Thays Peñalver 27 de noviembre de 2018
Como
lo he mencionado en diversos los foros y reuniones a los que he asistido, el
2019 será el año final para un capítulo de la historia. Ahora bien ¿Será el año
de una transición?, ¿Ocurrirá el tan ansiado cambio?. Antes de dar este
escenario, es necesario eliminar de nuestras vidas un mito (uno de tantos) que
nos está haciendo muchísimo daño en la oposición y que es determinante para
entender nuestro futuro porque no nos permite ver la crisis desde otras ópticas
y contextos. Veamos.
Un político
en un acto de contrición sin precedentes, nos explica el momento que vivimos en
Venezuela: “un caos social y psicológico (..) la gente no ve por
ninguna parte estrategia, ni una sola orden clara, ni valores, ni verdadera
unidad (por parte de nosotros). Todo lo que nos rodea es incierto (..) los
partidos políticos viven en desacuerdo entre ellos, se atacan los unos a los
otros, cada uno dice algo diferente y planean cosas distintas. Nadie sabe lo
que puede ocurrir”.
¿Está
Usted de acuerdo con ésta afirmación de un político muy prominente?
Mientras
esto ocurre, un influenciador político y profesor universitario reconocido nos
explica lo que caracteriza este instante de nuestras vidas:“es la falta de
personajes a la altura del momento histórico, falta de intelecto destacado,
falta de estrategias claras, hay mediocridad dominante, tácticas de partidos en
vez de consenso nacional, una imagen de miseria y desolación, campo rico para
una cosecha de demagogos (que califica sin tapujos como políticos, cuyo negocio
consiste en vender un barato optimismo a su clientela)”
.
Como
puede ver no solo son los políticos, sino los influenciadores y académicos los
que hablan de nuestro presente. ¿Sigue usted de acuerdo? En mi opinión,
es imposible no estarlo.
Mientras
esto ocurre en las academias, las encuestadoras nos revelan que: “más del 50%
de los consultados expresan que los partidos políticos se guían “por los
intereses de sus lideres y no por el bien del país” mientras los partidos se
dividen, o sus miembros pasan de “un bando a otro sin ningún fundamento o
razón”, “organizados de manera incoherente, provenientes de distintas líneas”.
Es decir que un día un líder está en un partido y al siguiente milita en otro.
Y el peor concepto que de ellos tiene la mayoría es: “que lucen incapaces
de representar un futuro gobierno, ni su liderazgo capaz de emprender una hoja
de ruta para alcanzar y sostenerse en el poder”, mientras a casi todos los
acusaban de ser comunistas. En fin que piensan que los partidos no tienen
“legitimidad” para estabilizar al país y “han sido uno de los eslabones mas
débiles en el proceso democrático”.
Hasta
aquí ya vemos que la opinión pública también sospecha un poco de lo mismo que
sostienen políticos, académicos y muchos de nosotros.
Veamos
ahora lo que nos dice un líder calificado como radical, quien coincide con las
opiniones anteriores pero lanza improperios desesperanzadores contra los
partidos: “no saben lo que quieren, uno perturba al otro, no deja que el otro
trabaje, sin embargo se apoyan entre si – “Me parece un burdel y nada más”
expresa furioso, explicando que hay que trabajar sin esos partidos
“socialistas”, porque “funcionaremos mejor que con esos partidos, que pierden
el tiempo mordiéndose unos a otros, recolectando chismes el uno al otro: se
acuestan con una, se acuestan con otra. No me parece que esos partidos hayan
hecho mucho, y en todo ese burdel sólo veo un hecho indiscutible: dicen que
quieren algo y hacen lo contrario. ¿Tengo razón?”
