Por Vanessa Davies
El diputado y dirigente de
Un Nuevo Tiempo no cree que la oposición esté en condiciones de sentarse a
dialogar exitosamente con el Gobierno. "Yo creo que la sensatez es lo que
puede destrancar el juego", enfatiza
Hay detalles que en las
fichas de presentación de los diputados de la Asamblea Nacional (AN) no son
explícitos. En la de Stalin González, parlamentario por el circuito 5 de
Caracas (que incluye zonas populares como Antímano y de clase media como El
Paraíso), no aparecen algunos datos que tal vez explican su posición de poner
la palabra por delante y de buscar soluciones que permitan la convivencia de
los venezolanos por encima de las ideologías. Por ejemplo, su nombre: Iván
Stalin, por su papá dirigente de izquierda. O su formación. O sus convicciones.
O sus relaciones personales.
González forma parte del
partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y fue jefe de la bancada de la Mesa de la Unidad
Democrática en el Poder Legislativo. Hoy intenta motorizar los congresos
estadales y el nacional del Frente Amplio, pero "pisando
tierra".
—¿Cuál es la ruta en este
momento para el país? ¿Ni siquiera para la oposición, para el país? ¿Cómo la ve
como dirigente joven?
—Yo creo que el objetivo es
salir de la crisis.
—¿Salir de la crisis es
salir del gobierno?
—Necesariamente para cambiar
el modelo hay que cambiar de política, y como el gobierno no va a cambiar de
política, hay que cambiar de gobierno. Esa ruta pasa por entendernos y
reconocernos. Tenemos que entender que hoy es mayoría el sentimiento opositor;
no la oposición como organización, sino el descontento.
—¿El descontento, pero no la
oposición?
—Sí, no los partidos. Hoy lo
que llamaban la MUD no tiene la mayoría del país, pero la mayoría del país no
está de acuerdo con lo que está ocurriendo. Tenemos que reconocer que el
gobierno existe, el chavismo es una fuerza que está ahí. Hoy es poco menos de
un tercio del país, pero existe. Tenemos que reconocerlo. Yo creo que parte del
problema ha sido no reconocerlo. Entonces, primero reconocer para poder
avanzar. Dos, después de que nos reconozcamos, encontrar un entendimiento de
todo el país. Forzar al gobierno a que entienda que el país quiere cambio y que
la sociedad decidió romper con ese proyecto. Ahora, eso amerita presión,
unidad, decir las ideas que tenemos, decir cuál es nuestra visión, por qué
estamos en desacuerdo y cómo creemos que deben ser las cosas y presionar al
gobierno para que abra la puerta para que pueda haber camino.
—¿Qué sería abrir la puerta
en su opinión?
—Abrir la puerta a los
escenarios democráticos, a que podamos ir a una elección.
—Pero acaba de ocurrir una
elección el 20 de mayo, el presidente Maduro puede decir “yo abrí la puerta”.
—Yo sé qué es lo que dicen y
eso es lo que se conoce por ahí en esos intentos de construir un posible
diálogo, negociación. Pero todos sabemos que esa elección no fue… El 20 de mayo
no está en la mente del venezolano; esa elección no existió. Y hoy, ¿cuál es
papel de la comunidad internacional? Yo no creo que nos van a invadir los
marines, para lo que presiona en sus declaraciones la comunidad internacional
es para buscar un entendimiento y que haya una elección.
Elecciones presidenciales o
generales
—Es decir, ¿buscar el
entendimiento y crear las condiciones para que haya una elección presidencial o
una elección general?
—Yo creo que en principio
una elección presidencial, pero yo no le tengo miedo a una elección general;
eso es parte de lo que tienes que acordar. Solo que es más fácil lograr una que
lograrlas todas.
—¿Eso debería ocurrir antes
del 10 de enero?
