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lunes, 20 de julio de 2015

“LOS 21 PLANES DE SEGURIDAD NO HAN PODIDO DETENER EL AUGE DEL CRIMEN Y LA VIOLENCIA”, por @manuelfsierra

Manuel Felipe Sierra 10 de julio de 2015

Entrevista a Fermín Mármol García, Criminólogo.
De 1.500 parroquias los colectivos están en 150. “los Pranes” controlan el 70% de las cárceles. Venezuela está ubicada entre los 5 primeros lugares con auge de la delincuencia, solo superada por países con conflictos bélicos. Las políticas públicas pueden partir de la buena voluntad, pero los resultados son los que importan, señala el especialista.

Es abogado, criminólogo, ampliamente respetado y además investigador de la delincuencia venezolana. Sus opiniones son ampliamente valoradas en el país y en el ámbito académico, estas son sus reflexiones para los lectores del ABC de la Semana.

— Recientemente el presidente Nicolás Maduro anunció un nuevo plan para reforzar la seguridad, frente al grave problema de la delincuencia. ¿Cuál es tu opinión?
— Ciertamente, hace unos días el Presidente indicó que va a luchar por desarmar hasta la última banda criminal y que va a enfrentar el crimen en Venezuela. Como ciudadanos definitivamente es una declaración que aplaudimos, tenemos que apoyarlo porque uno vive aquí, la gente que uno quiere vive aquí y lo que queremos es que el crimen y la violencia estén en niveles que nos permitan progresar, pero no podemos olvidar que ya han transcurrido 21 planes de seguridad, que han pasado 15 rectores de la seguridad por el Ministerio de Interior, y aunque hay algo de escepticismo comprendemos que un país “presidencialista” requiere que la política pública contra el crimen y la violencia parta de la Presidencia, es desde allí que podemos tener éxito en la lucha contra el crimen y la violencia y es lo que nos está haciendo falta.

— Se han anunciado 21 planes y ¿En tu opinión, cuáles han sido los resultados y sus derivaciones?
— Actualmente están activados tres planes de seguridad: el Plan de Patrullaje Inteligente, que es un plan que tuvo mucho éxito en Colombia y que era lógico implantar en Venezuela, éste depende de la policía municipal, estatal y nacional, así como también del componente de la Guarda Nacional Bolivariana que compensa el déficit policial. Apoyados en la tecnología ellos se organizaron por cuadrantes y aunque es un plan incipiente que aún tiene muchas fallas, tenemos que seguir apostando por él. El segundo plan es el Plan de Desarme, el cual fue exitoso en Brasil y tiene dos rostros: el desarme voluntario y el desarme forzoso. En el caso de Venezuela, sólo se ha aplicado el desarme voluntario de una manera muy tímida y de bajo perfil, lo cual no va a dar los resultados que se esperan que es recoger el 5% de las armas ilegales en un lapso de 3 años y después de ello vendría el desarme forzoso, del que nada se ha dicho. Éste es un plan que tenemos que seguir impulsando con mucha voluntad política.

— ¿Y cuál es el tercer plan?
El tercero es el Plan de Pacificación, que no ha dado resultados positivos en Centroamérica por lo que no debimos copiarlo en Venezuela, ese plan tiene que ser derogado y execrado de nuestras políticas públicas. Entre tanto, esos tres planes de seguridad completan los 21 planes que se han presentado desde 1999 y que no han podido ni siquiera detener el aumento del crimen y la violencia, es decir que cada año es mucho más violento que el anterior, lo que demuestra que las políticas públicas pueden partir de buena voluntad y con buena intención pero los resultados son lo que realmente importan.

MICROESTADOS

— Se ha señalado, que Venezuela es el segundo país con mayor violencia, y recientemente la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha solicitado al Gobierno información confiable sobre el auge de bandas y colectivos armados, que es un nuevo tipo de delincuencia la cual has denominado como “microestados”, que han cobrado mucha fuerza en zonas como el sur de Aragua, en Los Llanos y en la Cota 905 en Caracas.
— Ciertamente, Venezuela tiene dos serios problemas en este sentido: el auge del hampa común, esa que se estructura en bandas criminales y en megabandas criminales, las cuales cuentan con una estructura delictiva de más de 80 integrantes con armas cortas, largas y artefactos explosivos tipo granadas. Además de ello, están presentes los “microestados”, es decir, estructuras delictivas con un control territorial que muchas veces enarbolan banderas ideológicas, que han crecido y se han desarrollado en la revolución bolivariana, con ello me refiero a los colectivos armados que están en al menos el 10% de las parroquias de Venezuela. Es decir, de las 1500 parroquias que aproximadamente hay en el país, los colectivos están en 150.

