Por Luis Ugalde
Necesitamos concentrarnos en
dos o tres razones que expresen el sentir profundo de los venezolanos, unirnos
y movilizarnos para producir la salida del régimen dictatorial e impedir su
continuidad con otro período presidencial ilegítimo. Movilizados con la
esperanza activa de vida libre, justa y democrática en Venezuela. El cambio no
vendrá ni de la pasividad ni de grupos y grupitos de pequeños intereses que
acentúan sus diferencias del resto y -para regocijo del gobierno- impiden una
unidad superior indispensable para salvar a esta Venezuela que se nos muere.
Proponemos tres razones que se refuerzan y constituyen una unidad superior.
1. No a la dictadura que
fabrica miseria
No importa de dónde venga
cada uno, sino a dónde quiere ir; lo fundamental es la indignación y capacidad
de reconocer que es totalmente inaceptable la actual hiperinflación, el
envilecimiento del salario, la ruina de la producción y productividad, el
colapso de los servicios públicos, de salud, agua, gas, electricidad,
transporte, seguridad, educación… Carestía y hambre sin comida, enfermedad sin
medicamentos, y colapso político sin voluntad de corregirlo. Políticas
gubernamentales que han convertido a Venezuela en una nación de muerte, de la
que han huido tres millones de compatriotas. Cambiar estas políticas es el
clamor sordo de la inmensa mayoría sin distingos políticos. Unidos contra la
fábrica de miseria nacional.
2. No a la violación de la
Constitución
La gran mayoría de los
venezolanos rechaza la sistemática violación de la Constitución y ahora la
decisión tiránica no sólo de violarla sino cambiarla por una antidemocrática –
al modo de todos los regímenes comunistas en el poder- que lo legitime y le permita
perpetuarse eliminando toda oposición y alternancia legal.
3. No a la ilegítima
prolongación de la tiranía el 10 de enero de 2019
El período para el que fue
electo Maduro termina para esa fecha. El régimen inventó una votación tramposa
para eliminar la elección constitucional de fines de 2018 para el nuevo período
presidencial (2019-25); para lograrlo impuso una Asamblea Nacional
Constituyente por encima de todos los poderes constitucionales y anuló la
Asamblea Nacional legítimamente elegida. Por eso la mayoría del pueblo
venezolano se negó a esa falsa elección de mayo, trampa que también fue
repudiada por los países democráticos del mundo.
4. Sí a la movilización
integral para la salida y elección democrática
Ahora tenemos el gran reto
de convertir esas tres negaciones en una movilización nacional múltiple y que
la resistencia nacional e internacional se den la mano en lo fundamental, sin
dividirse ni distraerse en diferencias secundarias.
El régimen venezolano-cubano
está decidido a no cambiar el modelo y aferrado a políticas económicas que
producen la actual agonía creciente; para ello utiliza la Fuerza Armada y la
represión. Los venezolanos sabemos que cada día que pase, la situación
empeorará porque la tiranía está empeñada en negar la enfermedad e imponer como
medicina lo que es su causa. No hace falta ni siquiera encuestas para saber que
la inmensa mayoría de los venezolanos sufre y está desesperada por salir de
este infierno.
Sólo falta un poco de
humildad en los dirigentes políticos y sociales para decir juntos un no rotundo
a la prolongación de la dictadura y trazar una ruta clara y fácil de entender
para el cambio de modelo, la defensa de la Constitución y la no prolongación el
10 de enero.
En positivo defendemos las
medidas básicas de cambio socioeconómico (freno radical a la hiperinflación,
refuerzo del poder adquisitivo salarial, reducción y refinanciamiento de la
inmensa deuda externa, fomento de la producción nacional con garantías
jurídicas y fuerte inversión privada, privatización de las empresas estatizadas
cuya ruina desangra al país junto con el rescate y saneamiento de las
instituciones y servicios públicos hoy destruidos por la ineptitud y la
corrupción.
Sabemos que este cambio lo
tenemos que hacer los venezolanos con un espíritu de unión, de reconciliación y
de reconstrucción propios de un renacer nacional, como ocurre después de
guerras o de inmensas catástrofes. En esa negociación y transformación del
país, juegan un importante papel quienes creyeron en el “proceso” y hoy
reconocen honestamente el desastre que ha producido y ahora tienen voluntad de
cambio. Pero nada de esto se puede hacer sin un extraordinario apoyo
internacional que no podrá actuar mientras no aprecie una unidad nacional
superior con una ruta clara.
Desde luego ese apoyo no lo
atraerá la actual dictadura que cínicamente habla de diálogo mientras persigue
sistemáticamente a la oposición, ilegaliza los partidos y persigue a sus
líderes con cárcel y exilio. El apoyo externo, la calle movilizada y la
sociedad organizada y sus partidos, deben unirse en este “tres en uno”.
Ciertamente la negociación
es necesaria, no para prolongar la agonía, sino con presión fuerte para salir
del régimen ayudándole a hacer las maletas y para rescatar la vida económico
social, con plena vigencia de la Constitución legítima y un gobierno nuevo de
transición con unas elecciones democráticas y constitucionales en el año 2019.
15-11-18
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