—Debería, pero no creo que
sea factible en el tiempo. Creo que el 10 de enero va a ser una fecha
importante, y con esto no quiero decir que el 11 de enero la situación va a
cambiar y Maduro no va a estar en el poder, no. Pero creo que vamos a saber de
verdad qué tanto es la presión internacional. Una cosa es lo que va a ocurrir
con los entes multilaterales, OEA, Unión Europea y todas las decisiones y
declaraciones que va a haber sobre el tema Venezuela, y otra son las relaciones
bilaterales entre los países.
—¿Por qué marca la
diferencia? ¿Porque hay una serie de mitologías sobre que Maduro no va a poder
salir del país y cosas así?
—Puede haber decisiones
multilaterales sobre eso. Por ejemplo, el Protocolo de Ushuaia: Venezuela puede
quedar fuera del Mercosur. En abril vamos a quedar fuera de la OEA si Maduro
sigue gobernando porque decidió salirse. Puede haber más presión de la Unión
Europea. Ahora, las relaciones bilaterales de los gobiernos con el gobierno de
Venezuela, yo no las veo tan rotas; puede que bajen los niveles, que retiren
embajadores, que tengan todavía encargados de negocio. Pero para los países, y
para nosotros mismos los venezolanos, creo que es mucho mejor que esas
representaciones diplomáticas sigan estando en el país y sigan teniendo sus
oficinas aquí y vean lo que está pasando; que no rompan relaciones y cierren
las embajadas. Lo que sí creo que va a pasar es que esos países van a exhortar
a sus empresarios, es decir, va a venir un tema financiero mucho más duro de lo
que hay.
—¿Es por dónde cree que
pueda haber presiones?
—De hecho, ya están pasando.
Yo no conozco bien a profundidad, ni tengo el detalle, pero me llama la
atención lo que está pasando con el oro en Inglaterra. Esas sanciones, por lo
que yo he leído, solo se le aplicaron a Gaddafi, pero allí había una guerra.
González reitera que “el que
el gobierno no respete la Constitución, las consecuencias son para todo el
país. Ellos intentan decir que todo es culpa de las sanciones y no, no es tema
de sanciones, es tema de ellos. Esas sanciones son consecuencia de su
comportamiento: si no respetas la Constitución, la separación de poderes y no
dejas que haya elecciones”.
Recomponer la unidad
opositora
—Hablando de las sanciones:
que la oposición le diga a la comunidad internacional que levante las sanciones
a cambio de que el gobierno haga tales y tales cosas, ¿se lo han planteado?
—Eso es parte de un proceso
de negociación y por eso siempre se ha planteado que haya garantes. Alguien
tiene que ser garante del acuerdo, porque nadie le cree al gobierno. Por eso
siempre hemos solicitado que estén cancilleres, porque alguien tiene que ser
garante del acuerdo. En un acuerdo entre oposición y gobierno no hay garantía
de que eso se vaya a cumplir.
—¿Qué entiende usted, a
título personal, como garantes?
—Yo creo que hay que
construirlo entre las dos partes. Por ejemplo, países del Grupo de Lima serían
unos buenos representantes para la oposición, para el pueblo venezolano; no sé
quién podría ser por el gobierno. A lo mejor la Unión Europea podría ser más
mediadora, ya que no está en el continente. Hay que prepararse para la negociación
y allí es donde creo que se han cometido errores, la oposición no se ha
preparado lo suficiente.
—¿Qué implica, en su
opinión, prepararse para una posible negociación?
