Por Luisa Salomón
Los maestros comenzaron a
llegar a las 7:00 de la mañana. Un representante de cada uno de los 17
sindicatos de Caracas entró al ministerio. Sabían que Istúriz no los recibiría,
pero les dijeron que una viceministra lo haría. Afuera los esperaba el resto.
Los sindicatos estimaron que mil docentes acudieron a la protesta. Pasaron
horas. Nadie daba respuestas. Comenzaron a dudar de sus líderes sindicales.
Algunos los acusaban de negociar a costa de sus sueldos. Decidieron entrar.
La intensidad de la protesta
sorprendió a los funcionarios. El día anterior, en esa misma entrada, habían
protestado los maestros de la red Fe y Alegría. Tocaron cuatro, cantaron
aguinaldos para exigir el pago de sus sueldos. Tenían tres semanas trabajando
sin cobrar.
Fe y Alegría es un
movimiento jesuita de educación popular que pertenece a la Asociación
Venezolana de Educación Católica (AVEC) y tiene una red de 174 escuelas en todo
el país. Frente al ministerio estuvieron representantes de los 26 colegios que
operan en Caracas y Vargas. Eran unos 300 manifestantes. Cada plantel envió una
comisión de directivos, profesores, obreros y administrativos. Dejaron al resto
en las aulas. Su protesta no interrumpió las clases. Tampoco las tres semanas
sin salario. Las escuelas de Fe y Alegría no se han paralizado. Sus casi
6.000 maestrosno las han abandonado, aunque tengan que pedir prestado para
asistir.
“Mi mamá me da dinero de su
pensión para que pague el pasaje”, contó Alicia Agüero, una maestra de 49 años
que da clases en cuarto grado en la escuela Don Pedro y participó en la protesta.
En varias escuelas los
directores preparan “ollas solidarias” para alimentar a los estudiantes que
llegan con hambre a clase. Ahora los docentes también comen de esas ollas. “A
veces los niños me dicen en el salón que tienen hambre. Antes les daba mi
comida. Pero ahora yo también tengo hambre”, explicó Agüero.
Los colegios que pertenecen
a la AVEC reciben una subvención del Estado venezolano, establecida en un
convenio firmado el 11 de enero de 1990. El acuerdo cubre 642 planteles de todo
el país. El ministerio no ha pagado el subsidio desde hace tres semanas. La
protesta del martes exigía esos pagos.
“Se le saluda, ministro
Istúriz. Baje a hablar con nosotros”, dijeron a través de un megáfono. Istúriz
estaba adentro. Encabezaba una reunión de los ministros de la Vicepresidencia
Social. Pero la ventana del piso 20, donde queda su despacho, permaneció
cerrada. La viceministra Rosángel Orozco los recibió. Dijeron que no habían
pagado porque AVEC mandó las tablas salariales con errores. Prometieron que el
15 de noviembre pagarían los sueldos que les debían. Aunque los maestros de Fe
y Alegría no pelearon, algunos se fueron con la sensación de que tendrían que
volver. No resolvieron el problema de base. Si les pagaban lo que les debían,
igual los sueldos seguían siendo bajos.
Quizá por la tranquilidad de
esa protesta anterior, la policía no impidió que el miércoles se concentraran
los profesores del sistema público. Sin planearlo, la asamblea se convirtió en
protesta y la protesta en conflicto para entrar al ministerio. Su reclamo era
el respeto al contrato colectivo, que no se ha cumplido desde agosto.
La Guardia Nacional bloqueó
la entrada del Ministerio de Educación el 14 de noviembre. Fotografía de
Federico Parra / AFP
El Ministerio de Educación,
entonces dirigido por Elías Jaua, firmó el 10 de abril de este año la
convención colectiva del sector. Entre otras cosas, el documento contemplaba 8
aumentos salariales hasta enero de 2020, aumento de las primas, nuevos bonos y
cuatro meses de aguinaldos para los docentes. Por tres meses, el acuerdo fue
respetado. Los profesores cobraron un aumento de 100% en abril y otro de 40% en
julio.
