Julio Materano 22 de abril de 2018
Quienes
se embarcan en su idilio de defender a la patria tienen en contra la crisis socioeconómica
que asedia a la Fuerza Armada y que resta condiciones a la institución para
formar a sus oficiales. El éxodo ocurre con mayor acento en las tropas
profesionales.
N
o
solo los oficiales de bajo rango abandonan la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FANB). La diáspora también ocurre en otros grados, entre ellos los tenientes
que se marchan del país en busca de bienestar. Pero a decir verdad, la mayor
desbandada se registra en las tropas profesionales más nuevas de la Guardia
Nacional Bolivariana (GNB) y el Ejército, integradas por oficiales de bajo
rango, que acaban de embarcarse en su idilio de defender a Venezuela.
La
presidenta de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, adjudica el fenómeno al
desmejoramiento de las condiciones sociales de los oficiales y al temor sobre
los escenarios bélicos y políticos en Venezuela. “El problema está en que el
Gobierno ha manipulado lo que es un derecho. Nadie está obligado a servir sin
su deseo. Pero hay oficiales que han pedido la baja y se les niega porque
tienen miedo de que salgan del país”, comenta.
Explica
que tanto las deserciones como las solicitudes de bajas tienen que ser
adoptadas por una resolución del Ministerio de la Defensa, un instrumento que
dejó de ser público con el chavismo en curso. “Son aspectos de orden público.
La Fuerza Armada es un bien de la Nación y como tal, deberían rendirse cuenta
sobre ello, sobre quiénes forman parte de ella”, dice la experta militar al
tiempo que denuncia la opacidad gubernamental. Señala que la última vez que se
registró un fenómeno similar fue hace más de 10 años. Pero hoy la alta
incidencia fragmenta a todos los componentes. Para San Miguel, se trata de un
ápice del drama social, un espejo de la realidad del país.
Según
la Memoria y cuenta 2015 del Ministerio de la Defensa, la última filtrada, ese
año fueron aprobados cinco proyectos de bienestar social para cinco unidades
militares de la Fuerza Armada. Con una inversión de 117 millones de bolívares,
tal asignación pretendía mejorar la alimentación del personal de la Guardia del
Pueblo, pero desde entonces los recursos eran insuficientes. Ese año el
Ministerio de la Defensa destinó además 919 millones de bolívares para la
alimentación de 7902 cadetes de la Universidad Militar Bolivariana. Se trata
del único dato grueso divulgado en ese documento en torno a la alimentación.
El
informe de gestión además rinde cuenta sobre la adquisición de material de uso común
para 10.950 aspirantes que ingresaron a los diferentes Institutos de Educación
Militar y para 11.097 profesionales egresados. La Memoria y cuenta ventila una
cifra concluyente y asegura que ese año fueron adquiridos insumos de reemplazo,
como cobijas, uniformes y botas de campaña, para un total de 122.000
integrantes de la FANB. La data perfila el tamaño de un cuerpo que languidece.
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