—Aquí se intenta poner un
dilema en la oposición que no es cierto. Están los muy radicales de Twitter,
porque además no son los radicales del 60 que se fueron para la montaña; son
radicales que se sientan en el teclado, que dicen que la salida tiene que ser
ya, con la fuerza, con la calle. Y el otro extremo dice que hay que sentarse a
negociar ya con el gobierno. Son dos extremos y es un falso dilema. No hay
negociación posible sin esfuerzo, y parte de lo que pasó en 2017, el error fue
creer que con las marchas íbamos a salir del gobierno. En el momento de más
fuerza debimos haber abierto la puerta para un proceso de negociación y no
esperar a diciembre. Tienes que negociar cuando tienes fuerza, no puedes
negociar cuando estás débil; por eso digo que no se apresuren. Yo creo que aquí
los esfuerzos tienen que ser por recomponer la unidad, porque una oposición
dispersa y fragmentada, ¿en nombre de quién habla? Tienes que hacer un esfuerzo
por recomponer la unidad y entender que esas dos visiones que hay son
complementarias. La fuerza, el tema de la protesta, de la organización, del
planteamiento que se hace de un lado es complementaria con el otro. La fuerza y
la negociación solas no van a llegar a ningún lado; tienes que tener con qué
presionar, con qué negociar.
—Pero la oposición no tiene
en este momento como ejecutar ambas, o por lo menos no pareciera.
—Eso es parte de que no hay
dirección política. No puede ser que dejemos pasar esto. Hoy el gran punto es
recomponer la dirección política de la unidad.
Los partidos deben renovarse
—¿Cómo se recompone la
dirección política de la unidad opositora, en su opinión?
—Desde el 2007 mucha gente
nos habla de que los jóvenes tenían que crear un partido nuevo. Han pasado 11
años y yo no creo que ese sea el debate; no creo que el debate sea entre
jóvenes y viejos. Creo que el debate es sobre posiciones políticas y confianza,
y hoy la dirigencia opositora no se tiene confianza y así no hay cómo avanzar.
Por eso es que yo hablo y he hablado de la renovación de la dirigencia, pero no
significa que dejemos en el olvido todo lo que se ha hecho, que no le
reconozcamos a cada quien el trabajo. Pero tiene que haber una renovación y una
ampliación de la dirección política.
—¿Cómo se renueva y se
amplía la dirección política?
—Primero hay una discusión
que tienen que hacer los partidos en lo interno; y dos, los que pensamos
parecido debemos tener más espíritu de grupo. Nosotros hemos tenido esa
discusión y no está en nuestro planteamiento hacer un partido nuevo, hacer una
fractura. Hay que renovar la dirección porque hay que tener confianza y hay que
rescatar la credibilidad. Hoy la gente no nos cree a los políticos, a unos más
que a otros. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo por presionar para que haya
confianza, rescatar la credibilidad y mostrar una ruta.
—Usted dice que para la
renovación hay que empezar por hacer una discusióninterna. ¿Cuál sería el
siguiente paso, luego de esa discusión?
—Yo creo que hemos avanzado,
la unidad en la oposición ha avanzado en un plan país, una visión compartida de
país que se está trabajando, que la hemos presentado en algunos sitios.
—¿El chavismo molesto con
Maduro la comparte?
—Estamos trabajando con
ellos buscando consenso, y eso es parte del debate del frente y queremos
debatirlo con ellos porque creo que tenemos más puntos de encuentro que de
desencuentro. Evidentemente, habrá visiones en las que hay que buscar el
consenso, no imponerlas. Pero ves que se ha avanzado a pesar de todos estos
problemas que han ocurrido esta semana en la oposición. Eso ha seguido
caminando, porque quienes estamos trabajando en ello nos conocemos hace mucho
tiempo, no tenemos esos prejuicios de nuestros hermanos mayores y en parte es
una demostración de que allá arriba no hay confianza. ¿Por qué en otras cosas
no avanzamos? Es un problema de actores, tiene que haber un cambio de actores.
—Por ejemplo, ¿tiene que
haber una renovación en la directiva de los partidos?
—Tiene que haberla, es que
está desgastada. Parte del ejercicio de la política es no encasillarse, y se
los he dicho a algunos de ellos: ustedes no pueden hacer lo que les pasó a
ustedes en su momento: las reelecciones de Carlos Andrés Pérez y Caldera
mataron a una generación política, y con ello a la democracia. Como
consecuencia surgió Chávez, que no fue un invento: fue el sentimiento de la
gente que estaba cansada de lo que estaba ocurriendo. Estamos hablando de dos
presidentes que habían sido presidentes 15 años antes y volvieron, y eso castró
a una generación que no pudo llegar al poder.
