Julio César Arreaza B. 29 de abril de 2018
Avanza
el juicio a Nicolás Maduro por corrupción, con la actuación firme de los
poderes públicos legítimos: TSJ, Fiscalía y AN, y ya él debería estar separado
del cargo; lo cual impide el contubernio de las instituciones forajidas a su
servicio y el indigno alto mando que acumulan cada día más expedientes en su
contra. Pudiéramos hasta perder el Esequibo y Citgo y no quedar piedra sobre
piedra, pero el régimen fallido intentaría quedarse en el poder como sea.
La
hiperinflación causa empobrecimiento general y la caída estrepitosa de la
calidad de vida de todos, y una crisis de luz eléctrica, agua, gas, a lo largo
y ancho del país, que proscribe una vida digna. El Estado fallido, incapaz de
asegurar los insumos básicos para la subsistencia del pueblo, ocasiona más
hambre y desempleo. Viola el derecho fundamental a la alimentación y la
dignidad humana, porque manipula el hambre de la gente como control social para
permanecer en el poder a cualquier precio.
La
insalubridad campea y regresan epidemias que ya habían sido erradicadas, en las
poblaciones más vulnerables con el agravante de la falta de medicamentos. La
emigración se salió de cauce y afecta a todos los niveles sociales.
Ante
tal tragedia queda totalmente deslegitimada la realización de la farsa
electoral convocada para el próximo 20-M, sin las garantías de un proceso
electoral, libre, confiable y transparente. Esto conduce a una catástrofe
humanitaria con destrucción y muerte. Este bochinche de revolución ladrona y
perversa evita que el pueblo piense, no le conviene sino esclavizarlo para su
permanencia en el poder.
Estos
bandidos destruyeron el eficiente sistema eléctrico construido por la
democracia en 40 años y que fuera referencia mundial. Se valieron de la
Decretadera de “emergencia”, al margen de la AN, para robarse 23 mil millones
de dólares y comprar chatarra inservible. Corpoelec es disfuncional. Maracaibo
colapsó, 600.000 horas sin mantenimiento de las unidades; simplemente lo que no
se mantiene no dura, los apagones continuos causan crisis en el comercio, en
los puntos de ventas e internet y la delincuencia actúa a placer.
Todas
las encuestas señalan el rechazo del 80%, está claro que el problema es político,
siendo lo más conveniente a la nación la dimisión de Maduro.
El
régimen bochornoso de Nicaragua tiene los días contados, al igual que el de
aquí le gusta elecciones amañadas con oposición a su medida.
Nuestra
fuerza se afinca en la convicción de los valores y principios republicanos. Los
venezolanos que amamos la patria daremos un rumbo distinto a esta historia de
muerte. Tengamos fe en el cambio y la transformación del país si nos empeñamos
a fondo. Somos la reserva moral y nuestra protesta es justa. La historia se
hace liberando la capacidad de los pueblos para organizarse. Juntos
edificaremos una Venezuela mejor.
Julio
César Arreaza B.
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