De bajo perfil y carácter
afable, el nuevo presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, pareciera esconder un
dogmatismo a toda prueba, al punto que en su discurso de asunción aseguró que
su gran misión es perpetuar la revolución, lo que lo deja poco chance a pensar
en cambios significativos en esta primera etapa de la era
poscastrista
Aunque su nombre nunca figuró
entre los más destacados del régimen cubano en los últimos años, Miguel
Díaz-Canel, el flamante nuevo presidente de la isla, paso a paso ha venido
escalando dentro del Partido Comunista y de la cúpula de poder insular.
Ingeniero electrónico nacido
en la provincia de Villa Clara después del triunfo de la revolución conducida
por Fidel Castro (nació el 20 de abril de 1960), en la cual pasó su infancia y
juventud, tiene dos hijos con su primera esposa, Martha. En la actualidad
está casado con Lis Cuesta Peraza, una profesora universitaria y funcionaria de
la agencia turística cultural Paradiso.
De carácter reservado -algo
que es común en el régimen cubano- Díaz-Canel apenas saltó a la palestra
internacional en 2017 cuando fue protagonista de un video filtrado en el cual
abogaba por cerrar medios de prensa independientes, y etiquetaba a embajadas
europeas como una avanzada de la subversión contra la revolución.
Esa imagen dogmática contrasta
con la percepción de hombre sencillo, tolerante, afable pero exigente que
tienen muchos cubanos de la provincia de Villa Clara.
De allí que no sean muchos los
que creen que la llegada de Díaz-Canel traerá cambios a la política en la isla.
Al menos eso no dejó traslucir cuando en su discurso de aceptación del cargo
aseguró que su principal tarea será la “continuidad de la revolución cubana“.
Al respecto, la opositora
Yoany Sánchez escribió que el primer discurso del nuevo presidente cubano tuvo
“mucho pasado y poco futuro. Demasiado compromiso con el ayer y una evidente
ausencia de los detalles de la ruta a partir de ahora”.
Tampoco los cubanos de a pie
parecen tener muchas esperanzas de cambio: “Esto chico te digo yo justo lo
que es: el mismo cake (torta) con distinto merengue”, dijo a El
País Hanoi Borrallo, 44 años, mientras que el taxista Helbert
Fernández, de 24 años, reconocía que no sabía nada de Díaz-Canel.
Pasito a pasito
Comenzó su carrera profesional
como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde se mantuvo
hasta 1985. En abril de dicho año, ingresó como profesor en la Universidad
Marta Abreu, donde además se desempeñó como cuadro profesional de l Uni+ón de
Juventudes Comunistas.
Entre 1987 y 1989 cumplió
misiones internacionalistas en Nicaragua, donde fue Comisario Político de la
Sección UJC del MINFAR.
A su regreso, asumió funciones
políticas en su provincia natal, desempeñándose como el primer secretario
del Partido Comunista de Cuba (PCC) durante nueve años (1994-2003), un cargo
que en la práctica es más importante que la del jefe de gobierno local.
Fue ministro de Educación
Superior de 2009 a 2012, cuando es ascendido a vicepresidente del Consejo
de Ministro hasta 2013. El 24 de febrero de 2013 fue elegido primer
vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en sustitución de
José Ramón Machado, histórico dirigente partidista cubano, quien había cedido
su puesto “en favor de la promoción de la nueva generación”.
El periódico oficial cubano
Granma publica esta galería de imágenes que revelan la trayectoria política de Miguel
Díaz-Canel
19-04-18
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