—¿Y eso usted piensa que
debe ser el acto de contrición de los partidos?
—Claro, ellos no pueden
hacer lo mismo que les hicieron a ellos.
—Entonces, debería haber una
renovación de las autoridades de los partidos.
¿Y luego?
—Empezar de nuevo, todo va a
empezar a fluir mejor.
—¿Fluir mejor entre quienes:
la oposición o entre la oposición y el gobierno?
—Yo creo que entre la
oposición. Ya el tema con el gobierno hay que llevarlo distinto. Pero al tener
una dirigencia renovada, que pueda ganarse la credibilidad de la gente, que no
deje de nuclear ese 80% que hoy no logra nuclear la dirigencia, la relación con
el gobierno será distinta. Hoy tú vas a un proceso de negociación con el
gobierno y vas en desventaja, pero tienes que ir por lo menos en iguales
condiciones.
—¿Ese es un proceso que, si
hubiese acuerdo en la oposición, debería hacerse en cuánto tiempo?
—Rápido. Lo peor que nos
puede pasar es que se consolide la idea de Maduro seis años más. Tienes que
salir de esto rápido para poder enfrentar el problema más grande.
No está en condiciones de
dialogar
—¿Si el presidente Maduro se
consolida seis años más también es responsabilidad de la oposición?
—Claro, lo que está en juego
es el futuro. Yo no quiero vivir toda mi vida así. No es posible que nosotros
tengamos que vivir encerrados. Todas mis fotos de niño son en el centro de
Caracas y hoy yo no puedo llevar a mi hija al centro de Caracas.
—¿Usted no imagina seis años
más del gobierno del presidente Maduro?
—Yo no me voy a poner en esa
fase de que este país no aguanta más, pero va a ser mucho más difícil
reconstruir el país mientras Maduro siga en el gobierno porque no da señales de
cambio de nada. Por ejemplo, lo que está haciendo con el arco minero, el daño
que le van a hacer al planeta Tierra por querer quedarse en el poder, porque es
territorio venezolano pero ahí está el pulmón más grande del planeta. Si
hablamos de ese tema podemos ver de lo que son capaces por quedarse en el
poder.
—Entendemos, por lo que
dice, que en este momento la oposición no está en condiciones de sentarse a
dialogar exitosamente con el gobierno.
—Yo no creo. Tienes que construir
fortaleza y para eso tienes que tener unidad, mostrar coherencia con el plan,
recatar la credibilidad de la gente y mostrar la ruta. Por eso es que yo digo
que hemos avanzado en el plan país. Por ejemplo, el tema de la Asamblea
Nacional es un tema importante. Nosotros pudimos haber hecho más por evitar que
pasara lo que pasó el martes (votación sobre Rodríguez Zapatero); yo no veo la
necesidad de eso, creen que le están haciendo un favor a la gente publicando la
lista de quienes votaron de una forma u otra.
—¿Qué piensa de la
publicación de la lista?
—En lugar de pasar la
página, se cometió un error en términos de no ponernos de acuerdo, y en vez de
dejar que las heridas se cierren, no, se mete más el dedo en la llaga para que
se abra más. Eso lo hacen quienes están interesados en que no haya unidad. Hay
unos y unas que creen que van a salir de esto solos.
—Todo quedó como una
diferencia entre “los embraguetados” y “los colaboracionistas”. ¿Está de
acuerdo con ese dilema?
—No. Primero, que lo que se votó
no es lo que ellos andan diciendo. Nunca estuvo en el debate de la Asamblea
declarar o no persona no grata a Zapatero; ese debate, que es al que se le hace
propaganda, nunca estuvo. Yo creo que hay que enfrentar políticamente esas
actitudes, pero yo hoy prefiero llamar a la unidad.
