Rafael Hernández
Cuando hemos promovido –desde
siempre- las pequeñas cosas como los lugares desde donde se puede promover los
grandes cambios culturales, económicos y sociales, es porque desde allí podemos
verificar cambios concretos en nuestros vecinos. No tiene sentido hablar desde
grandes metas sociales si ellas no tienen cómo verificarse a nivel de las
comunidades.
Si hablamos de grandes políticas
educativas pero encontramos en las escuelas un mal ambiente físico. Encontramos
maestros por debajo de la sobrevivencia. Y nunca son convocados ni educadores
ni educandos a jornadas de actualización pedagógica o de otras áreas. Cuando
vemos el nivel de deterioro de las canchas deportivas (si es que existen) no podemos
verificar las grandes políticas para la educación.
Pretendemos hablar de políticas de
apoyo a la agricultura y el ganado. Y encontramos menos gente que quiere
quedarse en esas zonas. O no encontramos fuentes de financiamiento estatal, no
hay existencia de fertilizantes, ni pesticidas. No hay ningún esfuerzo por
acercar la educación, ni la salud en esos sitios, entonces no podemos verificar
el apoyo a lo agrícola o pecuario.
Hablar de la realidad de la salud y
sus grandes políticas. Tenemos que verificar a nivel concreto qué es eso. Médicos
oportunos y en cantidades y calidades adecuadas. Condiciones generales de
fumigación y otra campañas de vacunación. Cómo se les paga a médicos,
enfermeras y otras personas del medio. Medicinas su cantidad, su calidad y
cercanía para los atendidos. Cuánto tiempo debemos de esperar para ser
atendidos por un especialista. Si esas cosas no muestran un avance y la
concreción de las grandes políticas sanitarias, entonces no hay cómo mostrar
esa atención.
Así podemos continuar tratando de
aterrizar el discurso grandilocuente de los gobiernos con las cosas en
chiquitico, con la muestra clara de si lo que se dice puede aterrizar.
Nos parece que si continuamos
hablando de salud, por ejemplo, y luego en el centro de salud más cercano no
hay ni vacunas, ni inyectadora, ni hilo para coger heridas y mucho menos
medicinas, nos encontramos con una clara manipulación de la información.
Pero la verificación de los grandes
esfuerzos por promover el esfuerzo democrático lo notamos en las pequeñas
escalas en su percepción de qué es democracia, tolerancia, respeto por las
ideas divergentes, sostenimiento de minorías y mayorías al interior de cada
organización. Los “demócratas” oficialistas NO ENTIENDEN, o mejor dicho se
siente incómodos en organizaciones como una cooperativa, donde todos tenemos
derecho a opinar, hay un director de debates, se elige a la gente por nombre y
apellido no por planchas, no permitimos que dos familiares entren al mismo
organismo de la organización, tenemos un cuerpo contralor que da información
aparte en las asambleas y que siempre está atento a manejos raros de la gente
del Consejo de Administración y normalmente pasa observaciones por escrito o
participa de reuniones con la gerencia para corregir o alterar determinadas
soluciones. Para ellos eso de convivir con varias opiniones no es lo adecuado
les gusta imponer sus perspectivas sin oposición y procuran copar toda la organización con “su gente”. ¡Qué
desastre esa visión democrática y cooperativa!
Desgraciadamente nos enfrentamos
con un gobierno que dice unas grandes y hermosas cosas por arriba pero no logra
aterrizar medidas en la escala de la gente, en ninguna de las áreas –hoy- a
nivel que le preocupa a la gente.
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