Por Roberto Patiño
Superar el modelo destructivo
del régimen tiránico de Nicolás Maduro será posible mediante una
transformación social que provenga de la reflexión devenida acción. Puede
ocurrir en tres niveles. El primero, mediante la organización de las propias
comunidades. El segundo, por decisiones de representantes electos que lleven
adelante políticas públicas para lograr cambios desde el Estado. Y el tercero,
a través de organizaciones con fines de lucro.
Nosotros creemos que el cambio
es posible a través del empoderamiento de las comunidades, para que
luego estas sean capaces de actuar en su sector y elegir a representantes
políticos comprometidos con la organización comunitaria y la resolución de los
problemas más importantes (como la violencia) y urgentes (como la alimentación)
de forma sostenible.
Por eso, desde Mi Convive y
Alimenta la solidaridad, seguimos trabajando en el municipio Libertador,
tejiendo redes de confianza, organizando a las comunidades y aplicando medidas
de contención a los problemas de la violencia y el hambre. Seguimos
comprometidos con los caraqueños para construir la Caracas en la que nos
gustaría vivir
El pasado 18 de abril,
realizamos el Encuentro 2018, en la Quinta Anauco, para mostrar todo el trabajo
que venimos haciendo y dar la oportunidad a seis de nuestros líderes
comunitarios de que contaran sus historias y cómo estas se relacionan con los
valores que promovemos.
Casi todos nuestros líderes
han padecido la violencia y sus consecuencias en su más cruenta expresión. O
han tenido contacto con tragedias cotidianas que ocurren en sectores
populares: situaciones de dolor y desamparo. Es por eso que todos nuestros
líderes cultivan la empatía junto a nosotros.
La empatía es la posibilidad
de sentir con el otro, de ponernos en sus zapatos: de hacer un puente hacia sus
vivencias. Un valor que se ve reflejado, por ejemplo, en la historia de Yasiri
Paredes, quien tuvo el valor de compartirla con todos nosotros –y desde la
tarima– en el Encuentro 2018. Ella, en la infancia, tuvo que abandonar la
conflictiva casa de sus padres para mudarse a una casa hogar, en la que se
formó: se alimentó en cuerpo y mente. Muchos años después, Yasiri es una
de las madres colaboradoras que atiende el Comedor de Alimenta la Solidaridad
en la parte alta de La Vega, un espacio en el que ha podido verse identificada
en los ojos de cada uno de los 110 niños que esperan con ansias, tal como hiciera
ella muchos años atrás, que una mano amiga le dé un plato de comida.
Ahí evidenciamos que la
empatía es solo el primer paso, pues cuando te conectas con el sufrimiento del
otro y decides intervenir llegas a la solidaridad, que no es otra cosa que la empatía
llevada a la acción. Es esa mujer que ve el hambre de los niños, se conecta con
ese dolor y se dispone a ayudarlos.
Todo eso es posible, incluso,
en comunidades con altos índices de violencia. En las que algunos vecinos se
agreden entre sí, siguiendo el modelo fomentado por el régimen. Comunidades en
las que hace falta destacar el valor de la convivencia: el poder vivir
cerca de otros que no necesariamente compartan nuestras ideas o nuestra forma
de pensar. El aceptar las diferencias y la pluralidad, para encontrar
puntos en común y poder construir una convivencia real que haga florecer lo
mejor de nosotros.
Una convivencia que nos
permita organizarnos, no de una forma vertical: con un líder mesiánico que
ofrezca todas las respuesta y tome todas las decisiones; sino de forma
horizontal, como lo hacemos en Mi Convive y Alimenta la Solidaridad, espacios
en los que promovemos que cada líder tenga su criterio e impulse sus propias
acciones.
Creemos en el empoderamiento
social. Por ejemplo, estamos convencidos de que las madres pueden ser las
responsables del día a día de los comedores. Sabemos y entendemos que nada debe
suceder sin que la comunidad sea la protagonista. De esta forma, mediante la
organización, logramos que el empoderamiento social dé paso también el
empoderamiento económico y que lo complemente: no queremos que nuestros
programas dependan solo de las donaciones de otros, queremos que se sustenten
con sus propios pies y sean sostenibles en el tiempo.
Un ejemplo de esto es el que
nos mostró Luisangela Rivas, otra de las líderes que contó su historia en el
evento. Luisangela viene de un hogar cargado de violencia y padeció el
asesinato de sus dos hermanos, para luego agravar su situación de
vulnerabilidad al convertirse en madre soltera de forma prematura. Ella ahora
forma parte de nuestro equipo y de un proyecto para que podamos pasar a
vender almuerzos a los profesionales de Caracas que deseen
comprarlos. Este trabajo, que realizarán madres de los comedores que están
siendo formadas en el quehacer en las cocinas profesionales, va a generar los
recursos para alimentar a los niños de los comedores. Así, con un plato de
comida comerán tres personas: el profesional que la compra, la chef que recibe
un salario por su trabajo y un niño de la comunidad.
No es suficiente con tener una
visión y un proyecto. No basta solo con ideas. Si no nos movilizamos, los
cambios que queremos nunca van a suceder. Es fundamental llevar a la acción
todos los planes, hacer que las cosas sucedan y no esperar que otros las hagan
por nosotros. Tanto en Mi Convive como en Alimenta la Solidaridad, estamos
convencidos de que todos podemos organizarnos para movilizarnos en beneficio de
los cambios que queremos.
El Encuentro 2018 lo
celebramos un día antes del 19 de abril, fecha en la que, durante el año 1810,
inició en Caracas la emancipación de Venezuela. Hoy, al igual que hace 208
años, los venezolanos buscamos la salida a un régimen popular y tiránico que ha
fomentado una devastadora crisis, instalando una situación de caos, hambre e
inseguridad que día tras día se cobra la vida de más venezolanos.
Pocas veces se alude a esto,
pero la Guerra de la Independencia tuvo un altísimo costo entre la
población. No solo por las vidas humanas que se perdieron, sino porque
específicamente Caracas quedó absolutamente destruida.
Los estragos de la guerra
generaron conflictos sociales de todo tipo, ante los cuales los ciudadanos
tuvieron que organizarse para hacerles frente. La reconstrucción de Caracas fue
posible gracias al tremendo esfuerzo que hicieron los propios caraqueños en
beneficio de recuperar la ciudad.
Del mismo modo, ahora es
urgente que nos unamos y organicemos. Para nosotros es fundamental que juntos
podamos construir una Venezuela solidaria, productiva: que superemos los esquemas
rentistas y dependientes, que podamos pararnos con nuestros propios pies. Y que
también seamos capaces de movilizarnos en favor de lograr las metas que
anhelamos, en favor de recuperar la democracia y superar la crisis.
24-04-18
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