— Y está el tema de “los Pranes”.
El segundo “microestado” por supuesto es “La República de los Pranes”; que controlan el 70% de las cárceles y no sólo tienen influencia dentro de los muros de la penitenciaria, sino que también han invadido parte del tejido social al ordenar sicariatos, extorsiones, secuestros, entre otras cosas. Estos sujetos han dañado a la sociedad incluso con signos culturales como el desmembramiento de cuerpos humanos, las fiestas pagas en las barriadas, etc. Mientras que el tercer “microestado” que también ha hecho mucho daño es el de los denominados “boliches” o el Frente Bolivariano de Liberación y sus distintas líneas en Apure, Barinas y Táchira, donde hay más de 1.500 hombres en armas, una fuerza paramilitar que controla el corredor del tráfico de drogas con delitos como secuestro y extorsión. Después tenemos otro “microestado” que son los pseudo-sindicatos que tienen realmente contra la pared a los constructores privados haciéndole todo tipo de exigencias inclusive, el de proveerse con materiales que ellos consiguen, amenazándolos con secuestros y extorsiones, lo cual se ha convertido evidentemente en un gran problema. Entonces, estos “microestados” tienen control territorial, tienen poder de fuego ofensivo, realmente muchas veces enarbolan banderas ideológicas para tener una “patente de corso”, y esto ha llevado a que Venezuela ocupe sitiales negativos en los temas de crimen. En una lista de más de 192 naciones, Venezuela está ubicada entre los 5 primeros lugares de todo el mundo, siendo superada sólo por países que tienen conflictos bélicos.

— Según el Observatorio Venezolano de Violencia la tasa de homicidio es de 82 por cada 100.000 habitantes y el año pasado hubo 24.980 asesinatos.
— Estamos proyectando varias cosas para el año 2015. Sobre el tema de asesinato de policías y militares en el país, creemos que va haber un aumento del 16%, lo cual ya sería una gran tragedia, porque en 2014 hubo más de 340 policías asesinados. Sobre el tema de secuestros, el aumento supera el 60% este año con relación al año pasado, y con respecto a los homicidios, proyectamos un incremento de al menos 9%, es decir, éstas son pruebas de que cada año es peor que el anterior, de que ni siquiera hemos podido lograr detener el crecimiento, de que las políticas públicas no han sido exitosas, han sido fallidas, han sido intermitentes y en algunos casos también inexistentes. Por lo tanto, a la promesa presidencial tenemos que hacer seguimiento y hacerle presión social para que se cumpla.

— Es un problema muy complejo que implica además del Estado a la sociedad en su conjunto. Por otra parte, has señalado que parte de la delincuencia suele atribuirse al traslado de la violencia colombiana, o que más bien se asemeja a la de Brasil.
— Desde el punto de vista criminológico, el hampa común venezolana, estructurada en bandas y megabandas criminales tiene una similitud al crimen y la violencia de Brasil, más que la de Colombia y mucho más que la mexicana. Esa hampa común que lo que quiere es hacerse de algo ajeno de manera rápida y con el menor riesgo posible, pero a su vez tener control territorial para delitos con nexos con el tráfico ilegal de drogas, por ejemplo, es mucho más parecida al tema brasileño, así como el tema de las barriadas o favelas. Más allá de ello, en ambos casos el sistema integrado de seguridad ciudadana, es decir, las instituciones preventivas y de represión del delito son inexistentes o muy débiles para tener medidas ejemplarizantes, trayendo como consecuencia que la impunidad sea el gran combustible y el mensaje que se da es que ser delincuentes es un oficio muy rentable y de poco riesgo, esa es la ecuación que hay que romper.

— Pero siempre se ha hablado de la delincuencia colombiana en el país.
Evidentemente el Plan de Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez que se llevó a cabo durante 8 años en Colombia, y previo a ello, el “Plan Colombia” que se ideó a finales del siglo XX, trajeron como consecuencia que hubiese un éxodo de guerrilleros en Venezuela, de paramilitares y de bandas delictivas. Pero ese es un tipo de delincuencia distinto, mucho más ligado al tráfico de drogas y bueno, de alguna manera las FARC y el ELN han hecho presencia en Venezuela, así como las Autodefensas Unidas de Colombia con aquel célebre caso en el año 99 del secuestro del empresario Richard Boulton, lo que nos demuestra que nuestra frontera no se protegió, nuestras instituciones no se fortalecieron y ese crimen de violencia importado colombiano, muy ligado al tráfico de drogas, armas y municiones, hizo realmente un impacto en los primeros años del siglo XXI en Venezuela y es muy lamentable, porque esa cultura era desconocida para nosotros, y entre otras cosas, generó el incremento de la corrupción y la complicidad de buena parte de nuestros funcionarios.