Si
esto nos lo dice un político radical, desde otro ángulo más moderado y
pragmático nos explican otra realidad: “hay demasiados partidos pequeños, pero
los votantes se decantan apenas por un puñado. No es fácil, ninguno de los
partidos atrae la atención de los votantes, ni tiene estructura para estar en
todas las ciudades y pueblos, solo los (chavistas) cuentan con los canales de
comunicación y cuadros formados, pero el problema es que la sociedad sospecha
de todos. Luego de décadas de autoritarismo socialista, la inmensa mayoría no
quiere saber nada de los asuntos públicos y siendo honestos, todavía no
entienden la conexión que existe entre sus derechos y deberes”
Es
posible que ustedes amigos lectores, puedan estar de acuerdo con algunas,
muchas o incluso todas las frases que he citado y que en momentos políticos muy
complejos han esgrimido estos políticos, influenciadores y encuestadores sobre
nuestro particular y “único” momento histórico. Para entenderlas es preciso
abandonar por unos minutos ese “pueblito mental”, donde se encuentran ahora
cómodamente alojados muchos venezolanos, para poder entender que las primeras
frases pertenecen a Vaclav Havel[i] en Checoslovaquia justo antes de la
caída del comunismo, las segundas son del historiador Manfred
Kossok[ii] quien vivió cuarenta años del lado comunista de Alemania, en el
mismo momento. Las terceras pertenecen a un grupo de expertos polacos que nos
describen la situación de los partidos de aquella época[iii] las
siguientes son del “radical” Lech Walesa[iv] y las ultimas pertenecen al
libro del primer Presidente de Hungría en democracia Jozsef Antall[v]. El
mensaje que quiero dejarles es que a pesar de que sea difícil de digerir lo que
hoy vivimos, cuando un país ha sido desarticulado, saqueado como nunca antes
económicamente y desmembrado en todos sus ámbitos como ha ocurrido con
Venezuela, las situaciones de conflictividad entre los factores políticos
y sociales es mas normal de lo que nosotros creemos. Es lógico pensar y hasta
afirmar con fe ciega que ante lo que vivimos en la actualidad, este caos y el
descomunal desorden, la inestabilidad económica, la incertidumbre sobre el
futuro que nos confunde y llenan nuestras vidas, no será posible llevar
adelante una transición.
Amigos,
el caos que vivimos es profundo y pasarán muchos años para cuantificar realmente
en nivel de destrucción de Venezuela, aunque el daño causado por el chavismo
pareciera irrecuperable y el presente nos lleva a pensar que no vamos hacia
ningún lado, lo que hoy sufrimos no representa el fin, sino el principio. En
Polonia por ejemplo, en 1988 sostenían lo mismo que nosotros con la Mesa de la
Unidad hace algunos años, al comienzo la inmensa mayoría de los encuestados
creía que actuaban con las mejores intenciones, tres años mas tarde solo el 36%
de los encuestados confiaba en ellos y en el año de la transición real, apenas
el 5% apostaba algo. De hecho eso mismo ocurría en toda Europa del Este, donde”
“eran percibidos básicamente como corruptos y charlatanes de carrera, que
usaban los privilegios en beneficio propio”[vi] también la corrupción era
endémica, como aquí, sobre todo entre los socialistas y sus testaferros,
quienes eran los nuevos archimillonarios. Si, también como aquí.
Para
no sucumbir ante la ansiedad, es imperativo comprender que lo que vivimos en la
actualidad representa el mismo “abismo de representatividad” que sufrieron esas
sociedades acostumbradas al despotismo y a una sola voz durante décadas.
Sociedades que han sido incapaces de entender a la libertad y la justicia como
un bien sagrado de la modernidad. Sociedades sin cultura democrática, ineptas
ante sus deberes e ignorantes a la hora de hacer cumplir sus derechos
inalienables. Sociedades sin ciudadanos. Sociedades para las que casa, carro y
trabajo representan un país.
De
hecho todo fue un verdadero caos antes, durante y después del colapso y la
transición a las economías de mercado de esa Europa. En un momento increíble de
transformación se abstuvo un cuarenta por ciento de la población y del universo
de los votantes, apenas poco más del 20% se decantó por Lech Walesa en la
primera votación, su partido y organización llegaron divididos varias veces y
peleados, así como su contrincante era un verdadero desconocido que había
salido muy joven de Polonia y vivido toda su vida en Canadá. De hecho, Walesa
perdió sus segundas elecciones, contra un ex ministro del régimen anterior. En
Hungría apenas el 46% de la población fue a votar en la segunda vuelta y en
todas esas naciones la fragmentación del voto fue absoluta.
