CARDENAL BALTAZAR PORRAS CARDOZO 28 de abril de 2018
La
última y más reciente declaración del episcopado venezolano responde única y
exclusivamente al deterioro progresivo y continuo de la crisis que vive el
país. No hay sector de la vida nacional que no esté golpeado por las carencias
de lo más elemental y por la impotencia ante la escalada hiperinflacionaria que
impide a gran parte de la población tener acceso a lo que busca. Día a día
somos testigos de la contradicción entre la falta de respuesta a las
necesidades reales de la gente y la campaña de reparto de electrodomésticos y
otros enseres a muchas personas. Todo el que recibe debe firmar e inscribirse
en el carnet de la patria y se le hace saber lo que debe hacer el próximo 20 de
mayo, so pena de la represalia si esto no se cumple. Comprar conciencias y
votos amparados en la necesidad es una manipulación, una esclavitud, una
degeneración ética que trastoca valores. Queda en evidencia que lo principal no
es la solución de los problemas sino el mantenimiento en el poder. Es un
atentado a la dignidad humana y al más elemental sentido de igualdad y
democracia.
Por
ello, señala el documento que “comprobamos alarmados, como los males señalados
en la Exhortación Pastoral de enero de este año se han agravado…todo ello ante
la sorprendente indiferencia de los responsables de estas áreas para solventar
estos problemas”. Es así que, “ante problemas humanos de tal magnitud, se
deslegitima la realización de las elecciones presidenciales convocadas para el
próximo 20 de mayo. Tal como están concebidas, sin las suficientes garantías
que identifican todo proceso electoral libre, confiable, trasparente, con
innumerables inhabilitaciones de posibles candidatos, lejos de aportar una
solución a la crisis que vive el país, pueden agravarla y conducirlo a una
catástrofe humanitaria sin precedentes”.
Machaconamente
hemos repetido lo que es una perogrullada: los problemas entre los humanos no
se solucionan sin que las partes involucradas pongan sus cartas sobre la mesa,
y prive el sentido común, el bien colectivo, y no los intereses particulares de
las partes. Lo que está en juego es la vida de la ciudadanía, su posibilidad de
ver el futuro con ilusión y esperanza. Por ello, aunque parezca una predicación
en el desierto, sin diálogo, sin entendimiento, sin voluntad sincera de solucionar
y no de agravar los problemas, “hacemos nuevamente un apremiante llamado, en
primer lugar a los gobernantes y responsables de la nación, a tomar conciencia
de su responsabilidad en todos estos males, a escuchar al pueblo y a abocarse,
sin más dilación, con la ayuda y la colaboración de la empresa privada, e
incluso de países hermanos, si hace falta, a controlar la hiperinflación, a
facilitar la búsqueda de soluciones políticas que detengan estos males, antes
de que alcancen proporciones incontrolables y cotas dolorosas de destrucción y
muerte”.
“Todos
los venezolanos hemos de tomar conciencia que está en juego en estos momentos
no solamente la realización de un evento comicial más o la merma transitoria de
la calidad de vida de un pueblo, sino su misma existencia como nación libre,
fraterna y democrática”. Que este mensaje no caiga en el vacío y con coraje,
constancia, creatividad y profundo respeto de cada uno de los venezolanos,
busquemos y encontremos vías de solución para bienestar material y espiritual
de todos.
CARDENAL
BALTAZAR PORRAS CARDOZO
bepocar@gmail.com
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