FERNANDO CASTRO AGUAYO jueves 24 de julio de 2014
"Por lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo honorable, (... ) en esto mediten" (Fp 4,8).
Este texto de San Pablo nos ayuda a
elevar la calidad de nuestro comportamiento como cristianos y ciudadanos. A dar
de nosotros lo mejor.
Es un llamado a huir de la
mediocridad, de lo inmediato y de soluciones de ocasión. Si es educación, hay
que aspirar a lo mejor: la mejor educación posible; si es manejo de dinero, a
la mayor transparencia posible; si es a trabajar, a hacerlo como el mejor; si
es como gerente, a la mayor eficiencia posible, y así en todo.
Mucha gente dice: "no es posible
que Venezuela siendo un país rico, esté así". "Estar así" es que
haya pobreza, servicios públicos pésimos, liceos sin profesores, salud pública
deplorable, desabastecimiento, inseguridad y un sinfín de cosas patentes.
En realidad, el hombre puede ser rico
si se prepara para lo más propio del hombre que es trabajar. Esto tiene una
honda raíz bíblica: "el hombre fue creado para trabajar, así como el ave
para volar" (Job 5,6). Por eso es muy importante la reflexión sobre la
educación y aspirar para todos desde niños la mejor formación para la vida.
Prepararse para trabajar comienza con
la educación: leer, escribir y hablar y desde allí mucho más; es también saber
relacionarse virtuosamente con los demás y con el medio ambiente. Es trabajar
por la familia y para la familia. Es prepararse para crear las mejores
condiciones posibles para el desarrollo personal y de los que nos rodean.
Los gobernantes tienen una gran
responsabilidad. Quien organiza el Estado, debe crear las condiciones de
desarrollo social integral de las personas. Hay que aspirar a lo más noble
siempre. Esta es también una tarea personal.
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