BRASIL Y COLOMBIA

— ¿Hay algún parentesco con esa violencia terrible que también azota a México? Aunque allí parece circunscrita al tema de las bandas enfrentadas por el narcotráfico.
El tema mexicano, tanto a nivel penitenciario como a nivel del control territorial por los cárteles de droga, podría ser un futuro que deseamos no llegue. Si nosotros los venezolanos no controlamos el crimen y la violencia, no hacemos disminuir la impunidad, no fortalecemos las instituciones con más y mejores funcionarios, ese futuro negativo que representa México con el crecimiento de los cárteles, y peor aún, el financiamiento del narcotráfico a temas políticos, municipales y estadales, va a convertirse en una realidad. Ojalá que aprendamos del ejemplo de Brasil y Colombia, que han podido reducir sus tasas de homicidios, de secuestros y la presencia de armas de fuego en sus calles y avenidas, porque de lo contrario el futuro no va a ser promisorio.

— Está también el tema del denominado “pequeño delito”, que son los secuestros express, asaltos y robos, que en la mayoría de los casos no se denuncian por lo que no hay cifras relacionadas a ello, pero esa práctica es una especie de escuela para los delincuentes…
— Sí, lo que se llama “escalera del delito”, que es permitir delitos pequeños traerá como consecuencia que esos infractores empiecen a planificar delitos de mayor estructura y mayor daño social. Eso es una realidad y es una tesis válida desde el punto de vista criminológico y sociológico, y yo lo que creo es que en Venezuela tenemos que innovar, cambiar el modelo clásico. Por ejemplo, en el caso de las cárceles se debería colocar el sistema inhibidor y bloqueador de llamadas telefónicas en todos los centros penitenciarios, para que los reclusos no puedan utilizar unas de las herramientas más perniciosas para ellos que son los celulares, desde los cuales ordenan sicariatos, extorsiones, secuestros, entre otras cosas. Se debería pagar el costo político que va a traer. Someter a los reclusos a que sólo utilicen teléfonos fijos con una duración de tres minutos y una grabadora que indique al inicio, en la mitad y al final de la conversación que dicha llamada está siendo generada desde la cárcel. Esa sería una manera de controlar el crimen y la violencia en uno de los microestados que es por supuesto la republica de los pranes.

— También has mencionado la necesidad de institucionalizar los llamados portales.
Sí, es cierto, ¿por qué no tenemos un portal con los delincuentes más buscados de Venezuela? Que aquellos ciudadanos que hayan cometido delitos atroces sean identificados y estén en un portal y que además ello se difunda a través de los medios tradicionales, pidiendo participación ciudadana para que quienes posean información sobre esas personas puedan proporcionarla. En tercer lugar, con tantos videos que son grabados por cámaras privadas y circuitos cerrados de personas cometiendo robos y secuestros ¿por qué no se colocan en los noticieros del país y se le pide a la colectividad identificar a esas personas? Tenemos que despertar a la ciudadanía y promover su colaboración anónima con la autoridad. Pero por otro lado, nuestras instituciones deben generar seguridad y confianza ¿cómo? nombrando a los mejores hombres y mujeres por meritocracia, alejados de la política partidista, enamorando al ciudadano, porque la autoridad no se puede imponer, se tiene que conquistar y eso es lo que nos ha faltado, tenemos una sociedad alejada de las instituciones que no confían en ninguna autoridad y eso tenemos que cambiarlo.

— Insistes mucho en la necesidad de que haya también un mejoramiento profesional, sobre todo en el caso de la policía de investigación, que por ejemplo se establezcan ciertos parámetros y estén sujetos a un mayor y cuidadoso aprendizaje.
— Hemos revisado cómo se ha reivindicado la labor del policía en los países asiáticos, cómo los mejores bachilleres de estas naciones desean ser educados en primer orden, hombres y mujeres del área de la salud, pero también lo desean para representantes de la ley y el orden. Yo creo que la función del policía tiene que ser reivindicada en nuestro país, porque además necesitamos más funcionarios. Con respecto a los policías uniformados tenemos un déficit del 70% y uno de 300% en policías de investigación, por ello necesitamos más policías, pero mejores policías también y una manera de lograrlo es tratando de reclutar mejores personas, elevando el nivel académico del aspirante y enamorándolos con un perfil socioeconómico importante.

— En el caso concreto del CICPC.
Exactamente, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) requiere hoy día universitarios y hay muchos jóvenes profesionales que quieren hacer pesquisas, quieren ser hombres de ciencia forense, mujeres de criminalística, y a ellos es a quien hay que entusiasmar con una carrera de méritos, alejada de la política partidista y en donde el aspecto socioeconómico pueda garantizarles ser el sostén de su hogar. Eso hay que transformarlo.


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