Por
Isa Dobles, 08/06/2014
“A Betancourt van a
llevarlo a Santo Domingo; Chapita Trujillo quiere darse el gusto de meterlo en
un caldero de agua hirviendo y oírlo chillar como las langostas cuando se
cuecen“. Así, clarito, lo cuenta en sus
“conversaciones” Oscar Zamora Conde, edecán, amigo, hombre leal de Rómulo.
Los mismos sentimientos
expresados por el difunto cuando en su impetuoso discurso de campaña pedía las
cabezas de los líderes adecos para freírlos en un calderón de aceite –
sentimientos que alimentan los que no pueden enfrentar nunca sus complejos, sus
debilidades y amarguras.
Mi padre, Alejandro
Oropeza Castillo, trató de convencerlo que no fuera. Pero Rómulo esgrimió lo
mismo de siempre:”Van a creer que tengo miedo”. Que nunca tuvo.
Éste no era el primer
ataque que sufriría. Nunca hubo duda alguna de la participación de Trujillo,
esa historia era ya muy larga. Sus quemaduras fueron muy graves, muy dolorosas.
Época terrible de América.
El país estaba en vilo…
esperando ver al Presidente, como apareció, impresionante: las manos vendadas
como guantes de boxeo; los labios sangrantes, casi cerrados los ojos.
Uno lo veía allí, a
horas apenas dea quella explosión, y lo que recibía venía de aqulla fuerza
íntima, de aquella convicción del reto por cumplir, que no podías menos que
escucharlo y grabar en la mente la visión histórica del momento.
“Estoy hablándoles
desde mi cama de enfermo. Tendré que ser breve, entre las heridas leves que
recibí ayer una quemadura en el labio me dificulta la modulación de las
palabras. Quiero decirle al pueblo de Venezuela que debe tener confianza en la
estabiidad del gobierno que eligió para cumplir su mandato como he venido
diciendo y hoy reitero al pueblo que esa oportunidad y coyuntura deben
servirnos para que hagamos un exámen de conciencia. Los enemigos del avance
democrático y desarrollo economico de la nacion no han sido definitivamente
vencidos… sino derrotados”.
Chapita tuvo historial,
evidencias ciertas.. ¿Y aquí? Venezolanos escarnecidos, humillados, amenazados
que esperan poner entre rejas aunque con ello profundicen su propia tumba. ¡Y
Jorge Rodriguez como portavoz. Por Dios! La mediocridad ciertamente no tiene
límites.
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