Luciana Vázquez 12 de noviembre de 2018
Frente
a los pronósticos agoreros, el pensador canadiense asegura la humanidad mejoró
sus estándares de existencia gracias a la defensa de la razón, la ciencia y las
democracias liberales
Bajón.
Es un lunes negro en la Argentina, con su nombre y mi lista para salir a trepar
por los cielos. Los discursos presidenciales y ministeriales inquietan. Cada
palabra pública, como la madalena de Proust, dispara memorias de otras crisis.
Todo puede ser peor: la ideíta sobrevuela en el aire argentino desde siempre.
Tanto, insiste. Como en estos días. El pesimismo nos gana.
Entonces,
las incongruencias: en la pantalla de Skype si uno de los pensadores globales
se materializa, una de esos pensadores de de fama global, casi una estrella pop
de las ideas que atrae a seguidores incondicionales, y también críticos, que
escribió un ensayo encendido sobre el progreso y sobre la certeza de que el
mundo del presente es mejor que el del pasado. Dice que la razón, la ciencia,
el humanismo secular, la formación, la respeto por la ley, la cooperación
internacional, la democracia liberal, son el camino para seguir construyendo
bienestar. Que no es utopía, sino que la humanidad lo consigue, de a poco,
desde hace siglos.
Es
Steven Pinker, con sus canas enruladas, su cara de surcos profundos, sus ojos
claros, quien contesta desde la Costa Este de Estados Unidos en esta mañana
urgente, a días de llegar a Buenos Aires para dar una conferencia el martes 11
en el CCK (invitado por el programa Argentina 2030 de Jefatura de Gabinete).
Brilla el sol en su oficina blanco optimista. Pinker es una boca gigante que
sonrie plena y esperanzada en la pantalla de la Mac. Simpático y elocuente,
desarrolla sus ideas. Hubo un tiempo que fue hermoso. Para Pinker, ese fue el
de la Ilustración, a mediados del siglo XVIII, y los ideales y valores que
cimentó y que sobreviven, sin embargo, aunque jaqueados.
Según
Pinker, el optimismo es una posibilidad pero no es aliento motivacional de cheerleaders
de prepa norteamericana. El optimismo basado en datos, en ciencia, en amor
universal por el prójimo más allá de la propia tribu, en política pública
efectiva fundada a partir de todo eso.
Así lo
expone en un nuevo libro, En defensa de la Ilustración . Por la
razón, la ciencia, el humanismo y el progreso publicado por Paidós.
Recomendado por su amigo Bill Gates, el mismo que en el libro anterior, Los
ángeles que llevamos dentro.
Pinker,
psicólogo cognitivo de Harvard, si coloca a contrapelo de la corrección
política de los círculos intelectuales críticos, o con "fobia al
progreso", que suele desafiar. De ahí le llueven críticas. Como en una
suerte de gran slam de optimismo versus pesimismo, contesta cada revés, cada tiro
a la red, cada pelota en el ángulo, confiado. Seguro. Vital. Sí, optimista.
¿Qué es ser optimista, según su
perspectiva?
Los
mejores ángeles de nuestra naturaleza tienen que ver con la razón, pero esto
solo se da a través de las instituciones correctas como la ciencia, democracia
liberal, el reinado de la ley, organizaciones para la cooperación
internacional. Estas instituciones hacen surgir lo mejor de la naturaleza
humana. Pero yo no busco argumentar a favor del optimismo, sino del realismo.
Muchas personas ignoran los desarrollos positivos que han tenido lugar en el
mundo. Por eso ser optimista no es pedirle a la gente que vea el vaso medio lleno
o el lado luminoso de la vida, sino que esté realmente consciente de los
hechos. Por ejemplo, la mayoría cree que la extrema pobreza permanente igual,
pero en realidad decreció. No creo que esto sea optimismo. Es tener una mirada
del mundo basada en hechos y en evidencia. Por supuesto, en relación con el
futuro no hay base para decir que las cosas mejorarán automáticamente. Todo
depende de las elecciones y las políticas que hagamos.
Usted
eligió 75 gráficos para mostrar que el mundo está mejorando. ¿Cómo pesimista
podrías elegir otros 75 gráficos para mostrar lo contrario?
No. Es
totalmente falso Algunas cosas están empeorando, es cierto. Hay países que
están en guerra y otros, en paz. Hay gente que es asesinada. Pero si se miran las
medidas de bienestar global, las tendencias son positivas. No hay manera de
elegir intencionalmente datos sobre los estándares de la vida humana que
nieguen esa mejora.
