Por
Sofía Torres
Presuntos delincuentes
abatidos, personas detenidas, incautación de armas largas y cortas, y el
rescate de vehículos solicitados, conforman el saldo de los procedimientos que
se ejecutan en diversos sectores de la ciudad capital, en el marco de la llamada
Operación de Liberación del Pueblo (OLP).
El dispositivo, que se
inició el lunes 13 de julio en la Cota 905 –“Zona de Paz”- y generó diversidad
de reacciones, representa para el abogado y criminólogo Francisco Gorriño una
muestra contundente de involución policial.
El experto en seguridad,
quien considera que la OLP representa la típica redada de décadas
anteriores trasladada al 2015, esgrime los argumentos que lo
conducen a afirmar que esta acción es “más efectista que efectiva”.
No
hay información de inteligencia
“En principio la gente
percibió esta operación como una respuesta a las llamadas zonas de
paz, que oficialmente no se sabe si existen o no existen, porque hay versiones
contrapuestas. Un mes antes de iniciar el plan en la Cota 905 se quemaron 9 motos
de la Policía de Libertador, después hubo dos ataques a dos caravanas de
personeros del gobierno, uno del Ministerio de la Alimentación y otro del
Viceministerio de Relaciones Interiores; y la quema de una patrulla de la
Policía Nacional Bolivariana”.
“Se recogió en la prensa que
varios de los funcionarios que habían ingresado a las zonas de paz serían
sancionados. Eso es un absurdo, lo que pide la gente es la presencia policía
preventiva, porque es el disuasivo del delito”.
“La operación que se realizó
el pasado 13 de julio en la Cota 905 fue desde el punto de vista policial
exagerada, con efectivos de todos los cuerpos de seguridad. Si tengo un mes
para recabar información de inteligencia y de investigaciones, puedo saber
qué casas sirven de guarida a los delincuentes, dónde están las armas. Con el
CICPC, a través de su división contra robo y el apoyo del grupo BAE-Brigada de
Acciones Especiales- en un momento determinado, se hubiese emprendido una
acción muy quirúrgica, muy puntual”.
“Es evidente que no se
maneja información cuando ves bajar del barrio a un grupo importante de
muchachos con las manos en la nuca, ¿hay que detener entonces a todo el barrio
para saber quién es delincuente y quién no? Se refleja una involución policial.
La operación de Liberación del Pueblo es más efectista que efectiva”.
El
retorno de una práctica
“Con las redadas de los años
70, 80 y hasta en los 90, no se lograba la captura de nadie, veías a personas
que se dirigían hacia sus casas y eran detenidas. Allí había una incapacidad de
los cuerpos policiales para identificar a los autores del delito. Esto fue
aparentemente superado, tenía mucho tiempo que no se practicaba”.
“Fui agente y detective,
como funcionario policial uno sabe que la redada no tenía efecto, porque se iba
a detener a todo aquel que pasara por un callejón y lo ibas a llevar a un
puesto, donde sería chequeado, por cédula identidad y huella dactilar. Esa
gente regresaba al barrio. No aminora el delito en nada”.
“Aquí lo que hay son bandas
de delincuentes que se dedican al tráfico de drogas, al cobro de vacunas,
extorsiones de todo tipo. El antisocial cambia de delito si ve que hay éxito en
él. ¿En qué radica ese éxito?, en que no hay captura y en la ausencia de
denuncia, como el caso de los secuestros o el robo de vehículos, cuando el
propietario del carro paga el dinero del rescate”.
“No sé quién inventó las
“zonas de paz”. En la experiencia internacional está el penitenciarismo por
grados, en el que se avanza según la conducta del interno, otorgándole momentos
para la reinserción, libertades vigiladas. Hubo experimentos con colonias de
trabajo en la Unión Soviética, sitios confinados donde trabajaban las personas
que habían cometido delitos políticos y comunes. Aquí viven ciudadanos con sus
familias al lado de un delincuente, es una inocentada de quien se le ocurrió
eso de las “zonas de paz”, no hay una experiencia similar en el mundo”.
“En los 70, 80 y 90 era un
suicidio matar a un policía, sobre todo si era del cuerpo judicial. Al asesino
lo buscaban hasta debajo de las piedras. Actualmente los homicidios cuyas
víctimas son efectivos se han convertido en números, no se sabe si
capturaron o no a los autores del hecho”.
Casos
resueltos
“En los 80 el nivel de casos
esclarecidos policialmente en la división contra homicidios, mas no concluidos
judicialmente, superaba 90%, había cangrejos que se demoraban más. Había 5 ó 8
% de casos no resueltos. Hoy día la estadística es contraria, apenas
10% se resuelve”.
“Cuando yo estaba activo
había en un día fuerte 8 ó 10 averiguaciones por muerte en Caracas,
generalmente eran 2 ó 3, actualmente son 30 ó 50 averiguaciones diarias, para
ese trabajo hay cinco funcionarios la misma cantidad que había hace más de 30
años. Cuando levantan un cadáver ya tienen tres por otro lado”.
Los
tres ejes del problema
“No se puede ignorar que
existe una política criminal muy mala en Venezuela. La política criminal tiene
tres ejes fundamentales. Uno es la prevención social, que no cuenta
con los organismos pertinentes, cumplida antes por el Consejo Venezolano del
Niño; y la prevención policial: de los 335 municipios del país
solamente 30% tiene la debida cobertura de efectivos”.
“Otro eje es la represión o
investigación del delito: agarro al culpable, va al tribunal y es sentenciado.
Aquí hay carencia de jueces y fiscales y tenemos los mismos cinco muchachos del
CICPC para atender los 30 homicidios de Caracas. Si antes no se asignaban
recursos, ahora menos. Hay un edificio en la autopista que sería destinado a la
PTJ y tiene más de tres décadas en construcción”.
“El tercer eje es el
penitenciarismo. Cuando se ingresa una persona sentenciada, la idea es reeducar
a un hombre para convivir, establecer una familia y reinsertarse en la sociedad
¿Alguna cárcel de nosotros logra eso cuando sale en libertad el interno? Sale
el peor delincuente”.
“Al no tener prevención,
represión ni tratamiento hay que dar gracias por la delincuencia que tenemos,
la deberíamos tener mucho peor”.
“Imagina a una persona con
un tumor cerebral, mientras continúe tomando aspirinas quizás debilitará el
dolor de cabeza, pero el tumor seguirá creciendo. Con redaditas en los barrios,
tumbando puertas y cayéndole a golpes a la gente no vamos a resolver
la delincuencia y seguirá en ascenso. El gobierno lo sabe”
Barómetro Político
http://barometropolitico.com/
29/07/15
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