En fin
que lo mismo que sucedió con los muy poderosos partidos únicos comunistas,
también ocurrirá aquí y por las mismas razones. Se cumple entonces la vieja
máxima atribuida a Einstein que dice: “Locura es hacer lo mismo una y
otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Por eso, insisto, el
otrora poderosísimo movimiento chavista “originario” ya no existe aunque cuatro
gatos insistan en hacerle creer a Ud. lo contrario. En parte han desaparecido a
causa de las purgas políticas a la mejor manera del comunismo
europeo. Fíjese bien: primero fueron purgados los que pertenecían al
entorno de ex ministros originarios. Luego fue purgado, detenido y exiliado el
entorno militar. Posteriormente fueron purgados, detenidos y exiliados todos
los ministros de energía. De manera que el chavismo hoy, al menos el que ocupó
auténticos espacios de poder durante dieciocho años, de lo único que hablan es
de una traición. Actualmente todo el entorno “dudoso” y el poder lo ejercen hoy
completos desconocidos, prácticamente llegados de últimos a la revolución. De
hecho, mientras escribo estas líneas, estamos presenciando la última gran
purga, con impredecibles resultados y los pocos que aún quedan deben estar
sacando cuentas de cuando les llegará su turno.
En
paralelo, los chinos y los rusos exigen un cambio de modelo económico para esa
Venezuela donde tienen grandes inversiones y donde también se les debe mucho
dinero. Hay que destacar que el poco liderazgo actual en control, se
niega de forma suicida a ello y por el contrario pareciera estar preparándose
para enfrentar, a su modo, “el período especial”, basado esencialmente en la
dotación y funcionamiento del aparato funcionarial y la represión. Pero
casualmente, ese también fue exactamente el último período de Europa del Este
que duró apenas meses, pues sencillamente se auto demolió por la implosión del
modelo.
Por lo
tanto amigos lectores, les recomiendo comprender que lo que vivimos es lo mismo
por lo que ha pasado todo el mundo que ha sufrido el socialismo. Pueden existir
matices, pero en líneas generales es lo mismo. Las características
siempre son las mismas: crisis económica sin precedentes, “abismo de
representatividad”, inestabilidad política y un caos absoluto que traerá
consigo la renovación. El año 2019 será el año donde reine la anarquía
en todos los ámbitos y de esta situación nadie va a escapar. Debemos entender
que el colapso político es general, no es solo de uno de los bandos, la crisis
de representatividad es completa y quienes eran otrora poderosísimos partidos
políticos, como en Europa, en semanas podrían quedar reducidos a la nada.
Para
Venezuela el 2018 fue el último año de la Revolución. El 2019 no va a ser un
año de transición, sino de caos y colapso del socialismo real absoluto, como el
que el mundo vivió al final del comunismo. Lo único que necesita el país en
este momento, así sea con el último aliento de fuerza que nos quede, es que
llamemos a la calma y a la cordura de todos los sectores involucrados
incluyendo a la sociedad, porque al país lo va a gobernar quien logre
representar exactamente esa calma y esa cordura frente al inmenso caos
devorador (y posteriormente renovador) que vamos a vivir. ¿El reto? El reto es
para quienes entiendan la política como un instrumento para tomar partido por
Venezuela, para la restitución de la República y la construcción de un modelo
democrático, pero también para una sociedad que haya decidido finalmente romper
con las cadenas de la opresión y la esclavitud. En pocas palabras, que los
venezolanos decidan ser libres.
[i]
Entrevista a Havel en la radio Rozhlas de Checoslovaquia el 3 de noviembre de
1991 a las 13,15 GMT en Vaclav Havel: A Political Tragedy in Six Acts, de John
Keane, editorial Bloombsbury, 2012
[ii]
Ponencia: La cuestión Alemana ¿L’enfant terrible de la historia Europea” en
Transiciones a la democracia en Europa y America Latina. FLACSO, 1991, pag. 328
[iii]
Ponencia “los partidos politicos en Polonia, estabilizacion sin legitimidad”
del Dr. Artur Wolek en Del autoritarismo a la democracia: La experiencia
polaca.
Andrzej
Antoszewsk, et al. Instituto Lech Wa??sa, 2014
[iv] Entrevista a Lech Walesa: The Man Who Drives the
Kremlin Crazy por Oriana Fallaci para el Washington Post. En https://www.washingtonpost.com/archive/opinions/1981/03/08/lech-walesa-the-man-who-drives-the-kremlin
crazy/084d05d7-da5d-4871-8330-b2ad0ca0ad34/?utm_term=.dfe905d7a19f
[v] Introduction de Péter Á. Bod: József Antall, Prime
Minister of Hungary, Selected Speeches and Interviews a partir de la pagina 49
(se puede encontrar de manera gratuita en las redes)
[vi]
Sugiero la lectura del libro East Central European Politics Today: From Chaos
to Stability? De Keith Crawford Manchester University Press, 1996, las
referencias están en la página 266-267
Thays
Peñalver
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