Dios
fuese un tirano que castiga sin clemencia a aquellos que pecan.
Cuando
una persona se ve viviendo una vida de pecados, por ninguna razón va a querer
volverse hacia un tirano, sino que decidirá vivir una vida de
desesperación.Dios los ha abandonado y no ven más esperanza después de la
muerte.
Afortunadamente, ése
no es el Dios en el que creemos, ya que Él es un Dios tanto de justicia como
de misericordia.
Para
poder entender el por qué la devoción a la Divina Misericordia es tan
importante, veamos qué significa para Dios ser misericordioso.
Antes
que nada, la misericordia de Dios siempre ha estado relacionada a Su
justicia. El Papa Francisco explica:
"Éstas
no son dos realidades contrarias, sino dos dimensiones de una única realidad
que se desenvuelve progresivamente hasta que culmina en la plenitud del amor.
La justicia es un concepto fundamental para la sociedad civil, que está destinada
a ser gobernada por leyes. La justicia es también entendida como aquello que es
propiamente correspondiente a cada individuo.
En
la Biblia, hay muchas referencias a la justicia divina y a Dios como a un
"juez". En estos pasajes, la justicia se entiende como la total
observancia de la Ley y el comportamiento de cada buen Israelita en conformidad
con los mandamientos de Dios… la justicia es concebida esencialmente como el
abandonamiento confiado de nosotros mismos a la voluntad de Dios"
Dios
nos juzga basados en cuán fieles somos a Sus mandamientos y en cuánto nos
abandonamos y a Su santa voluntad.
Sin
embargo, la justicia de Dios no termina allí. Dios desea que
toda su gente sean traídos a una buena relación con Él y Él sale activamente a
su encuentro. Él no es un juez frío que desprecia a aquellos que viven fuera de
la Ley.
Al
contrario de lo que se cree, la justicia de Dios requiere que Él salga al
encuentro de los que están perdidos y que haga todo los intentos necesarios
para atraerlos hacia Sus preceptos. Como aparece en el Catecismo:
"El
hombre puede olvidar a su Creador o esconderse lejos de su cara; puede seguir
ídolos o acusar a deidades de haberlo abandonado; pero el Dios vivo y verdadero
llama incansablemente a cada persona" (CIC 2567)
El Papa
Francisco reafirma esta realidad y la conecta con la Misericordia de
Dios. Él nos dice:
"La
Misericordia no se opone a la justicia sino que expresa la manera en que Dios
se acerca al pecador, ofreciéndole una nueva oportunidad para verse a sí mismo,
convertirse y creer".
Dios
incluso revela este tipo de misericordia en el Antiguo Testamento a través del
profeta Ezequiel cuando Él dice,
"¿Creen
ustedes que me gusta la muerte del malvado? dice Yavé. Lo que me agrada es que
renuncie a su mal comportamiento y así viva." (Ezequiel 18,23)
La
misericordia no niega la Ley en ninguna manera ni la
hace superflua. Dios mantiene que nosotros deberíamos permanecer leales a Sus
mandamientos y que somos juzgados respectivamente.
Sin
embargo, Dios no es un ser estacionario, o incluso una figura del tipo Zeus que
envío rayos y truenos sobre los pobres pecadores. Por el contrario, Él busca
acercarse a la oveja perdida, las toma sobre Sus hombros y las trae de regreso
a Él.
Desafortunadamente, muy
a menudo rechazamos a Dios cuando viene a tocar nuestra puerta. Rechazamos
sus intentos de atraernos nuevamente hacia el rebaño y cuando lo hacemos,
permanecemos alejados de Su abrazo amoroso.
Mientras
más lo rechazamos, más difícil nos será aceptarle cuando nos veamos cara a cara
con Él al final de nuestras vidas.
La
buena noticia es que Él nunca deja de intentar atraernos. No
importa cuán lejos estemos de Dios, Él siempre saldrá a nuestro encuentro.
Depende de nosotros aceptarle en nuestras vidas y permitir que Su amor nos
envuelva.
Es por
esto que la devoción a la Divina Misericordia es tan importante para
disipar la oscuridad en los momentos de desesperación.
Nos
recuerda que aunque estemos en nuestro momento más bajo, Dios no nos ha
abandonado, sino que de hecho, Él nos está buscando. Dios siempre está ahí,
especialmente cuando lo necesitamos más.
El
infierno es un lugar para aquellos que han rechazado la Divina Misericordia de
Dios y han decidido revolcarse en la desesperación, mientras el Cielo es donde
podemos aceptar Su mano estirada, cambiar nuestras maneras pecaminosas de
vivir y ser traídos a la completa comunión con Él.
Así
que recordemos las palabras del Papa Francisco, especialmente
en tiempos cuando pensamos que hemos sido abandonados por Dios por causa de
nuestros pecados:
"Dios
no niega la justicia. Sino que la envuelve y la traspasa con un evento aún más
grandioso en el cual experimentamos el amor como fundamento de la justicia
verdadera.
La
Misericordia no se opone a la justicia sino que expresa la manera en que Dios
se acerca al pecador, ofreciéndole una nueva oportunidad para verse a sí mismo,
convertirse y creer".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico