Alejandra Arredondo 06 de mayo de 2021
@alejarcar
Aunque
Colombia ve la migración “como una oportunidad”, necesita de más “recursos
financieros para abordar la implementación” de un plan de esta magnitud, dijo
la viceministra de Asuntos Multilaterales, Adriana Mejía.
El
gobierno colombiano espera regularizar la situación migratoria de 800.000
migrantes venezolanos para finales de año, concediéndoles un
Estatuto Temporal de Protección que les permite vivir y
trabajar en el país de manera legal.
La
viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, Adriana Mejía, dijo en
un evento
virtual el jueves, que los migrantes que reciban el estatuto
recibirán “un documento de identidad que les abrirá las puertas a la economía
local”.
El
miércoles comenzó la implementación del programa para
dar alivio migratorio a los 1,7 millones de venezolanos en el país, comenzando
los procesos de inscripción en un registro único. Mejía dijo que aunque
Colombia ve la migración “como una oportunidad” necesita de más “recursos
financieros para abordar la implementación” de un plan de esta magnitud.
Con el
registro, que se espera esté terminado en un 50% para diciembre, el gobierno
colombiano busca “conocer” a las personas que están en el país para poder
“diseñar mejores políticas” públicas, explicó Lucas Gómez, asesor para el
presidente Iván Duque sobre la frontera colombo-venezolana.
Uno de
los aspectos en los que el gobierno colombiano espera hacer más énfasis,
aseguró Gómez, es en trabajar también con las comunidades que reciben a los
migrantes para “disminuir los niveles de discriminación y xenofobia”.
La
discriminación y estigmatización hacia los venezolanos en Colombia han
ido en aumento en los últimos años, a medida que el número de migrantes y
refugiados que huyen del país vecino aumenta como consecuencia de la crisis.
“Muchos
ciudadanos piensan que estamos solo centrados en los migrantes, cuando la
realidad es que luchamos por integrarlos a las comunidades”, aseguró el
consejero presidencial.
La
crisis de los migrantes venezolanos es la más grande que ha vivido
Latinoamérica en su historia: cuatro millones de personas han salido del país
desde el 2015, y la mayoría ha buscado refugio en países del
continente, principalmente en Colombia, Perú, Chile y Ecuador.
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