Por Marino J.
González, 29/07/2015
La paradoja es
dramática. Por una parte tener un gobierno que quiere controlar a toda la
sociedad. Controlar lo que se dice, lo que se produce, la cantidad que se debe
vender, el precio de los bienes, entre otras cosas. Es decir, un gobierno que
se entromete en cada espacio de la organización social para imponer su visión
de las cosas. Pero al mismo tiempo, es un gobierno ausente justamente de los
espacios individuales que requieren el apoyo y participación de la acción
pública.
La salud
reproductiva ilustra cabalmente esta paradoja. El gobierno ha regulado la
producción de medicamentos y métodos asociados con la decisión de las parejas
sobre el número de hijos y el tiempo para la procreación y los nacimientos. La
consecuencia es obvia: se ha producido una escasez de todos los métodos
modernos de contracepción. Algunos de ellos, como los preservativos, píldoras
anticonceptivas, porque no se garantizan los insumos para el abastecimiento del
mercado. Otros, como la realización de esterilizaciones, porque la crisis de
los servicios impide satisfacer la demanda.
Los resultados
están a la vista. La Federación Farmacéutica ha informado que actualmente se
presenta una escasez de 85% en el suministro de anticonceptivos. No se necesita
un consejo de sabios para imaginarse las consecuencias de esta escasez. En
primer lugar, no es previsible que la escasez se resuelva adecuadamente con las
actuales políticas económicas. En segundo término, es obvio que las
dificultades para encontrar los métodos contraceptivos afectarán a todas las
parejas, y especialmente a las más jóvenes, que son casualmente también las que
tienen menos recursos para adquirir estos métodos.
De allí que sea
previsible también un aumento en la tasa de embarazos adolescentes, ya la
tercera más alta en América Latina en 2014 (101 embarazos por cada 1000 mujeres
entre 15-19 años según el Fondo de Población de las Naciones Unidas), solo
superada por Nicaragua y Honduras. De manera que entonces se van a agregar
mayores complicaciones a un problema de bastante complejidad.
Pero la situación
no se detiene allí. De un grupo de 18 países de América Latina, Venezuela es
superada por 13 de ellos cuando se analiza la satisfacción de la demanda de
anticoncepción. Venezuela solo supera a Bolivia, Chile, Guatemala, y Panamá. El
porcentaje de demanda satisfecha en Venezuela era 85% según el último informe
mundial del Fondo de Población (2014). Se puede suponer entonces que con la
escasez señalada, la satisfacción de la demanda será mucho menor.
La consecuencia
directa de esta situación es la afectación de las familias en una decisión a
todas luces de alta relevancia, que requiere el concurso de los servicios de
salud para que sea la más adecuada posible. Los efectos, sin embargo, tampoco los
conoceremos de forma inmediata. En el sitio web del INE se encuentra la cifra
de nacimientos solo hasta 2012. La gestión del gobierno ha llevado más
descontrol en la natalidad de los venezolanos.
Politemas, Tal
Cual, 29 de julio de 2015
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