—Decía que está trabajando
en una parte en el plan país, refería también el peso de la Asamblea Nacional
como parte de esa hoja de ruta.
—Sí, y que parte de la
unidad es no dejar que se quiebre el acuerdo.
—¿Por qué lo dice?
—Porque estas heridas, más
allá de cerrarse empiezan a afectar lo que nos queda de unidad. Más allá de
todos los problemas hemos llevado la Asamblea en paz, y hemos llegado a
acuerdos en muchas cosas; es un poder público. La Asamblea Nacional no es la Mesa
de la Unidad, no es un partido político: son decisiones políticas de un poder
público las que toma, que tienen implicaciones, que tienen acción legal, que
pueden ser usadas y aquí quieren que se comporte como si fuera un partido
político y que no importa lo que digas. No, hay temas que tienen implicación
legal y son muy susceptibles. La Asamblea Nacional no puede ser la cabeza de un
partido político. Cuando entendamos la responsabilidad que tenemos como poder
público, veremos las cosas distintas.
“No crucifico” al que
participe el 9-D
—Entonces, esa hoja de ruta,
plan país, institucionalizar la Asamblea Nacional, ¿qué más?
—Esto tiene que ayudar a
rescatar la credibilidad. Hay que organizar, tenemos que fortalecer el Frente
Amplio como un punto de encuentro.
—¿No se ha burocratizado el
Frente Amplio?
—Yo creo que es una buena
idea que se ha llevado un poco mal y hay que mejorarlo. Creo que esta idea de
los congresos estadales va a ayudar a dinamizar y legitimar a la dirección,
porque también es un problema: tienes una asamblea ahí que toma decisiones de
30 o 40 personas y no puedes hacerlo distinto mientras no tengas un proceso que
legitime a esa dirección, y ese congreso de noviembre va a ayudar a legitimar
la dirección y que sea un sitio de encuentro. Nosotros queremos que en los
congresos estadales participe todo el mundo, hay quienes todavía se resisten
porque creen que solos o solas van a resolver el tema. Pero, allí hay un sitio
de encuentro donde está una parte de ese chavismo disidente y ojalá venga la
otra parte disidente que aún no está porque ¿qué nos une ahí? ¿Cuál es la
declaración del Frente? Que haya una elección, que se respete la Constitución,
rescatar el voto como herramienta de lucha del pueblo venezolano.
—Pero no van a participar en
las elecciones del 9 de diciembre.
—¿Con esas condiciones cómo
vas tú? ¿Con un CNE que no ha sido renovado, que actúa de la manera que actúa?
—¿No es un error para la
oposición perder esa oportunidad? La oposición va a perder los Concejos
Municipales.
—Yo no critico a quien vaya
y entiendo a los alcaldes que están haciendo lo posible por mantener la mayoría
de sus Concejos Municipales; no crucifico a nadie. Tengo amigos concejales y
ayudaremos a algunos en términos personales. Pero es necesario rescatar el
voto. Para mucha gente hoy el voto no es una salida. Por culpa nuestra también,
porque una cosa es que digas “yo no participo en esas condiciones” y luches
porque haya mejores condiciones, y otra cosa es decir “se cerró la vía
electoral”, porque, ¿cuál es la salida entonces? ¿Cómo cambiamos esto? Está la
tesis está del gobierno paralelo.
—¿Eso funciona? ¿Qué piensa
de eso?
—¿Quién lo elige? El TSJ en
el exilio es un tema más profundo, jurídico. Nosotros elegimos a 12 magistrados
que son casi la mitad del TSJ completo y ellos mismos se han encargado de que
la gente les pierda el respeto porque utilizaron eso para perseguir a gente de
la oposición e inventar cuentos. El caso Odebrecht hizo que dos presidentes de
Latinoamérica salieran del poder, cantidad de ministros y funcionarios presos.
