San Josemaría 02 de mayo de 2020
@sJosemaria
A
la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá, cerca de su Hijo,
decidida a correr su misma suerte. –Perdamos el miedo a conducirnos como
cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos
desenvolvemos: Ella nos ayudará. (Surco, 977)
¡Cómo
contrasta la esperanza de Nuestra Señora con nuestra impaciencia! Con
frecuencia reclamamos a Dios que nos pague enseguida el poco bien que hemos
efectuado. Apenas aflora la primera dificultad, nos quejamos. Somos, muchas
veces, incapaces de sostener el esfuerzo, de mantener la esperanza. Porque nos
falta fe: ¡bienaventurada tú, que has creído! Porque se cumplirán las cosas que
se te han declarado de parte del Señor.
Maestra
de caridad. Recordad aquella escena de la presentación de Jesús en el templo. El
anciano Simeón aseguró a María, su Madre: mira, este niño está destinado para
ruina y para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la
contradicción; lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, a
fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de
muchos. La inmensa caridad de María por la humanidad hace que se cumpla,
también en Ella, la afirmación de Cristo: nadie tiene amor más grande que el
que da su vida por sus amigos. (Amigos de Dios, 286)
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