Luis Manuel Esculpi 13 de noviembre de 2018
Todos los
pronósticos para el 2019 son verdaderamente alarmantes. Ya la hiperinflación
cumplió el año. De acuerdo a estimaciones del Fondo Monetario Internacional la
inflación anual puede superar el 1.000.000% . Superaríamos con creces la mayor
inflación conocida hasta ahora en América latina, la de Bolivia, en el siglo
pasado. Entraríamos en el ranking de unos pocos países que han superado el año
con hiperinflación.
Somos
junto con Zimbabue las únicas naciones que han conocido estos procesos en el
presente siglo. Podemos establecer nuevos récords, le escuche al economista
Asdrubal Oliveros señalar dos características originales de la hiperinflación
venezolana: somos el único país petrolero donde se ha producido esta situación
y además el único donde ha coexistido con la escasez de efectivo.
En
diversos foros y entrevistas el economista, profesor universitario y ex
ministro Rodrigo Cabezas, ha destacado que la política del gobierno carece de
un plan coherente para combatir la inflación. Si bien es cierto, que con los
anuncios de Maduro inicialmente en algunos sectores surgieron expectativas
favorables, tal como lo reflejó en su momento la encuesta elaborada por la
Universidad Católica, a los pocos días esas expectativas se desvanecieron al
comprobar que el aumento del salario mínimo se disolvía con el colosal aumento
de los precios diariamente.
Ante
ese sombrío y dramático panorama el gobierno pretende presentarnos una realidad
inexistente, recomendando invertir en oro y petros los escasos recursos que
recibiremos como aguinaldos. Jesus Faria reconoce que no han podido con el
“flagelo hiperinflacionario” y que lo van a lograr con el incremento de la
producción petrolera; cuando es ampliamente conocida la gravísima situación por
la que atraviesa la industria como consecuencia del mal manejo y de la
corrupción.
La
organización de las Naciones Unidas (FAO) en un informe presentado
recientemente,señaló que en nuestro país es el de mayor aumento el hambre y la
desnutrición entre el 2016 y el 2018. Ese informe llama particularmente la
atención porque hace unos años, esa organización establecía reconocimiento por
presuntos resultados a Venezuela en ese renglón.
Los
especialistas señalan según la experiencia que abatir la hiperinflación supone
el cambio de políticas de quienes gobiernan, o el cambio de los gobiernos, con
la rara excepción de Zimbabue que intentó superarla permitiendo el uso de
diversas monedas extranjeras.
A
pesar,de rumores que circulan sobre la intención del gobierno de adelantar un
plan económico integral que tenga como objetivo prioritario atacar el problema
principal de la economía, abrigamos serias dudas sobre tal propósito por los
dogmas y conceptos de que son prisioneros los integrantes de la cúpula
gobernante.
Ese
cuadro nos lleva a replantear el tema de la necesaria unidad de las fuerzas
democráticas para enfrentar la dramática situación económica y social que
confrontamos, la exigencia de definir la ruta para alcanzar el cambio político
reviste especial importancia en la actualidad.
Diversos
voceros de la oposición democrática han anunciado desde hace días la
realización de reuniones para avanzar en la dirección señalada, sin embargo se
requiere tener sentido de la urgencia acorde con las necesidades planteadas.
Por su parte el Frente Amplio ha venido desarrollando un conjunto de
iniciativas, sumamente importantes, entre ellas las realizaciones de Congresos
regionales que culminarán con la celebración del evento nacional este mismo
mes.
Todas
esas actividades son necesarias y relevantes, pero la reconstitución de una
dirección política que asuma la conducción de la oposición democrática
constituye una prioridad inaplazable. Pareciera simple esa constatación, hasta
ahora ha sido imposible resolverla. Inexplicablemente.
Luis
Manuel Esculpi
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