FAUSTO MASÓ 25 DE JULIO 2015
Ver la bandera cubana alzada en
Washington ha conmocionado a la prensa mundial; sin razón, claro. No
presenciamos ningún día histórico como se repite, sino uno que poco cambiará la
vida en la isla: los cubanos seguirán intentando ir en balsas a Miami y los exilados seguirán viajando a La Habana
a visitar a sus familiares; el turismo no enriquecerá la isla porque los que la
visiten no vuelven cada temporada. A España, a Santo Domingo o a Aruba, en
cambio, los turistas vuelven una y otra vez. A Cuba van en un viaje
sentimental, por tanto basta con una visita. Cuba representa el recuerdo;
Aruba, pasarlo bien
El restablecimiento de relaciones
diplomáticas con Cuba ha indignado a algunos políticos en el Capitolio y al
exilio anticastrista de Miami. Estas relaciones no se rompieron por un capricho
de Estados Unidos, o de Castro, sino porque la isla apoyaba las guerrillas en
el continente y en África, y Estados
Unidos financiaba las expediciones contra la isla. Todo eso pasó a la historia,
ya no se recuerda. Se habla del rompimiento como si hubiera sido un capricho de
Washington.
El 73% de los estadounidenses aprueba el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas y lo mismo ocurre con el fin
del embargo.
Cuba no está aislada económicamente,
comercia con el resto del mundo, ha recibido una ayuda generosa de Rusia y de
Venezuela, pero ha sido dinero despilfarrado como ha ocurrido con la riqueza
petrolera en la Venezuela chavista. El sistema ahora permite abrir pequeños
negocios, pero no grandes inversiones. Por eso Cuba no produce riqueza, sus
dólares provienen del turismo. El gobierno ha despedido a muchos empleados
públicos, lo cual es un buen paso pero no basta. Los agricultores tienen más
control de su producción, pero se teme a la gran explotación agrícola. Los
famosos “cuenta propistas” prosperan,
pero el capitalismo cubano es el de la miseria, se limita a la labor del
barbero, o al del que repara cauchos, o al que vende artesanías.
Al gobierno cubano le basta con ese
capitalismo de la pobreza, porque los hermanos Castro no quieren perder el
control del país, permitir que surja un poderoso sector privado que le dispute
el poder. En Cuba no hay una empresa Polar ni inversiones de multinacionales,
Venezuela es un país más rico pero Nicolás Maduro está empeñado en empobrecerlo
solo que el petróleo sigue produciendo riquezas, aunque Pdvsa sea una empresa estancada y en
decadencia, porque en vez de aumentar su producción como quiere el chavismo,
cada año produce menos petróleo.
Se habla de permitir que grandes
inversionistas se apoderen de los centrales cubanos, esto a largo plazo traerá
alguna riqueza pero es un lento proceso y además los cubanos en la isla que
conocen la industria están muriendo.
En Cuba la infraestructura sufre las
consecuencias de años de falta de inversión, como comienza a ocurrir en
Venezuela, donde también un sistema monetario alucinante hace que el verdadero
negocio sea conseguir dólares.
En Cuba intentan rescatar los grandes
escritores del exilio, ambos con el mismo nombre: Guillermo Cabrera Infante y
Guillermo Rosales. Este último es un desconocido fuera de la isla pero su libro
Boarding Home es una obra maestra. Dice un crítico “Fundamentalmente, el autor
de Tres tristes tigres es siempre un ser racional y, por lo tanto, dramático,
mientras que el de Boarding Home es un personaje trágico, iluminado por la
locura”.
Esa bandera cubana que ondea en
Washington índica el primer paso de un largo camino. No se sale del atraso de
un día para otro, medio siglo ha perdido la isla gracias al socialismo y carece
de la riqueza petrolera que financia en Venezuela la locura socialista y
permitiría una rápida recuperación económica.
No se preocupen al ver la bandera cubana
en Washington o la de Estados Unidos en la Habana. Son meros símbolos que
sirven solo para llamar la atención, más nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico