Por Fernando Pereira
Por años, diversas
organizaciones sociales en Venezuela han trabajado en defensa de los
Derechos Humanos de la infancia y la adolescencia haciendo hincapié en la
construcción de una sociedad más justa y libre de violencia. Son
instituciones que tratan de proteger el futuro, que se vinculan con las
historias muy dramáticas para hacer lo posible por darles a quienes las padecen
un respiro en medio de la hostilidad. Todo esto para tener un mundo más
equilibrado y menos implacable para nuestros niños.
La tarea ha sido
ardua. Crear conciencia y mantenernos firmes ante la desesperanza es parte
de la lucha de quienes siguen creando espacios para el desarrollo y la sana
convivencia de los maltratados. Una labor que no puede ser aislada ni tampoco
debe dejarse a unos pocos.
Creo que esto que he dicho y
las referencias que he dado sirven para adentrarnos en Corazones con
Memoria. Óscar Misle y Fernando Pereira de Cecodap ponen en
nuestras manos un libro que nos invita a reflexionar, pero que sobre todo nos
presenta las causas que nos han llevado a padecer estas situaciones tan
terribles. Realidades que son frecuentes y que han dejado un mal sabor de boca
a los venezolanos, por decir lo menos.
La invitación es para que
cada uno de los actores que formamos parte de la colectividad empecemos a
movilizarnos en acciones concretas. Las historias del horror deben
motivarnos a ser promotores de un cambio.
Todos hemos sido marcados en
algún momento por un hecho delictivo. En cada página de nuestra memoria
existe un incidente violento imposible de olvidar. Maya está en el mío,
al igual que los hermanos Faddoul o el caso de Dayan González. ¿Cuántos
niños hay afectados por la criminalidad pero también por la
indiferencia? Para mí, para todos es crucial mantener vivo cada uno de
estos incidentes y así evitar que el sufrimiento se siga propagando”, Luis
Olavarrieta en el prólogo del libro.
¿De qué va?
Victoria dedica su vida a la
defensa de la niñez y la adolescencia. Como tantos venezolanos, sintió una
fuerte conmoción al conocer que, tras un prolongado secuestro, los hermanos
Faddoul, de 12, 13 y 17 años, habían sido asesinados.
El cruel suceso, ocurrido en
abril de 2006, la impactó de tal modo en su condición de madre, abogada y
defensora de los derechos humanos desde sus tiempos universitarios, que decidió
fundar una organización civil que llamó La Zaranda. Usando como símbolo el
ruido y el movimiento de este juguete tradicional, Victoria llenó de
sentido su vida y comenzó una cruzada en compañía de seis
amigos, profesionales de distintas disciplinas, para documentar cómo la
violencia y la impunidad truncan las vidas de los niños y adolescentes
del país. Su propósito es sensibilizar a la sociedad sobre este grave flagelo
que ha tomado cuerpo sin que el Estado haga nada para frenarlo.
Contra la impunidad
Óscar y yo creamos el
personaje de Victoria como una suerte de espejo de nuestra propia experiencia
por 34 años como defensores de los derechos humanos, y escribimos esta novela
basada en hechos reales, que tiene como telón de fondo la Venezuela del siglo
XXI.
Cada cifra, cada caso de los
tantos que han enlutado al país, aparecen aquí reseñados en medio de una trama
de relaciones de amistad, amor y resiliencia. Es otra forma de decirle al país,
con una lectura amena y de fácil comprensión, que todas esas vidas arrancadas
por la violencia deben permanecer en nuestra memoria para recordarnos que los
niños y adolescentes son un corazón que late y clama por nuestra protección.
Este sábado 24 de noviembre,
en el marco de las actividades por el Día Internacional de los Derechos del Niño,
realizaremos la presentación pública a las 10:00 en el Hotel Ambassador Suites,
Campo Alegre.
Dicho en palabras de
Victoria Lizcano: “No permitiremos que nos los arrebaten afectivamente.
Seguiremos honrando sus nombres y pidiendo justicia. La impunidad se alimenta
del olvido”.
22-11-18
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