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viernes, 30 de noviembre de 2018

Migrante sobre ruedas: Venezolano escapó de su país en bicicleta y tras un año pedaleando, llegó a Santiago, por @EYN_ELMERCURIO ‏



Valentina González 29 de noviembre de 2018

Ibersonz (37) quiere que su sacrificado viaje, a bordo de "La Guerrera", como apoda a su vehículo, sirva para "rescatar los valores que se han perdido en Venezuela".

Ibersonz (37) venía con un solo freno en su bicicleta. Avanzaba por la sierra peruana, y se enfrentaba a un abrupto descenso, cuando escuchó un ruido. "Esto no suena nada bien", pensó. De frente venían dos camiones; la rueda delantera se pinchó y en ese momento lo supo: lo que venía era el impacto en el asfalto.

"Mientras caía, vi una gota de sangre pasar frente a mi cara, como en cámara lenta", escribió luego en la bitácora de viaje que comparte en sus redes sociales.

El episodio es solo uno de los que ha vivido en los últimos meses. El ciclista -que prefiere ser identificado solo con su nombre- salió de Venezuela en diciembre, dispuesto a llegar pedaleando hasta Argentina.

"Prometí a los venezolanos que aún mueren de hambre en Venezuela que llegaría por mis propios medios y sin que nadie me lleve", plantea sobre su travesía.

De profesor a deportista extremo

Sentado a la sombra de un árbol en Quinta Normal y sin perder de vista a "La Guerrera", como apoda a su bicicleta, explica que su objetivo es que el sacrificado recorrido sirva para "rescatar los principios y valores que se han perdido durante 20 años de destrucción en Venezuela".

En su país se dedicaba a la docencia y a la producción musical. Dice que no era un gran deportista y que su última bicicleta la tuvo a los 14. Tuvo que vender dos de sus pertenencias más valiosas -una mesa de mezcla de sonido y un micrófono profesional- para comprarse el vehículo que le permitiría iniciar su aventura. "Fue una odisea, porque cada día que iba a mirarla tenía un precio distinto. La inflación está disparada", asegura.

Sobre "La Guerrera" hay equipaje, algunas herramientas básicas, un saco de dormir, una carpa, bolsas y una guitarra. En total, unos 60 kilos de peso extra que Ibersonz ha llevado consigo a través de desiertos, montañas y playas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Tras un difícil pedaleo en la cuesta Lo Prado, el músico llegó el pasado martes a Santiago, donde se hospedará por unos días en la casa de una pareja venezolana. En cada pueblo y ciudad donde se detiene, come y duerme donde le ofrezcan apoyo; si no hay alojamiento, instala su carpa y su saco donde sea posible.

Dice que ha pedaleado hasta 12 horas seguidas, avanzando tramos que han superado los 100 kilómetros. Ni hablar de música para amenizar el recorrido, ya que las oportunidades para cargar la batería del celular son escasas. "Pienso en la situación de mi país, y en lo que me espera en Argentina", asegura acerca de lo que ocupa su mente en los trayectos.

"Un raspón en la rodilla"

¿Y por qué Argentina? El venezolano explica que allí tiene conocidos y, además, ha tenido buena recepción con el disco que publicó hace un par de años, de forma independiente. No le preocupa la situación económica trasandina. "Comparo el problema de Argentina con lo que vive Venezuela, con lo que serían un raspón en la rodilla y estar en terapia intensiva", dice.

"Para un venezolano, ¡Argentina no está en crisis! Pasan algunos problemas, pero nada como lo nuestro", profundiza. En territorio argentino espera radicarse y eventualmente, iniciar un familia. "No tengo hijos porque (en Venezuela) había niños en las plazas pidiendo comida, muriéndose de hambre (...). No quería traer niños al mundo para estar así", argumenta.


Tomado de: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=525648

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