Por Roberto Patiño
La juventud es una etapa del
desarrollo humano en el que construimos nuestra visión particular del mundo.
Nos armamos de experiencias y conocimientos que nos permitan tomar las mejores
decisiones para lograr la manifestación cabal de nuestras
potencialidades. En el actual contexto de caos y colapso nacional que
vivimos, se afronta esta etapa en medio de profundas desigualdades sociales y
distorsiones económicas, bajo un entorno político signado por el autoritarismo
y la represión.
Sin duda, la juventud
venezolana es uno de los sectores de la sociedad más afectados por la crisis y
el modelo actual del régimen, que genera condiciones adversas y destructivas
según su visión de empobrecimiento, dependencia y opresión.
Ante la pérdida de
oportunidades, los jóvenes constituyen el mayor componente de la emigración y
los que manifiestan mayor disposición a irse del país. Son el mayor grupo de
víctimas de la violencia criminal y estatal. El asedio a universidades públicas
y privadas, restringe significativamente sus posibilidades de educación y
desarrollo académico
La crisis económica,
generada desde el gobierno, es utilizada por este para inducir el ingreso de un
mayor número de jóvenes a sistemas de control social como los CLAPs, Carnet de
la Patria, Chamba Juvenil, entre otros, e imponer relaciones de dependencia y
de lealtad forzada.
En lo político, este
hostigamiento puede verse de igual forma en la persecución y represión de
líderes de nuevas generaciones en partidos y agrupaciones políticas. Son
casos significativos los de los diputados Juan Requesens, Freddy Guevara o José
Manuel Olivares, el alcalde de El Hatillo David Smolansky, y otras figuras
destacadas como Lorent Saleh. En las manifestaciones masivas ocurridas
durante el 2017, la represión del Estado se cobró la vida de decenas de jóvenes
en todo el país.
En este marco, es
fundamental el generar mecanismos de apoyo y participación para la juventud que
brinden herramientas de aprendizaje y posibiliten su articulación con otros sectores
sociales. Contrarrestar la narrativa de acoso y dominación oficial con otra de
reconocimiento, inclusión y desarrollo, tanto en lo personal como lo colectivo.
En el Movimiento Convive
hemos desarrollado programas de liderazgos locales en los que participan un
gran número de jóvenes. Muchachos y muchachas que asumen responsabilidades
de alto nivel en procesos para dar solución a problemas de sus comunidades,
mostrando una enorme voluntad de trabajo social y político. Muchos de estos
líderes participan en experiencias para ayudar a menores de edad en situación
de riesgo, sirviendo de mentores o apadrinándolos, impidiendo el que sean
reclutados por bandas locales o cometan actividades delictivas. Esto también es
de enorme importancia en el trabajo de la Red de Atención a las Victimas, en la
que la atención y vinculación de los jóvenes es fundamental para el proceso de
apoyo y trabajado con núcleos familiares impactados por la violencia.
De igual forma, en la
organización Alimenta la Solidaridad realizamos talleres de capacitación y
emprendimiento para jóvenes madres, incentivando procesos de aprendizaje y
mejoramiento que luego se ven reflejados en la generación de iniciativas
propias o derivadas del programa, como Sustento, un servicio de comidas a domicilio. Con
Vamos Convive nos articulamos con empresas y grupos del sector privado para
generar oportunidades de empleo que permitan el desarrollo y formación personal
de jóvenes de sectores populares.
Estos ejemplos reconocen la
difícil situación que atraviesan los jóvenes del país no desde la victimización
y el asistencialismo, sino desde el asumir que nuestra terrible realidad puede
transformarse a través del ejercicio de valores convivenciales, convirtiéndonos
cada uno en agente de cambio. El drama que vivimos nos pide la generación de
respuestas posibles y efectivas, reconociendo y dándole verdadero valor a
nuestros activos y capacidades.
El capital más importante de
toda nación es su gente, y los jóvenes representan el futuro de este capital.
La salida de la crisis y la refundación de una nueva Venezuela sobre las bases
de la convivencia, la democracia y el desarrollo sostenible, tendrán a los
jóvenes como actores fundamentales de estos procesos, que sin ellos no podrán
ser posibles.
Coordinador de Movimiento Mi
convive
robertopatino.com
14-11-18
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