Margarita
López Maya
El país
sigue hundiéndose. La crisis económica, que ya desemboca en hiperinflación, se
combina con un caos político, que encaja en el concepto de Estado de naturaleza
de Hobbes. A diferencia de un Estado de derecho, donde todos somos iguales y
nos sometemos a la ley, el alto Gobierno actúa al margen de la legalidad. Al no
respetar la institucionalidad, rompe el orden civil provocando con su ejemplo
esta guerra de todos contra todos. El ciudadano común, de clase media y pobre,
sufre hoy la arbitrariedad de un Gobierno barbárico.
La matanza
ocurrida el lunes 13 en la Cota 905 es ejemplo de ello y continuará si no nos
movilizamos para enviar el próximo 6D un mensaje contundente de nuestra
indignación y deseo de cambio político.
Con el
objetivo de mejorar su imagen con miras a las venideras elecciones, el Gobierno
planificó una especie de razia en esa comunidad. Una zona de las llamadas “de
paz”, creadas por Maduro mismo, pero tan mal hecha, que se les fue de las
manos, y quedó controlada por bandas delincuenciales armadas que asolan a los
vecinos.
De acuerdo
con las denuncias que vienen haciendo ante Provea los familiares de las
víctimas, el operativo “liberación” comenzó en la madrugada, sin jueces,
omitiendo procedimientos legales obligatorios. Los abusos policiales no se
hicieron esperar. Entraban a casas para sacar a jóvenes, destruyendo de paso
las viviendas y robando bienes. Hubo golpes, torturas. Algunos aparecieron en
la morgue con un tiro de gracia. No hubo funcionarios heridos ni se encontraron
drogas o armas relevantes. El barrio denuncia que los jefes pandilleros,
informados con antelación, ya se habían ido.
¿Puesta en escena?
Ese episodio
recuerda la masacre de El Amparo del gobierno de Lusinchi, cuando este informó
en cadena nacional de un enfrentamiento armado con guerrilleros colombianos,
que resultó ser una matanza de pescadores venezolanos inocentes por parte del
Cejap. Esa noche vimos imágenes de cadáveres ataviados con armas y ropa
guerrillera. Un montaje hecho dos meses antes de las elecciones. Cuando se supo
la verdad, Lusinchi jamás se retractó.
Esos
procedimientos degradan nuestra sociedad. Es urgente encontrar una salida
política que permita la democracia y su Estado de derecho.
27-07-2015
En ElJoropo.com
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