Pero el incremento de sueldo
mínimo decretado en agosto eliminó las primas de transporte, jerarquía, bonos y
la tabla salarial. El 4 de septiembre, Maduro destituyó a Jaua y designó a
Istúriz como nuevo ministro.
Aristóbulo Istúriz fue
ministro de Educación entre los años 2001 y 2007. En esa gestión fue criticado
por ignorar las protestas de sus colegas. Antes de llegar al poder, Istúriz fue
maestro de Ciencias Sociales e Historia. Un dirigente sindical destacado en la
década de 1980. Fundó y presidió el Sindicato Único del Magisterio (SUMA), así
como la Federación de Trabajadores del Magisterio (Fetramagisterio). Han pasado
cuatro décadas, pero los maestros recuerdan. Reclaman que el ministro olvidó
que fue maestro.
Cuando fue dirigente
sindical, era común verlo encabezar los paros de profesores. Cerraba las
escuelas con candados, soldaba las cerraduras para impedir que entraran a dar
clase. Se encadenó una vez a la entrada de una escuela para exigir mejores
salarios.
“El docente que sea incapaz
de defender sus derechos no puede ser ejemplo para un niño, porque es un
cobarde”, eran palabras de Istúriz en 1985, recordaba una pancarta en la
protesta.
“Aristóbulo es el promotor
del año sabático de los educadores. Cuando fue presidente de SUMA le pegaba
candados a las escuelas los días de paro. Nosotros ahorita no lo podemos hacer
porque el presupuesto no nos alcanza”, afirmó la profesora Griselda Sánchez,
secretaria de contratación colectiva del Sindicato Venezolano de Maestros
(Sinvema).
Las protestas que encabezaba
Istúriz se debían a los contratos colectivos de la época. Todos los maestros
cobraban lo mismo, solo se diferenciaban por el número de horas de clase. Los
sindicatos pedían mejores sueldos y una escala que organizara a los maestros
por mérito, años de servicio y formación de posgrado. Reclamaban que quienes
tuvieran más trayectoria y formación tuvieran mejor salario.
Desde septiembre de 2018,
cuando Istúriz fue nombrado ministro de Educación por segunda vez, el gobierno
comenzó a pagar el salario de los maestros cada semana. No actualizaron la
tabla de sueldos por categorías. Ese mes todos cobraron lo mismo: 1.800
bolívares. Un salario mínimo.
“Con el contrato colectivo
habíamos ganado muchísimas cosas, que Elías Jaua nos había hecho reivindicar un
poquito. Ahora viene Aristóbulo y quitó todo”, reclamó la profesora Nelly
Ramos, del liceo Diego de Losada de la parroquia El Valle, en el suroeste de la
ciudad.
“Yo cobro 617 bolívares cada
semana. En casa comemos dos veces al día nada más. Ya no podemos salir a
ninguna parte. No podemos comer galletas. Solo compramos un poquito de comida y
ya no tengo ni para comprar salado. No me alcanza el dinero para comprar pollo
ni carne”. Tiene 18 años de servicio como profesora de Matemática y Física. No
recuerda la última vez que pudo comprar un par de zapatos. Los que tenía
puestos estaban rotos.
Dos meses después, ahora en
noviembre, muchos maestros no saben cuánto es su sueldo. El ministerio no ha
publicado la nueva tabla salarial y no emiten recibos de pago desde septiembre.
“No podemos ver con claridad qué es lo que nos están pagando, cuáles son
nuestras asignaciones y nuestras deducciones”, denunció en las afueras del
ministerio el profesor Carlos Garrido, del liceo Urbaneja Achelpohl, ubicado en
Los Símbolos, en el suroeste de Caracas.
Profesores venezolanos
exigen mejores salarios y condiciones de trabajo. Fotografía de Federico Parra
/ AFP
El contrato establecía un
aumento salarial de 40% desde el primero de octubre. No lo aplicaron. Este mes
de noviembre, el ministerio dejó de pagar una semana y anunció que en lugar de
cuatro meses de aguinaldos, les pagarán solo tres. Tampoco han cobrado las
primas de transporte ni los bonos contemplados en el contrato colectivo.
