Por Marino J. González R.
Venezuela es uno de los tres
países de América Latina en los cuales ha aumentado la mortalidad materna desde
1998, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El
mayor incremento de mortalidad materna se ha producido en Cuba. Venezuela está
de segundo en esa lamentable lista. El tercero es Costa Rica. En el resto
de los países la mortalidad materna ha disminuido. El aumento de la mortalidad
materna en Venezuela desde 1998 es 30%.
Con esta evolución de
deterioro, en uno de los indicadores claves para conocer la protección adecuada
de la población, especialmente de las mujeres embarazadas y de sus hijos, se
puede suponer que los aspectos centrales de la atención materna como lo son el
cuidado prenatal y la calidad del parto, no se encuentran en las condiciones
exigidas.
Los datos obtenidos en la
Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de 2017, realizada por un equipo de
investigadores de la UCV, UCAB, USB, Fundación Bengoa, indican que las mujeres
que se encontraban embarazadas en el momento de realización del trabajo de
campo (julio, agosto y septiembre del año pasado), acudían fundamentalmente a
servicios de gestión pública para el control prenatal. Esta proporción era 57%
en comparación con 37% en servicios de gestión privada. Sin embargo, 4,5% de
las mujeres embarazadas reportó que no se controlaba. De las mujeres que se
controlaban, el 3,4% indicó que lo había comenzado en el octavo mes del
embarazo. Esto significa que aproximadamente 45.000 mujeres embarazadas, de un
total estimado de 500.000 cada año, están en riesgo por ausencia de control
prenatal o por comenzarlo en etapas tardías.
La gran cantidad de mujeres
embarazadas sin control prenatal adecuado, es el principal factor que debe
estar influyendo en el aumento de la mortalidad materna. En
condiciones de atención de calidad, la inmensa mayoría de las mujeres
embarazadas debería concluir satisfactoriamente el embarazo, con un parto sin
complicaciones.
Solo en pocos casos,
inevitables en cualquier contexto, se producirían eventos indeseados. Y es
también un gran indicio de que la gran mayoría de los niños venezolanos se
encuentran desprotegidos antes de nacer.
Las condiciones de riesgo en
que se encuentran las mujeres embarazadas y sus hijos, se han debido agravar en
los últimos meses ante el gran impacto hiperinflacionario, con las severas
consecuencias para el acceso a servicios, y en reducción de la protección
financiera de las personas. Es obvio que, de continuar esta debacle económica,
se producirá un mayor deterioro de la atención con las consecuencias directas
en el aumento de la mortalidad materna. En esta materia, el sistema de
salud de Venezuela ha tenido una involución de cuatro décadas. No hay
manera de subestimarla.
18-04-18
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