Este es el único país donde no hay ni siquiera investigación, y en vez de
utilizar eso para hacer una investigación, para desmontar todo lo que dice el
gobierno, para dar a conocer todo lo que hizo el gobierno, se inventa un cuento
para dañar a la misma oposición.
—¿En todo caso habría que
investigar todo?
—Sí, que lo investigue, pero
no puedes inventar unos cuentos de esa manera porque la gente te pierde
confianza y credibilidad. El tema del gobierno paralelo… Mi lucha es porque los
venezolanos podamos elegir. Además, ¿quién lo va a nombrar? Cien personas
encerradas en la Asamblea Nacional, y además eso no tiene cabida en la
Constitución. Mi lucha es porque se restablezca el orden constitucional, porque
aquí desde el año 2017 se rompió el orden constitucional y por eso el Grupo de
Lima existe y por eso ha habido tantos debates en agenda sobre Venezuela en la
OEA. Entonces, si esa es mi lucha, que se respete la Constitución, que haya
separación de poderes y elecciones justas, mi respuesta a eso no puede ser
nombrar un gobierno paralelo encerrado en la Asamblea Nacional.
La sensatez destranca el
juego
—Todo está trancado. ¿Quién
destranca el juego y de qué manera?
—Yo creo que la sensatez es
lo que puede destrancar el juego.
—¿Usted cree que la sensatez
es la que destranca el juego político?
—Claro, es que no puedes
tener miedo. Yo por ejemplo –y hay gente que lo acusa a uno y quiere ocultarlo,
pero yo no lo oculto- tengo amigos en el gobierno, conocidos; gente que estudió
conmigo y amigos de mis padres y he hablado con ellos. Hablas en privado con
ellos y te reconocen muchas cosas, pero en lo público es otra cosa. Alguien
tiene que dar el paso, tenemos que prepararnos y ser maduros para eso- Pero
también tiene que dar muestras el gobierno de que quiere un acuerdo y que de
verdad está dispuesto a dejar que los venezolanos decidan, porque la
negociación no puede ser “yo me quedo hasta el 2024 y te perdono la vida”.
Porque eso es más o menos lo que ofrece el gobierno o es lo que dice. Esos no
pueden ser los términos.
Diputado @stalin_gonzalez: En
Venezuela tenemos que pasar la página como lo hicieron en Alemania con la caída
del Muro de Berlín https://t.co/aeglRbuptR pic.twitter.com/9h9uw2MG8R
— Contrapunto (@contrapuntovzla) 11 de noviembre de 2018
— Contrapunto (@contrapuntovzla) 11 de noviembre de 2018
—¿Quién debe dar el paso?
¿Usted esperaría que alguien del gobierno dé el primer paso?
—Lo primero que hay que
hacer es construir la unidad para saber en nombre de quien hablas.
—Si Maduro dijera “está
bien, suelto los presos políticos, y ahora ¿con quién hablo?”.
—Hay que reconstruir la
unidad, ese es el problema que tienes hoy. Sin unidad es muy difícil avanzar.
¿Cómo vas a una elección? Maduro dice “está bien, vamos a ir a elecciones, yo
convoco a una elección el 9 de enero”, y si no hay unidad, ¿cómo tomas esa
decisión. La unidad es un punto transversal en esta ruta. Lo peor es que
mientras todo eso pasa hay un país que está pasándola mal, que no ve
alternativas y eso lo aprovecha el gobierno. Por eso debemos trabajar en lo del
plan país, mostrar esa visión y presionar para que haya más unidad.
—Vamos a lo del CNE. ¿Cómo
se ponen de acuerdo para nombrar un nuevo CNE, que pareciera ser el primer paso
de todo? Eso implica un acuerdo político.
