ALONSO MOLEIRO 29 de abril de 2018
El
fallo del Tribunal del Segundo Circuito de Apelaciones de Estados Unidos en
favor del periódico estadounidense The Wall Street Journal, luego de la demanda
por difamación interpuesta por el dirigente chavista Diosdado Cabello, presenta
un paradójico contrapunto: el de los medios de comunicación venezolanos que,
desprovistos de la interpretación comprensiva de alguna instancia judicial,
cursan hoy un laberíntico y riesgoso proceso judicial por razones similares.
The
Wall Street Journal había publicado un artículo en 2015 en el cual hace
señalamientos en torno a presuntos vínculos de Cabello con el narcotráfico. Los
diarios El Nacional, Tal Cual —que hoy subsisten únicamente en sus versiones digitales—,
y el portal LaPatilla.com, enfrentan una demanda civil y otra penal, en el cual
podrían estar contemplados el pago de onerosas indemnizaciones, e incluso la
prisión, por reproducir una información parecida publicada por el diario
español ABC. Los miembros de las juntas directivas de las tres empresas —cuatro
de Tal Cual, seis de La Patilla y 18 de El Nacional— están bajo régimen de
presentación periódica ante los tribunales y con prohibición de salida del
país.
Fundado
el 1942 por el escritor Miguel Otero Silva, el diario El Nacional, es uno de
los periódicos de mayor tradición editorial e impacto referencial del país. Su
director, Miguel Henrique Otero, hijo de Otero Silva, está hoy en el exilio.
Tal Cual es un tabloide fundado en el 2000, en los albores de la era
bolivariana, por el político y escritor venezolano Teodoro Petkoff, Premio
Ortega y Gasset, exlíder guerrillero en los años 60, devenido en editor, y
conocido por su postura frontal frente al proyecto chavista. Las medidas
judiciales adjudicadas a Tal Cual lo incluyen a él, y apenas ahora le ha sido
sobreseída su causa, en virtud de su salud y su avanzada edad. La Patilla, el
portal digital de mayor lectoría en el país, fue fundado por Alberto Federico
Ravell, otro conocido periodista célebre por su oposición tenaz al chavismo,
que lo dirige desde Colombia.
“En
los Estados Unidos, la difamación no es considerada una ofensa criminal”,
comenta Humberto Mendoza D'Paola, abogado de Tal Cual, quien teme por el
desenlace de cada uno de los juicios, en particular porque el nuevo juez que
conoce el caso “no nos ha concedido nada; parece que estuviera mandado contra
nosotros”.
“Mientras
eso pasa en los Estados Unidos, Cabello ejerce directamente su poder sobre los
jueces en Venezuela, que no tienen la menor autonomía, que son provisionales,
como es el caso de los dos que han conocido la causa, que son controlados por
su partido y su persona”, afirma Manuel Puyana, director de la junta directiva
de Tal Cual.
Antes
de la segunda demanda de Cabello, de abril de 2015, Tal Cual ya cursaba una
querella judicial con el dirigente, considerado el número dos del régimen
bolivariano, cuya Junta de Directiva tuvo que responder por los contenidos de
un artículo de opinión en el cual el activista opositor Carlos Genatios acusara
a Cabello de emitir unos juicios que luego no pudo demostrar, y que causaron la
cólera de éste.
“El
Wall Street Journal lo que hace es profundizar los planteamientos que hace ABC,
y se afinca en indagaciones que son oficiales”, agrega Puyana, quién recuerda
que lo único que hizo Tal Cual es recoger la información generada, y para quién
no deja de ser curioso como el dirigente tuvo que haber gastado una enorme suma
de dinero litigando en un juicio que duró dos años en los Estados Unidos, y que
luego perdió. Los gastos por pago de honorarios, de acuerdo a fuentes consultadas,
podrían superar los 500.000 dólares
En varias
oportunidades, Diosdado Cabello ha negado y ridiculizado las acusaciones en las
cuales quedan insinuados sus vínculos con actividades ilegales, o la existencia
de cuentas secretas en otras naciones, y ha retado a sus denunciantes a que lo
demuestren. De acuerdo a su interpretación, se trata de conspiraciones urdidas
por laboratorios de “la derecha internacional” para perjudicarlo.
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