Orlando Pérez, constituyente y presidente del sindicato oficialista Sinafum,
afirmó en una
entrevista concedida a VTV en septiembre que las primas y bonos no
desaparecieron. Dijo que fueron “salarizados”. Es decir, todos están incluidos
en los 1.800 bolívares soberanos del sueldo mínimo. El seguro médico les da una
cobertura de 200 bolívares. El funerario cubre 150. Un antigripal cuesta 800
bolívares.
Después de las 11:00 de la
mañana se escucharon más gritos. Los maestros se aglomeraron otra vez en la
entrada del ministerio. Esa vez no intentaban entrar. Querían escuchar.
Salieron los primeros dirigentes de la reunión.
Oswaldo Pantoja,
representante de Sitraenseñanza Miranda, gritaba por un megáfono. Dijo que
instalaron mesas de trabajo con el ministerio y fue recibido con insultos.
“¡Vendidos!”, gritaron los maestros. El grito de “paro nacional” se multiplicó
entre los manifestantes.
Tomó el megáfono la
profesora Griselda Sánchez, secretaria del Sinvema. “Nosotros no tenemos
competencia para llamar a un paro nacional”, aclaró. La pitaron. “No me digas
que no pueden convocar un paro en Caracas, aunque sea de 24 horas”, increpó una
maestra.
La convocatoria a paro
nacional depende de las federaciones gremiales, no de los sindicatos
regionales. A falta de una huelga general, en Aragua los sindicalistas locales
llamaron a paro de 24 horas. En Portuguesa se paralizarán 72 horas la semana
próxima. Los gremios caraqueños no han tomado decisiones.
Los sindicalistas
prometieron que no negociarán nada que implique perder beneficios del contrato
colectivo. Solo así se ganaron algunos aplausos. Dentro del ministerio seguía
la reunión.
Llegó el mediodía y no
quedaban ni la mitad de los maestros. Cansados de esperar respuesta, se fueron
caminando en grupos pequeños hasta el Metro de Caracas. La Guardia Nacional se
retiró, pero los policías se quedaron custodiando el edificio. La protesta se
disolvió sola.
A las 5:00 de la tarde los
sindicatos que convocaron la protesta anunciaron que no habían logrado
acuerdos. Edgar Machado, presidente del sindicato de maestros de Caracas,
informó en una entrevista radial que se reunieron con la viceministra de
Educación Media, Nancy Ortuño. Expusieron sus exigencias y pidieron que el
ministro Istúriz explique públicamente la situación. No les dieron garantías.
La reunión no había terminado.
“En Caracas apostábamos a la
paz educativa. La pelota la tiene el ministro. Dependiendo de él está que
nosotros estemos en paz con el Ministerio de Educación, o entraremos en
conflicto más fuerte todavía”, advirtió Machado.
El sindicato oficialista
envió un mensaje a sus agremiados a las 8:30 de la noche. Dijeron que sí hubo
acuerdo. Decidieron seguir revisando los reclamos.
Este jueves 15 de noviembre,
los maestros seguían con sus cuentas vacías. A la hora de empezar clases, Fe y
Alegría no había recibido el pago de sus tres semanas. Los profesores de
colegios públicos tampoco habían recibido el pago de la semana de noviembre que
les debían. Les habían prometido pagar dos meses de aguinaldos. No los habían
entregado. Cuando las escuelas abrieron este jueves, los maestros seguían sin
salario.
En la noche, los profesores
de la AVEC cobraron dos de las tres semanas que les adeudaban. No saben cuánto
pagarán los últimos siete días. Han recibido tres meses de aguinaldos y no
saben si les cancelarán el cuarto que contempla el contrato. El ministro
Istúriz encabezó un acto de graduación de Misión Ribas el miércoles. El jueves
aumentó las becas a los estudiantes y misioneros. No dijo nada sobre las
protestas.
17-11-18
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