—En República Dominicana una
de las cosas que planteaba el gobierno era que estaba de acuerdo en reconocer
que hay dos rectores que están vencidos, pero que debía nombrarlos el TSJ. ¿Por
qué, si está la Asamblea y eso es potestad de la Asamblea? Yo tengo que buscar
un equilibrio en esa designación, eso es parte del acuerdo, no me puedes
obligar a renunciar a mi potestad. Eso es lo que plantea el gobierno: “Sí, yo
reconozco la Asamblea, pero no va a designar el CNE”. Entonces no me está
reconociendo nada. Porque reconocer la Asamblea no es solo que me mande un
presupuesto, que es su deber; es que reconozca todas las competencias.
—El juego está trancado
hasta para nombrar el CNE, que es lo que podría destrancar el juego.
—Eso es parte de una
negociación, y mientras no la haya estamos hablando de supuestos. Yo invito a
la gente para que lea las declaraciones de la comunidad internacional. Cuando
te llama a que la salida de Venezuela es una salida política, negociada,
electoral, ¿cuál es el punto del que está hablando? Estás llevando a que se
haga una elección. Ahora, esa elección debe tener garantías de imparcialidad.
No puede ser con este CNE; si eso no cambia, esto va a seguir así.
—Pero la oposición no es una
amenaza para el gobierno. Es decir, el gobierno puede seguir seis años más con
todas las críticas.
—No lo sé. Yo creo que el
gobierno también tiene sus problemas internos, creo que el juego está
cambiando. Después de fracturar a la oposición pareciera que para seguir
avanzando iba a resolver el problema económico. Las sucesivas declaraciones
sobre el 10 de enero como una fecha que pone en tela de juicio la legitimidad
de origen de Maduro en el ejercicio del poder han aumentado estos rumores de
negociación y de querer habla; esos rumores han venido después de las
declaraciones de la reunión de cancilleres de la Unión Europea, que han dicho
que después del 10 de enero hay un problema de origen, y si lo hay.
—Pero hay una fábula sobre
el 10 de enero también porque hay una idea de que el 10 de enero algo
mágicamente se va a llevar al gobierno.
—Evidentemente si hoy fuera
9 de enero Maduro haría un acto para legitimarse, pero eso tiene un problema
con la comunidad internacional. Por eso te digo, por la presión de la comunidad
internacional va a haber y claro que va a tener consecuencias; ahora, no es la consecuencia
de lograr la salida. Quienes vamos a lograr la salida de Maduro somos los
venezolanos, y yo apuesto porque sea por la vía electoral. Hay otros que creen
que va a pasar otra cosa, yo no sé qué otra cosa. Creo que la vía electoral es
la que tiene más consenso.
Debate entre chavistas y
opositores
—¿Qué expectativas tiene con
los congresos del Frente Amplio, los regionales y el nacional?
—Primero, es un encuentro de
la dirigencia partidista, vecinal, organizativa y con la inclusión de ese chavismo
disidente, en unos estados más y en otros menos. Es la primera vez que la
oposición discute con un sector ajeno a ella después de tanto tiempo. Habrá más
debate, y tienes que debatir. Va a haber gente del chavismo y eso te demuestra
cómo sería un gobierno de la oposición: nosotros no vamos a estar persiguiendo
a nadie. Este es un tema de rescatar a la gente, los valores, el respeto, la
palabra; rescatar el acuerdo, que son valores que en la política hoy se han
perdido. Lo otro fundamental es que salga ese consenso del plan país: ¿Qué va a
pasar el día después que logremos el cambio qué tenemos que hacer? Y ojalá
salga fortalecida una dirección política de allí.
—Que no es la de los
partidos de oposición sino del descontento.
—Claro, porque es papel de
los partidos rescatar que ese descontento se convierta en militantes, en
simpatizantes,. Hoy no lo es: hoy la gente está en contra de Maduro pero eso no
quiere decir que está con nosotros, con los partidos.
—¿Dónde va a ser el
congresillo?
—En cada estado, y aquí en
Caracas va ser el 17 de noviembre en el Colegio de Ingenieros. El nacional es
el 23 de noviembre y va a ser en el Aula Magna de la UCAB.
11-11-18
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