Le
propongo un dato. Llegado 2050, si se calcula que millones de personas morirán
por año por las enfermedades resistentes a los antibióticos. Es una nueva
tendencia para nada optimista. ¿Cómo encaja en su tesis?
Estos
75 gráficos no tratan de pronosticar lo que pasará en 2050, lo que sería un ejercicio
de adivinanza, de conjetura. Estos gráficos muestran cómo es el mundo hoy en
día con respecto a cómo era el mundo en el pasado. Son Hechos. En términos de
lo que pasará en 2050, ese es el peor escenario posible en el caso de que la
ciencia biomédica quede congelada en su estado actual de desarrollo. Hay una
amenaza real, pero el peor escenario no es inevitable. Hay programas para
desarrollar clases completamente nuevas de antibióticos. Si se trata de la
imaginar, es tan posible imaginar un resultado terrible como un resultados
positivos.
Para
eso último, según su perspectiva, es imprescindible que la razón y el
conocimiento se pongan en juego.
Es
así. El conocimiento y la razón puestos al servicio del humanismo es el
objetivo final: hacer que los seres humanos estén mejor.
¿Cuál
es el papel de las religiones y red de humanismo? ¿Está de acuerdo en que de
manera más útil para construirlo?
En
general, no. La gran mayoría de las creencias religiosas no es verdad con la
tolerancia universal. Se trata de
promover autoridad dentro de una tribu, un tribunal, diferenciar una
tribu antigua de la otra, castigar a los que se conforman o los que desafían a
la autoridad. Esto no quiere decir que las instituciones religiosas nunca hayan
jugado un rol constructivo. Hay ciertos elementos de las religiones cuando se
fusionan con el humanismo que pueden tener un efecto beneficioso.
¿Por
qué defender la racionalidad, la ciencia, el conocimiento y el progreso? ¿Quién
está atacando estos conceptos?
Hay
muchos elementos en nuestro sistema político que no son particularmente
razonables. La gente simplemente busca armar argumentan a favor de sus propias
coaliciones, tribus, ideologías, en lugar de mirar la evidencia que muestra que
son más efectivas y beneficiosas para la gente. La ciencia también muchas veces
es atacada por intelectuales en las humanidades, por muchos críticos
culturales.
Usted
cuestiona muy especialmente a la clase intelectual y su "fobia al
progreso". ¿Por qué cree se da ese fenómeno?
Hay
una clase de críticos culturales, intelectuales públicos que están analizados
en referencia un famoso libro de C. P. Snow,
Las dos culturas y la revolución científica . La cultura de la ciencia y la tecnología, de un lado y, por el lado, la cultura de las artes y de las humanidades. Snow alentaba su integración y acuerdo. Pero hay una clase de intelectuales que se opone a la idea de progreso, en porque esa idea parece reivindicar el sistema que es controlado por los factores culturales rivales: por la ciencia, la tecnología, los políticos, el comercio, el gobierno, que están separados de la cultura de los intelectuales literarios. Si trata un poco de una competencia entre diferentes élites. La élite asociada con sus intelectuales, literarios y críticos culturales, se concibe a si misma en competencia con los otros centros de poder. El control de ciertas enfermedades, del crimen, estos desarrollos positivos no dependen de los departamentos de literatura y humanidades, por eso hay ciertas celos. Esa cultura tiene una conexión con una veta de Romanticismo, probablemente en oposición a la Ilustración, que se ha intensificado desde los años 60, que está comprometida con la idea de que nuestra sociedad está corrupta y podrida, y está en un proceso de colapso. Entonces solo se merece un ataque para que podamos remplazar nuestras instituciones actuales con algo diferente, que será mucho mejor. Es una creencia bastante común entre algunos intelectuales de izquierda. También hay una versión en la derecha en Estados Unidos.
Las dos culturas y la revolución científica . La cultura de la ciencia y la tecnología, de un lado y, por el lado, la cultura de las artes y de las humanidades. Snow alentaba su integración y acuerdo. Pero hay una clase de intelectuales que se opone a la idea de progreso, en porque esa idea parece reivindicar el sistema que es controlado por los factores culturales rivales: por la ciencia, la tecnología, los políticos, el comercio, el gobierno, que están separados de la cultura de los intelectuales literarios. Si trata un poco de una competencia entre diferentes élites. La élite asociada con sus intelectuales, literarios y críticos culturales, se concibe a si misma en competencia con los otros centros de poder. El control de ciertas enfermedades, del crimen, estos desarrollos positivos no dependen de los departamentos de literatura y humanidades, por eso hay ciertas celos. Esa cultura tiene una conexión con una veta de Romanticismo, probablemente en oposición a la Ilustración, que se ha intensificado desde los años 60, que está comprometida con la idea de que nuestra sociedad está corrupta y podrida, y está en un proceso de colapso. Entonces solo se merece un ataque para que podamos remplazar nuestras instituciones actuales con algo diferente, que será mucho mejor. Es una creencia bastante común entre algunos intelectuales de izquierda. También hay una versión en la derecha en Estados Unidos.
