Por Piero Trepiccione
Venezuela a partir de la
semana pasada se ha vuelto una bailarina que danza simultáneamente varios
ritmos. Con el anuncio de la designación del nuevo CNE y las primeras decisiones
tomadas por los rectores, la dinámica electoral se ha reactivado. Presentándose
ésta en una especie de rebelión de las bases y los liderazgos medios de los
partidos, que ahora buscan captar la atención de la población por encima de los
lineamientos establecidos por la dirigencia opositora. Estamos en presencia de
un vendaval que se pudiera convertir en avalancha siempre y cuando se oriente
con fervor y conexión emotiva.
En paralelo hay un renacer del ritmo de la política. Las conversaciones abiertas
y encubiertas están apareciendo por doquier. Los mensajes a García y los
comunicados entre líneas han inundado los portales informativos y las redes
sociales, durante las últimas horas. De repente, la parálisis del juego
trancado se ha desvanecido y todo se mueve con la reaparición del ejercicio de
la política, para la construcción de consensos y el procesamiento de las
diferencias. Los principales actores se mueven, ahora, desde el terreno de la
desconfianza mutua hacia la construcción de puentes que impulsen rutas de
solución. Es un momento político absolutamente diferente al de hace apenas unas
semanas atrás y que venía desde hace, al menos, un par de años. ¿Quién, quiénes
o qué ha obrado el milagro? ¿Habrá sido el beato José Gregorio? Aún no lo sabemos.
Lo económico sigue apretando. El ritmo de devaluación golpea fuertemente a los
sectores más vulnerables de la sociedad. El empobrecimiento generalizado de la
población es un drama cotidiano que sigue impulsando la migración. No ha habido
manera de detener la hiperinflación ni la constante variación del tipo de
cambio. No ha habido manera de dignificar el salario real de los venezolanos
que hoy en día se multiplican en sus destrezas, para poder medianamente
equilibrar sus gastos. Lo económico protagoniza la existencia de la gente en un
marco absolutamente negativo y tiene una incidencia en su punto de vista de los
actores políticos.
El país lucía sin esperanza y detenido en una especie de umbral. La opinión
pública se fue despolarizando paulatinamente y desconectándose con su
dirigencia. Se agrupó en un nuevo centro político, que emocionalmente se
despegó de sus líderes. En las últimas semanas y con las señales que se están
presentando es posible que esta tendencia comience a moverse con mucha fuerza y
se pliegue a las diferentes opciones electorales que se vayan presentando. No
obstante, está por verse esa dinámica y esa nueva forma de dirigirse al país,
con una narrativa innovadora y realmente aglutinadora. ¿Podrá reconcentrarse la
población sobre la base de propuestas alternativas que generen credibilidad
para el futuro cercano y lejano? Esto va a depender de múltiples factores sin
duda. Pero lo más importante es que se está abriendo camino nuevamente. Decía
Vaclav Havel, destacado político ganador del premio Nobel de la paz: “incluso
un acto puramente moral que no tiene ninguna esperanza de un efecto político
inmediato y visible, puede gradual e indirectamente, con el tiempo, ganando en
importancia política”. Y esto, es lo que pudiera suceder en la Venezuela del
2021, que está siendo bombardeada por señales que algunos interpretan como
inocuas, pero otros, como la reaparición de la posibilidad de superar con
creces, el juego cerrado del conflicto político venezolano.
Barack Obama, ex presidente de EE. UU. decía “cuando los tiempos se ponen
difíciles, no nos damos por vencidos, nos levantamos”. Desde la despolarización
y el nuevo centro político -que se ha venido configurando soterradamente en los
últimos meses- en Venezuela se está levantando una fuerza de transformación tan
fuerte y resonante, que ha llegado hasta el liderazgo político del país que, en
consecuencia, debe interpretarla. Las señales de los últimos días nos lo están
revelando.
16-05-21
https://efectococuyo.com/opinion/lo-electoral-lo-politico-lo-economico-el-pais/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico