Gonzalo González 07 de agosto de 2019
Dícese
que el ser humano es el único de los animales que se tropieza una y otra vez
con la misma piedra, el aforismo quiere registrar su tendencia a la comisión de
un mismo error de forma recurrente.
Ese
es el caso de las fuerzas democráticas venezolanas a quienes les cuesta mucho
mantener la unidad política y orgánica indispensable para confrontar con éxito
al régimen chaviano. La unidad de las fuerzas democráticas ha sido un requisito
clave a cumplir para derrotar a las dictaduras de diverso pelaje; así lo
atestigua la experiencia latinoamericana y la propia nuestra – remember el 23 de
enero y diciembre del 2015-. Las tendencias centrifugas han prevalecido las más
de las veces, ha sido imposible consolidar un centro de dirección con todo lo
negativo que eso supone.
La
MUD – una de las iniciativas unitarias más exitosas en la historia política en
América Latina – fue dinamitada por intereses partidistas e individuales
Entre
ellos el desmedido interés de algunos por la candidatura presidencial, la
absurda diatriba entre callismo y dialogismo, cuando la complejidad de la
situación venezolana recomienda transitar todos los escenarios pacíficos en los
cuales la confrontación se escenifique.
Mención
aparte merece el error cometido por quienes blandiendo el argumento de que hay
que participar en todas les elecciones que se convoquen sin importar si las
mismas cumplen con los requisitos que la legislación, todavía vigente,
establece y de que la mayoría de la comunidad internacional democrática no lo
avalaba, participaron en el espurio, ilegal e ilegitimo proceso electoral
presidencial del 20/5/2018. Operación que resultó un fracaso porque la mayoría
de la ciudadanía no los acompaño.
Lo
arriba escrito viene a cuento porque estamos en presencia de un intento de socavar
la unidad construida en torno a la Asamblea Nacional como centro de dirección
política, al liderazgo de Juan Guaidó, y lo que es más importante, a la
política y a la estrategia apoyada por la mayoría del país y por nuestros
aliados allende la frontera.
Debe
recordarse que el asunto clave en el amplísimo rechazo internacional al régimen
fue y es el proceso electoral de mayo del 2018 considerado fraudulento, por
tanto ilegal e ilegítimo por parte la comunidad internacional democrática que
incluye a buena parte de la izquierda democrática, antaño aliados del chavismo,
quienes se han sumado a la exigencia de nuevas elecciones presidenciales que
cumplan con los requisitos previstos en el marco legal vigente, con un nuevo
Consejo Nacional Electoral, un nuevo padrón electoral y con participación en su
preparación y realización de la ONU.
El
chavismo ha reaccionado ante la fuerte presión internacional por nuevas
elecciones anunciando comicios legislativos, sin cambio alguno en las
condiciones y garantías y suponemos que, adelantándolas, repitiendo el formato
de mayo del 2018.
La
reacción de quienes se empeñaron en la fracasada operación Falcón candidato es
expresar la conveniencia e intención de participar en el proceso electoral que
el régimen anuncia. Otra vez parecen anotarse para ser teloneros de un
escamoteo del deseo y la conveniencia de la mayoría de los venezolanos de usar
el voto para expresar su voluntad de cambio con una repetición de los comicios
presidenciales. Pareciera que de nuevo incurrirán en el mismo error por
conveniencias particulares y por una equivocada lectura de la situación
nacional.
No
apoyo a la AN y a Guaidó desde la incondicionalidad, he criticado desde ésta
tribuna lo que he considerado errores (el 30 de mayo, cierta propensión a crear
expectativas en torno a la inminencia del cambio, el no enfatizar que el asunto
es más complejo y difícil de lo que parece).
Creo
que la operación Guaidó es la opción correcta para confrontar al régimen y por
tanto sería un error colosal socavar y desperdiciar esa opción
Gonzalo
González
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