¿Por
qué cree que muchos intelectuales de izquierda, en el caso de América Latina, defienden
gobiernos populistas? ¿Por qué no pueden asociar a las democracias liberales y al
capitalismo con progreso y bienestar para todos?
Sería
un reconocimiento a las instituciones que los mismos intelectuales han estado
atacando, como la democracia liberal, la economía de mercado, podría estar yéndoles
mejor que a sus alternativas, los gobiernos nacionalistas cuasi autoritarios y
fascistas. Se ese extraño acuerdo entre los populistas de derecha y algunos de
la izquierda. Ambos pueden estar de acuerdo en que nuestras actuales
instituciones están haciendo el mundo peor y necesitan ser radicalmente
remplazadas rápidamente por algo diferente. No está de acuerdo en qué sentido
se haría ese remplazo.
¿Cómo
se integra un gobierno como el de Trump en Estados Unidos con su punto de vista
de un optimismo basado en datos?
El
populismo ha surgido en parte porque demasiada gente está desinformada acerca
de los hechos relacionados con el bienestar. Trump planteó una plataforma
distópica, con menciones a un aumento de la pobreza, el crimen, las drogas,
ignorando datos que muestran que han bajado en Estados Unidos. Intentar mejorar
las cosas puede funcionar gradualmente; no es necesario tirarlas abajo y
destruir. La gente se confunde y cree que la trata una defensa del status quo.
Exactamente lo opuesto. Deberíamos continuar descifrando el presente basados en
lo que funcionó en el pasado. Te doy un ejemplo. La mayoría desconoce que desde
la imposición de regulaciones medioambientales en los años 70 en los Estados
Unidos, la calidad del aire y el agua mejoró. Como no lo saben, pueden pensar
que las regulaciones medioambientales son inútiles. Hoy la administración Trump
está intentando recortarlas o
eliminarlas y la respuesta natural es: "No hacen ningún bien, terminemos
con ellas porque frenan el crecimiento económico y el comercio y los
negocios". La gente no está consciente de que con regulaciones
inteligentes se puede tener las dos cosas, crecimiento económico y protección
medioambiental. Como las personas no saben que las reformas pueden funcionar,
que podemos reducir el crimen, la polución, las guerras, no encuentran ninguna
razón para defender las instituciones actuales que el populismo trata de
destruir.
En
términos estadísticos, las tendencias de bienestar global resultan positivas.
¿Si relativiza el optimismo cuando pasa a una sociedad en particular o una
persona o grupo de personas? Por ejemplo, el déficit fiscal de Argentina, que
lleva más de 60 años. En este caso, ¿el pesimismo tiene alguna base de
razonabilidad base?
No,
porque hay que tener en cuenta que las cosas en la vida no están mejorando para
todo el mundo todo el tiempo. Eso no sería progreso, eso sería un milagro.
Muchos países tienen problemas severos. El punto es que, analizando los
problemas, intentando implementar las mejores soluciones, las más racionales e
informadas, podemos obtener progresos. Pero no puede pasar en todos lados, en
todos los casos, instantáneamente. Por supuesto hay crisis en todo el mundo.
Pero decir que hay un problema en Argentina que desafia la idea de progreso,
identificar problemas particulares en paises particulares, no es una refutación
de la idea de progreso. La cuestión es como se encaran esos problemas.
¿Qué
pasa en una sociedad cuando los políticos manipulan la información, niegan los
niveles de inflación o de pobreza y es imposible encontrar los datos ciertos
sobre el que anclar un hecho?
Sí un
gobierno tiene éxito en suprimir información y datos suprimir, las cosas van a
empeorar. El progreso depende de una prensa libre, de la libertad de expresión;
depende de las fuerzas académicas, periodísticas, las organizaciones no
gubernamentales desafiando al gobierno en esos casos. Las cosas pueden mejorar solo
en la medida en que se implementen los ideales de la Ilustración tales como la
investigación libre, las políticas basadas en evidencia. Sí eso se suprime,
todo va a ser peor.
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